La sal de Daniel

10.03.2024

A propósito del regreso de Daniel Giraudo y de la próxima presentación de "Los Relatos del Termo Luz -Milagro", el libro/disco que finalmente será publicado, con sus nuevas canciones, y que también contará con temas de todos sus discos anteriores.

Horacio Sosa

Daniel Giraudo (ph Lucio Carnicer)
Daniel Giraudo (ph Lucio Carnicer)


Daniel Giraudo es guitarrista, cantante y compositor, aunque en sus últimos discos toca cuanto instrumento considera necesario y posible incorporar.

Su canción "La sal de Mandinga", que le dio nombre al primer disco (en 1984) de su grupo más conocido, Tamboor (el primero fue Martín Maguceno), integra el selecto grupo de canciones que identifican los años '80 de la música popular de Córdoba.

Esas composiciones, las de aquel disco y de los siguientes ("El vigía", de 1986, 2do disco del grupo, y "Diente de esquimal", ya como solista, de 2011) tienen una buena dosis de misterio y luminosidad, fusionan lo eléctrico y lo acústico, el rock, el folklore y el jazz, el "adagio y el allegro", lo cercano y lo remoto, lo real y lo fantástico. Y también está lo clásico en su música: lo respiró al lado de su hermano, Carlos "Payo" Giraudo, el destacado y recordado director de orquesta cuyo aniversario 22 de su fallecimiento está próximo a cumplirse.

Toca guitarra eléctrica y la española con una precisión, un sonido y una elegancia que siempre caracterizaron sus actuaciones y deslumbraron a sus fieles oyentes.

El libro/disco "Los Relatos del Termo Luz-Milagro", confirma su afán literario y musical, y su próxima presentación en Córdoba, nos devolverá la voz de este singular creador que lleva a nuestra ciudad consigo, aún allá adonde vive, en la Málaga española donde el Mar mediterráneo se integra a su recuerdo del Río Suquía. Ya anunció, además, que en dicho concierto tocará canciones de todos sus discos, lo cual seguramente será muy bien celebrado por el público.

Esta no es una entrevista, lo aclara quien escribe esto. Se armó a partir de intercambios de mails y chats de whatsapp. Es más bien una conversación a distancia de músicos amigos que han compartido escenarios y encuentros en aquellos años -cuando estaban en la cresta de la ola- y después también, en el "Ruido de Fondo" de los primeros años 2000, en el Ciclo de Cantautores de Alta Gracia, o en algún encuentro personal en la casa de Daniel en Villa General Belgrano, en 2015.


Horacio Sosa y Daniel Giraudo, hace unos años en la puerta de Radio Nacional Córdoba (ph Lucio Carnicer)
Horacio Sosa y Daniel Giraudo, hace unos años en la puerta de Radio Nacional Córdoba (ph Lucio Carnicer)


HS.: Daniel, siempre me pregunté por qué tu permanente ir y venir al paisaje litoraleño, tanto físico como humano, a esteros, juncos, cañaverales, garzas, capangas y mensúes. Te lo pregunta un entrerriano que se bañaba en el rio marrón del Paraná siendo muy chico y que huía de los cangrejos, y nunca lo mencionó en una sola de sus canciones.

DG: Ya ves, las canciones son así: se ubican en cualquier lugar, merodean allí, sin molestar a la gente o pisotear los paisajes o su identidad como pueblos o ciudades, y finalmente vuelven y te traen el material que tenés que desentrañar. Todavía conservo la visión de tu padre saltando de las fauces de una fabulosa lampalagua (o del ómnibus si querés) volviendo del laburo…

HS: guau… eso del ómnibus te lo debo haber contado yo, aquella vez que tocamos en "Ruido De Fondo", que estaba mi viejo, el correntino, jaja, porque si no, de dónde lo vas a saber? …la anécdota de que mi hermano Carlos y yo esperábamos a mi viejo, muy chiquitos, en una esquina de Diamante (Entre Ríos), mi ciudad natal, en la que mi papá saltaba del ómnibus en movimiento, cargado de ferroviarios, y para nosotros era Superman… jaja

DG: …y sí, debe ser de ahí, pero lo de la lampalagua es por Ramón Ayala…

HS: … el gran Ramón Ayala que partió hace muy poco, el 07 de diciembre del 2023…

DG: …pero también viene de cuando yo hablaba con tu primo, el gran bajista Ernesto Negrito Cuevas, al que yo le "tiraba la lengua" para que me contara cosas de Diamante (y así yo viajaba). Si tenés suerte la canción cae, y si no, tenés una ilustración musical pintoresca que no sirve para nada… (ja)

HS: …es un "universo" que dispara tus historias o que al menos las viste, con especies de plantas y especies de aves que no nos rodean en la cotidianidad de nuestra geografía mediterránea. Y esto confirma tu espíritu viajero…

DG: Te decía que las canciones viajan, o las hacés viajar también. Desde tu aldea podés sentir ese "universo"! …y te ahorrás el pasaje (ja).

HS: Este es un rasgo visible en aquel primer disco de tu etapa con el grupo Tamboor, "La sal de mandinga", un disco que no me equivoco si lo llamo disco "de culto"… empezando por el tema que da título al disco, y prácticamente por todo el programa: "Pueblo amarillo", "Plaza del ángel", "Triunfal inmóvil", "Radio Lontha", "La fiesta de los buzos", "Oigo el agüita", "Lancero" y "Luna de los juncos", todos de tu autoría.

DG: Sí, en ese disco nos la jugamos con Tamboor, e hicimos algo para compartir con el público el mayor tiempo posible; le dimos lo mejor que pudimos. Esto resultó así, tal como quisimos, pero no pretendíamos ser de "culto", o peor aún de "púlpito", sermoneando, dictaminando, o sugiriendo que traíamos verdades revestidas de música. Eso sí, teníamos una especie de certeza de que el público se las apropiaría con su propia creatividad. Nuestro público Cordobés fue genial en ese sentido: nos otorgaban libertad absoluta y nosotros respondíamos tirándonos a la pileta sin dudar.

HS: En aquellos '80 de la vuelta a la democracia, en un clima de época que parecía empatizar más con la actitud contestataria de cierto tipo de canción politizada, vos contabas la historia de unos buzos que daban una fiesta en el fondo del mar ("La fiesta de los buzos")… "Vives en un tiempo en el que el mundo gira / esquivando a la calamidad /Si pudieras ver la fiesta que los buzos /dan en la profundidad…", son versos que muestran de qué manera dialogabas con esa etapa histórica y su cancionística. ¿Lo recordás así?

DG: Seguro; también lo hicimos sintiéndonos una parte más de todo ese diálogo que mantenían todos los músicos que luchaban a brazo partido para llegar con las mejores músicas y poesías posibles.

HS: Percibo que en las historias de las canciones, tus personajes parecieran acceder a una dimensión paralela, o a un plano que sobrevuela la cotidianeidad, o algo así…

DG: Bueno, también esa cotidianeidad me nutría, y creo que sin lo cotidiano las canciones y los personajes que lo habitan, se hubieran "secado", por decirlo así.

HS: …Tipos sociales (el ciego vendedor de la lotería, el capanga, el mensú), como atraídos por una espiritualidad donde no hay la conflictividad del mundo real.

DG: Yo agregaría, si te parece, que la identidad de esos personajes o los lugares que habitan, conservan eso: una identidad paralela con sus lugares y culturas. La identidad no dispara las guerras; a esas porquerías las disparan los credos y religiones; nunca el conocimiento o la identidad de los pueblos o de mis personajes, en este caso.

HS: Eso por un lado. Por el otro, también encuentro tipos culturales (el esquimal o el lancero) de latitudes distantes en la geografía o en el tiempo, que son traídos de sus entornos y hasta despojados de su exotismo y cargados de una subjetividad cercana, como acortando distancias, como "horizontalizando" lo global, lo planetario…

DG: Horacio, dejáme insertar algo fundamental para mí, en esta nota virtual; y es que no puedo sustraerme a que estoy hablando con uno de los mejores "cancioneros". Te he llegado a decir que si un compositor clásico hubiera visto como vos construís una canción! …se le caía la mandíbula! …ya está, ya lo dije, ...prosigamos (ja)

HS: …me parece que no voy a transcribir tu opinión…

DG: …no lo hagás si no querés, pero no es un halago, no es 'me gusta-no me gusta', hablo del equilibrio que tienen tus melodías…

HS: …bueno, Daniel, gracias, pero quién me lo dice!… tus canciones son las más equilibradas, y muestran a su vez una sucesión de climas que siempre admiré…

Sigamos con tu uso de la palabra "cancionero", que acabás de hacer, en lugar de decir "cantautor" o cancionista", te digo que me encantó… ¿así se lo nombra en España? Aquí cancionero sigue designando el cuaderno o revista con las letras y acordes de las canciones populares, de cualquier género… seguro que lo recordás...

DG: …sí, claro, yo tenía un librito, con las letras de Los Chalchaleros, Los Fronterizos, era mi "biblia", la primera "biblia" mía, se llamaba "El alma que canta", que era una maravilla… y si salía Ramona (Galarza)(1), no te digo nada… aquí tengo que hacer una mención especial, porque era muy grande mi admiración desde niño hacia la "grand-diosa" cantante correntina. Yo la escuchaba por la radio a escondidas de los fans de los Beatles; y cuando cantaba en guaraní, ya era un amor incondicional; y aunque la escuchaba por la radio, yo sostenía que "Ella" me cantaba a mí y sólo a mí. Te diría que yo estaba enamorado de Ramona casi un poco más que de mi maestra del colegio…

HS: ...ah, bueno… entonces de chicos hemos vibrado con la misma cuerda. Imagináte mi familia paterna de Corrientes… todo el día con Ramona… "Acuarela del Río", "Alma guaraní", "Nda recoi la culpa", "Trasnochados espineles", "Río Manso"… tremendo! …Pero volvamos a tu uso de "cancionero"…

DG: …ah, sí. Para mí también es el cuaderno con las letras, pero cuando usé la palabra "cancionero" lo hice como en el relato de uno de los temas del Libro/Disco que voy a presentar en Córdoba, allí sostengo que las canciones existieron antes que los cantautores, uso ese nombre para designar a quien ejerce el oficio, como el panadero, el carpintero… el cancionero de hace mil años, el que hacía las canciones, el juglar… se me ocurrió esa palabra y listo…

HS: Y yendo a otro aspecto, Daniel… seguramente siempre hay un subtexto realista como disparador de historias, pero las imágenes y la música que las transportan las hacen fantásticas, surrealistas y hasta delirantes. Pero en el disco "Diente de esquimal" que en 2011 te editó la revista "La Central", acompañaste las letras con breves relatos tuyos, allí incorporaste los textos ya como parte de la cosa, por ejemplo, el de la "señora inmensa" que pedía limosna en tu casa y de pronto la hace brotar en el medio de un gigantesco arenal (en "El arenal")*.

DG: En el libro/disco que voy a presentar hay un homenaje a los cancioneros que como yo, tocan "de oído" y escriben "de ojito" (ja); soy consciente de mis limitaciones como escritor y por eso digo que son 'relatos' nomás (para "zafar"… ja ja); y tenés razón, porque eran parte indisoluble de las propias canciones.

HS: …o la historia de un horno de barro en Ischilín y un iglú esquimal de Groenlandia, que según decís en el relato "dialogan cada cual con su paisaje en la perfecta sincronía de sus formas", y en la letra misma del tema ("Diente de esquimal") los versos "…esquimal, esquimal /mi memoria quedará/ guardada en la memoria de las ballenas… ", como un sentimiento distópico, apocalítico, que puede combinarse con "Atado a la evolución", donde si el marfil se ha perdido significa que los elefantes se perdieron antes, una irónica evolución que involuciona, que des-cuida el ambiente.

DG: Siento que por suerte, ya empezás con tu propia poética y eso me emociona. ¿O nos vamos a creer que el público nomás se emociona cuando nos escucha en un conciertito?; cuando alguien me dice que con tal canción se emocionó, siempre le digo que yo también, y que me sorprendí cuando la canción se hizo.

HS: Daniel, la forma canción sigue su camino de unidad indivisible de letra y música. Pero también está la letra "no escrita" de la música, cuando sentimos que la música sola tiene una letra y nos "dice" igual. ¿Cómo lo vivís desde tu música?

DG: Nunca pude estudiar la música y sus leyes o disciplinas. Lo intenté y fracasé una y otra vez; no podía aislar música y letras como decís; pero me las rebusqué y pude relacionar mi música con imágenes, colores y algunos gestos de las gentes y míos propios.

HS: Volviendo a tus relatos, veo tu interés en ellos, tal vez para "contextualizar" o prologar el texto de cada canción, y que además suman un ejercicio creativo, literario; los del cd de "Diente de esquimal" están muy bien escritos, hay un lenguaje propio y una forma de disponerlo en el papel. Esto se puede ver en "El traje del que espera", por ejemplo. Tu manera poética de ligar suerte con muerte -más allá de la rima- en "Pozo de la suerte" ("Me emboca tu boca/pozo de la suerte/me emboca tu boca/pozo de la muerte"). Y hasta me hiciste sentir un guiño al inconsciente colectivo generacional cuando en "De la ribera" escribiste "…Y si voy a buscarte/ que sea en esto de andar/ caminando, tiritando…", me lo trajiste a Donald(2) de una.

DG: Ja ja, no tenía otra; a veces creemos que en una canción debe o puede entrar lo que nos gusta o estamos de acuerdo; pero a veces no sucede; entonces tenemos que hacer de tripas corazón y poner lo que "tiene" que ir nomás, así nos dé hasta miedo en algunos temas; ya ves, las canciones son así. Menos mal que la canción no me pidió cantar "sucumdún-sucumdún"(3) pero te digo que lo hubiera puesto de una para sacarme la canción de encima (ya ves, la canción es así) y cuando la termino tengo esa sensación de habérmela quitado de encima...!! una menos!!

HS: …o cuando contás en "Prestidigitador (Digital)" lo del "curso de magia por correo" y el diploma obtenido y cambiado por un "programa de Google Earth para tener una visión satelital de las Líneas de Nazca (Perú)", donde proponés un juego de flashbacks al pasado, hoy vintage, que dispara emociones ligadas a la ternura y a la ingenuidad adolescente -si no infantil- de un tiempo muy lejano, y de vuelta al presente, el contraste con lo tecnológico digital y lo misterioso cósmico.

DG: No se me da ponerme en modo de 'propuesta' cuando se me viene una canción. Compongo con la sensación de que tanto relatos como canciones van a caer por sí solas: o por las buenas o por las malas. Yo intento que sean por las buenas y por eso le pongo lo mejor que tengo y puedo.

HS: Daniel, tu próximo libro/disco -que presentarás en un tiempo cercano y que marcará un nuevo retorno tuyo a Córdoba- sospecho que tiene algunas canciones que escuché en vivo en alguna de tus venidas a Córdoba, como "Ni capanga ni mensú", "Torcacita" y "La virtualidad del bien", habláme de las otras y de esta idea del libro… ¿reinventan tu lenguaje con relatos propios -y con ilustraciones de un viejo amigo y socio artístico, Fernando Pont Vergés- re-crean un espíritu musical que encuentra finalmente su hora y su forma de publicación? ¿Cómo lo sentís?

DG: Los "Relatos del Termo Luz-Milagro" con sus músicas, letras e ilustraciones ya tienen 11 años desde su creación y yo llevo otros 11 años tratando de publicarlos sin poder lograrlo; puede que los Sellos discográficos, representantes o difusores no vean una repercusión o éxito inmediato tal como se entiende y se persigue; también puede que el impedimento se deba a mi propia forma (desastrosa) de gestionar mis cosas; puede que lo mismo le pasara al "Diente de Esquimal" que tardó casi 20 años en publicarse. Pero puede también que mi desastre editorial se deba a la propia naturaleza de las canciones que llevan adherido ese designio de encontrar su propio tiempo, forma y lugar en que aparezcan y en las condiciones que deban ser. No lo sé; lo que sí sé y me entusiasma es que la gente que tiene mis músicas hará lo mejor para mí: la tendrá, la escuchará, la guardará, la recreará, y elaborará su propia poética haciéndolas propias. Eso es lo mejor (y espero que le pase) a los "Relatos del Termo".-


(1) Ramona Galarza (1940-2020. Corrientes): cantante argentina de chamamé y música litoraleña.
(2) Donald (1946. Buenos Aires): cantante argentino de pop latino y balada.
(3) Sucumdum: expresión de uso rítmico acuñada por el cantante argentino Donald en la canción "Tiritando"



Multimedia 

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Discos de Tamboor


Una Letra, Un Relato

*El arenal
(Daniel Giraudo)

Ha brotado mi casa al borde del camino
sé que en las puntas siempre hay una ciudad
nunca escuché el cimbrón del alambre del río
porque brotó mi casa en un arenal

Ay corazón
yo no sé qué es un premio
ay ya lo sé, nunca veré la ciudad
pero en mis noches escucho a los grillos
pintando las constelaciones
la ra ra / la ra ra / la ra ra

Pasan las nubes
que van zarandeando el rocío
pasa una víbora
y tengo el augurio de un tren
qué daría por oír alguna bocina
o ver el farolito de algún almacén

Ay corazón
yo no sé qué es un premio
ay ya lo sé, nunca veré la ciudad
pero en mis noches, en los charcos
los sapos saltan las constelaciones
larará/ larará / larará

Y hay una quilla clavada en la arena
tengo un boleto vencido para alta mar
de este arenal no quedarán más rastros de tu amor
larará/ larará / larará


Relato de "El traje del que espera"
(Daniel Giraudo) (Del disco "Diente de esquimal". 2011)

"Las vías del ferrocarril funcionaban como un 'cierre relámpago'. Se juntaban y cerraban todo a medida que el tren avanzaba y se alejaba del pueblo… Los que se iban y los que se quedaban compartían el mismo sentimiento: querían sacudirse de cualquier expectativa que el pueblo hubiera depositado en ellos. Esto era una despedida liberadora con un rock a toda máquina. Era también un homenaje a la máquina de coser 'Singer', un verdadero ícono de la industria del Corte y Confección que funcionaba con el mismo principio mecánico de los trenes.

Las costureras en los pueblos lo sabían y cada cual en su "Singer" escapaba del pueblo, dejando atrás habladurías y rencores."


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