Mimi Maura: Como chupando un bombón
Midnerely Acevedo nació en Santurce, Puerto Rico. Su personalidad, esencialmente artística, musical, la llevó por distintos caminos. Hasta llegar a la Argentina y convertirse en Mimi Maura, intérprete exitosa y admirada por el público. Con ella charlamos y aquí dejamos algunos de esos momentos.
Jackie Bini
¿En qué momento llega la música a tu vida, cuándo descubres esta pasión que te moviliza?
Mi mamá me dice que yo canto antes de hablar. La música ha sido importante para mí desde que me conozco. Primero, mi padre era cantante y tenía varios discos, los cuales yo tenía y escuchaba desde muy chica. También mi mamá me dice que ella me ponía música para relajarme, para que yo me durmiera cuando era bebé. Y yo viví entre Puerto Rico y Chicago mis primeros años. Entonces tuve la educación bilingüe en esas épocas, en los años setenta. Mi mamá participaba de varias iglesias, así que cantaba. Me aprendía las canciones de una manera así que no me daba ni cuenta. Me levantaba y cantaba. A veces lo que recuerdo de cuando era niña es que la gente dejaba de cantar para escucharme a mí. Entonces yo no le preguntaba, no le pedía permiso a nadie. Estaba el pastor, estaba la esposa del pastor que tocaba el piano. Y yo simplemente cantaba. Era algo que sabía hacer y me gustaba hacer. Lo hacía donde sea. Iba en un colectivo con mi mamá, cantaba. Todo esto desde muy chica, cuando había eventos en las escuelas cantaba las canciones que me sabía de mi mamá. Cantaba los boleros clásicos como En mi viejo San Juan, Historia de un amor. Bueno, todas esas canciones así amorosas que todavía me las conozco porque crecí con ellas y no se me olvidaron nunca. Así que desde muy chica fue importante para mí la música, es mi manera de comunicarme con el mundo. Y todavía lo es. Y a partir de los 14, 15 años, tuve la oportunidad de cantar con varias bandas, amigos de mi hermana mayor. No nos criamos juntas porque somos de distintas madres, pero cuando yo tenía 15 años nos hicimos muy amigas. Y me iba a buscar todos los fines de semana y yo me quedaba con ella. Entonces me presentó a su grupo de amigos músicos, o sea que ella me llevaba a las salas de ensayo. Y yo iba y ensayaba con los chicos covers, canciones de los Beatles, canciones de la época que estaban de moda. Y empecé tocando en festivales, en la playa. A los 15 no iba al cine con la gente de mi edad, sino que ya empecé a salir con gente de 20 años a tocar en clubes y en festivales de playa. Así que eso me dio un camino como para ya darme cuenta que era algo que me interesaba hacer. Así estuve como en 3 o 4 bandas, hasta que después armé un grupo con mi hermano Miguel, al que le llevo un año y medio. Ahora mismo vive en Tampa. Tuvimos una banda juntos que se llamaba Rencor, y fue la primera vez que pude experimentar hacer canciones en español. Entramos en un certamen que había de música, de rock nacional en Puerto Rico, y daban unos premios de música, viste, daban unos equipos. Así que nosotros nos anotamos y teníamos que hacer 3 canciones en español. Ganamos el segundo lugar.
¿Cómo continuó ese trayecto inicial de expansión?
En esas competencias de rock que participé conocí a Melba Miranda, ella era manager y productora de eventos en Puerto Rico, nos hicimos amigas y ella me decía que quería armarme una banda de chicas. Yo había tenido unas 4 o 5 bandas, todas con amigos, varones, en realidad no había conocido ningún grupo con chicas en esos momentos. Estamos hablando de 89, 90, después de Rencor. Yo había dejado de tocar por un tiempo, estaba estudiando artes plásticas y me enamoré de la escultura. Estudié en una escuela tipo high school que era de arte, así que hice 4 años de artes plásticas y después estuve en la universidad. Mi hermano se fue a Estados Unidos y entonces surgió esta idea que tenía Melba de juntar a las chicas. Había solamente una chica que conocía, tocaba en una banda de hardcore que se llamaba Golpe Justo en Puerto Rico, Marcela, la bajista. Hicimos una reunión, nos conocimos, pegamos buena onda por suerte, la verdad que todas estábamos impresionadas de poder tocar con otras chicas porque a todas nos pasaba lo mismo, éramos de distintos ambientes todas. Una de las chicas vivía en el oeste, que estaba a unas 3 horas de San Juan, así que ella estudiaba en San Juan y por lo tanto era difícil que nos conociéramos, entonces empezamos a ensayar y a tocar. Así nació Alarma, la banda. Ese primer año, como Melba ya tenía sus contactos, nos puso a tocar en los festivales que ella estaba produciendo, hicimos apertura del show de Fito Páez en Puerto Rico, también hicimos apertura del show a los Fabulosos Cadillacs, que ahí fue donde conocí a Sergio (Rotman, su compañero de vida). Lo importante era tocar y tocar, esa es la manera que uno se pule, poder presentarse y pasar de los nervios, y obviamente que era raro porque la gente como que se nos quedaba mirando, no entendían qué estaban mirando y no aplaudían, no hacían nada, nos miraban como si fuéramos alienígenas. Y supongo que lo éramos, porque además estábamos haciendo una música pesada, en ese momento le llamaban algo así como grunge, pero bueno, era rock and roll, tocábamos desde canciones de Led Zeppelin y Janis Joplin, hasta algunas canciones del rock en español y después empezamos a hacer canciones originales también. Fue una experiencia muy enriquecedora, con la cual recorrimos toda la isla, también tocamos en México y tocamos en Los Ángeles, en Miami, en Nueva York, una linda experiencia.
¿De qué manera se da tu desembarco en nuestro país?¿Cómo ha sido su experiencia como mujer dentro del ambiente?
Yo llegué a Buenos Aires por primera vez en el año 1996, ya conocía de artistas féminas del rock como Celeste Carballo, como Erika García, Mata Violeta, siempre con la ilusión y la admiración hacia estas mujeres que ya estaban haciendo lo que yo quería hacer. Obviamente que vi una evolución en estos más de 20 años que pasaron, hay más mujeres que se han atrevido a entrar en la música popular y a estar en ese medio. Ese medio que bueno, si era un medio más varonil o machista, se debe también a que los hombres siempre los dejaban ir a la calle desde más jóvenes, las chicas siempre tuvieron que guardarse en su casa o por lo menos así era cuando yo era niña, las nenas adentro y los nenes podían salir afuera y hacer lo que quisieran. O sea que ese machismo viene desde nuestras casas y de nuestra sociedad que nos enseña esto, de que las mujeres son más débiles y hay que cuidarlas. Creo que en estos últimos años eso ha cambiado, las generaciones han evolucionado y por suerte, creo que está muy bueno que haya más mujeres en el ambiente. Obviamente que también todo ha evolucionado y ha mejorado de cierta manera, antes los camerines eran mucho más difíciles para las mujeres porque generalmente no contaban con un baño limpio ni nada así, yo creo que eso también ha mejorado. Conocí después muchas músicas en Puerto Rico que hacían otros estilos, estaban metidas en la ópera y en el jazz porque el rock era varón, como te digo, era cutre, era sucio, no había lugar para nosotras. Igualmente estoy comparando mi adolescencia y mi niñez en Puerto Rico con Argentina que es un país grande, no es una islita, pero sí, he visto una evolución, qué sé yo, me es raro porque hay mucha más música ahora, eso es lo que pasa, ha sido un cambio muy grande el tener la música disponible por internet, ya no tenemos el CD, ya no usamos el cassette, ahora directamente entramos a Spotify o a Youtube y escuchamos la música, a veces ni siquiera terminamos de escuchar los discos, entonces es muy raro como se escucha música hoy en día, es muy raro todo. Pero bueno, ahí vamos, seguimos porque la música es parte de nuestras vidas y es importante para nosotros y no vamos a dejar de hacerlo. Hay mucha música inmediata hoy en día, eso es lo que veo y de momento se puso de moda sacar la colita para afuera, pero yo estoy grande para eso.
¿Qué tiene que tener una canción para que la elijas y forme parte de tu repertorio?
Para poder cantar una canción me tiene que gustar y no solamente gustarme, tengo que poder sentirla y sentirme cómoda con ella. Me cuesta mucho memorizar canciones, la canción se tiene que integrar a mi cabeza como parte de mí. Claro, primero las ensayo y las leo varias veces antes de salir a cantarlas, pero ya cuando veo que una cosa me cuesta, trato de no hacerla más. Es bien importante para mi que la canción, el estilo, lo que yo elija, me toque a mí el corazón y tengo que realmente vivírmela. Creo que lo más importante, esa es la parte teatral en mi música, es que yo interpreto de una manera muy viva cada canción que canto, eso me parece que lo aprendí con mi viejo. Mi viejo era un cantante extraordinario, le decían el ángel de la canción y él me decía "canta como si estuvieras chupando un bombón". Obviamente que eso no lo entendí hasta hace muy poco, siempre decía, "ay papá, por favor", porque yo quería cantar fuerte y agudo. Después me di cuenta que yo cantaba de más y nada, pues fui perfeccionando lo que a mi me gusta, porque ahora lo que me gusta es no solamente complacer a la gente, sino que quiero sentirme cómoda con lo que estoy haciendo y poder escucharme a mí misma, porque a veces una no se da cuenta. Es importante poder escucharse, aceptarse y quererse.
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