Editorial Diciembre 2023

10.12.2023

¿Y ahora?

Ilustración: Hora French
Ilustración: Hora French

Los meses caen de prisa y ya es el último del año. La cuenta está llena de simbolismos, de ciclos, de cierres, de ansiedades y también de incertidumbres. Pero se trata de la suma de un planeta que amanece y anochece más de trescientas veces, como uncido a un trapiche del que gotea esa quimera llamada tiempo, tiempo que aja la piel, piel que está sola en la frontera, frontera que buscamos cruzar, cruces de lunas con soles, soles que alumbran vidas, vidas que hacen lo que pueden cuando se olvidan pactos de hacernos cargos unos de otros. Esos otros de los que formamos parte, con los que fracasamos una y otra vez sin aprender del todo. Estamos en aprietos y llevamos así toda la vida. Nos agachamos una vez más y con nuestras manos y con nuestros pies recomenzamos esta vida que nos ganamos aun cuando estamos perdidos. O bien solo para cumplir los rituales de nuestro eterno recomenzar. Y si atravesamos los años hasta llegar a la frontera, si estamos decididos a cruzarla de noche y de día, al temple del ahora, entonces no queda otra y volvemos a ganarle una tierra media al mar del albur. Esta es albergue de muchas voluntades y no es que dirijamos la nave. Nada más nos apoyamos en el timón, adormecidos y llenos de preguntas parecidas a un acúfeno, a beber nuestra cerveza entremirando la estrella aun borrosa, o tal vez sea que nos olvidamos los lentes en la cabina. Y al tambalear, otros brazos lo sostienen a uno o a una, y nos confiamos en el largo viaje y nos contamos historias que nos revelan la continuidad de las pieles. Alguien habla de un pacto de amor o muerte, otro habla de un pianista en esta tierra lejana. Alguien señala la vergüenza divina, otra voz evoca a discípulos sin remedio, o a héroes soslayados, y más allá se oye cantar un aria de derrota sin victimización. Y más acá una mujer pregunta a otra al pie de la cultura, y se escucha decir algo sobre las plantas sagradas. Se intentan deslindar géneros o estilos musicales, otra voz recuerda cartas con la firma cambiada. Hay cuerpos atrapados en fotos y fotos a ambos márgenes del mar. Suena una voz rapeada, y aparecen libros. Libro que va al afluente poético, libro que historia un pueblo, libro que hilvana retratos, libro con el aura de unos dedos.

El dulce transcurrir incluso del dolor, el de estar vivos, el de estar demudados, y escuchamos a los otros y otras que han comprendido que no nos salvamos solos, nunca. Que somos testimonios, que seguimos aquí, anocheciendo y amaneciendo, que retomamos la tarea.



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