Vicente Rossi: contribuciones para una cultura lenguaraz (II)

10.03.2024

Advertencia: Suscribiendo al criterio de la reciente reedición de los Folletos lenguaraces de Vicente Rossi a cargo de la editorial de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, respetamos la ortografía y las "reglas" lingüísticas utilizadas por Rossi, ya que, las mismas era parte de su programa de creación de un idioma nacional rioplatense.]

Matías Rodeiro

Vicente Rossi, 1932
Vicente Rossi, 1932


Una imprenta militante

La Imprenta Argentina reaparece en esta trama porque además de su catálogo, sus libros y sus autores (que incluían al mismo Rossi); también funcionó como locación de referencia para la militancia de un movimiento político y social particular. En su sede, en la calle Deán Funes, hacia 1914, sesionaría el Centro Georgista de Córdoba (luego, Sociedad Georgista). En 1918 desde sus máquinas se imprimirían los pasquines de la Biblioteca Georgista, "una colección de textos breves para la difusión a bajo costo". El número 2 de esa serie es una traducción de No robarás de Henry George. También se habría publicado el órgano de difusión de la sociedad. La Evolución Georgista. Allí además se vendían traducciones españolas de libros de George, como Progress and Poverty, "especialmente traídas a Córdoba por la Sociedad Georgista".

El georgismo fue una corriente de pensamiento inspirada en las propuestas de Henry George (1839-1897), basada en principios de la tradición liberal, "donde el derecho natural, fuente de los derechos individuales, junto con la eliminación del control estatal sobre la actividad económica y el libre acceso a la tierra por parte de los ciudadanos, permitiría la justa distribución de la riqueza". Resaltaban que la propia tradición iusnaturalista enseñaba que la tierra y sus recursos habían sido entregados a toda la humanidad en común. En términos programáticos el georgismo estaba abocado a la revisión de los sistemas impositivos y a la renta de la tierra. Y promovía según, "principios de progresividad tributaria", el impuesto único "a la renta de la tierra que supliría los gravámenes al consumo y la producción, atacando el proteccionismo de las aduanas, en favor de una política liberal antimonopólica".

De fuerte arraigo en Uruguay, en dónde la causa georgista habría arrimado a Rossi a la figura de Constancio Vigil (luego la sede de la Imprenta Argentina también fue "agencia representante de las publicaciones de Constancio C. Vigil en la ciudad de Córdoba. Por caso, las suscripciones a la revista Billiken"). En Córdoba, lo juntaría –por un motivo adicional- con Saúl Taborda, Bernardo Ordoñez, Capdevila, Arturo Orgaz y Deodoro Roca. Ezequiel Grisendi, a quien venimos citando, señala que "el dato más significativo del compromiso de Rossi con el georgismo fue su participación en la contienda electoral municipal en 1917 como parte del Comité Impuesto Único Municipal. En julio de ese año, la Sociedad Georgista y sus miembros presentaron su candidatura [a concejal] en las elecciones municipales de la ciudad de Córdoba" ("Contra nuestro feudalismo: Intelectuales y política en la expansión del georgismo en Argentina. Córdoba, 1914-1924").

La militancia y las publicaciones georgistas también formaban parte de la prédica de la Asociación Córdoba Libre, de la Federación Universitaria de Córdoba. Y se sumaban a los eslabones del Círculo Artístico, la Universidad Popular, la candidatura de Aturo Orgaz como diputado provincial por el distrito Capital por el radicalismo "rojo", el Comité Pro Paz y Dignidad Argentina, el Comité de Graduados Pro Reforma Universitaria, etc. Listones a los que Requena considera como el tablado sostenedor de una "escena liberal" en la que se desarrollaría la obra de renovación cultural de la Reforma. "Espacios de sociabilidad" en los que encontramos a los autores publicados (Capdevila, Orgaz, etc.) por Rossi a través de la Imprenta Argentina y al propio Rossi. A quien la ficha del catálogo de Culturas interiores define en su filiación política como: "liberal, laicista…". "¡Sepárese la Iglesia del Estado!" fue uno de los artículos que Rossi escribió para el diario La Libertad de Montevideo, 3 de junio, 1891. En Cosas de negros… y en sus Folletos…, abundan ácidas referencias al clero colonial (Cosas de Córdoba, el actual Arzobispo de la provincia mediterránea, jesuita, de la línea del papa Francisco; es nieto de Rossi).

Cierto es que aquel ethos liberal demandante de la democratización y laicización de la universidad, del idioma, de la cultura, del estado, de la tierra, de la ciudadanía y de todos los espacios de la Docta (y del mundo) es un hilo insoslayable para la comprensión de los fundamentos del movimiento reformista. Aunque no menos cierto es que aquel liberalismo se tensaba a sí mismo, por ejemplo, abriendo un revisionismo (que en el caso de Rossi atravesaba la siempre incómoda -y nunca del todo "domesticable" - figura de Morerira). Aquel liberalismo además se conjugaba con otras corrientes que iban del anarquismo al socialismo (y al deslumbramiento por la revolución rusa), del conocimiento científico al vitalismo, del modernismo a las vanguardias, y del nacionalismo cultural al americanismo antiimperialista y anticapitalista; vectores que marcarían la impronta de los años '20 de Nuestra América. Otro contexto significativo en el que podrían inscribirse a los Folletos Lenguaraces de Rossi, que recordamos comenzaron a publicarse en 1927.

Nuestros años veinte

Contexto en el que además se reactivarían las querellas por la "lengua nacional" (originadas con los comienzos mismos de la patria en la proclama plurilingüe de Tiwanaku, atizadas luego por las generaciones del '37 y del Centenario…). Asimismo, reverberaban entonces las disputas por los símbolos criollistas (que lejos estaban de haber fenecido en 1910, como lo demuestra la Antología gauchiperonista 1945-1975 de Ruíz Díaz o La China Iron de Cabezón Cámara). Otras coordenadas de aquella escena estuvieron signadas por la fundación en 1923, a instancias de Ricardo Rojas, del Instituto de Filología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, cuyas publicaciones y boletines serían el principal blanco de crítica de los Folletos de Rossi. Para peor disgusto, sus directores (Américo Castro, Amado Alonso) eran españoles, de la escuela de Menéndez Pidal. En el ´27 también cobraría un primer plano el debate por el "meridiano intelectual de Hispanoamérica" que involucró en riña a la intelectualidad madrileña y la de Nuestra América. En esos mismos años, Arlt y Borges –por mencionar sólo a dos referentes de las letras- publicarían sus artículos y ensayos sobre la cuestión del idioma de los argentinos. Borges variando entre sus simpatías criollistas (que estaban a tono con las batallas de Rossi), la segunda campaña presidencial en favor de Yrigoyen, las patriadas del forjismo jauretcheano; y su postrero proyecto de asimilación de la universalidad desde los márgenes.

Los años '20 "nuestroamericanos" condensaron acontecimientos sumamente significativos, desde la Revolución mexicana a la Reforma universitaria, pasando por la emergencia de los primeros movimientos nacionales-populares (yrigoyenismo, aprismo, tenentismo, etc.); los que en sus síntesis hicieron aflorar un gran momento de imaginación estético-política del continente, al punto de concebirlo como la cuna de un potencial renacimiento de la humanidad, devastada por las secuelas de la Gran Guerra. Cuna de una nueva "raza", la "raza cósmica". Utopía que en el plano lingüístico tuvo su expresión en la invención del idioma neocriollo a cargo del genial Xul Solar. Corrientes como el muralismo mexicano (impulsado por Vasconcelos y las políticas estatales de la revolución), el modernismo antropofágico de la vanguardia brasileña, el indigenismo peruano (promovido, entre otros, por Haya de la Torre y Mariátegui). Fueron irrupciones que tensaron las constituciones liberales, positivistas, eurocentristas, oligárquicas y racistas de los estados-naciones suramericanos; ensanchando y profundizando las fuentes de consideración de sus raíces y poblaciones, es decir, reconociendo –entre otras cuestiones- los aportes y legados de las culturas afro e indígenas.

Cosas de negros

En el marco de esas coordenadas no habría que olvidar que, en 1926, Rossi se metería con otro símbolo en vías de convertirse en sinónimo de la nación rioplatense, el tango. Para tal fin, acometería una nueva investigación sobre los orígenes del fenómeno. Y los encontraría de negra prosapia. Resultado de esa pesquisa fue Cosas de Negros: los orígenes del tango y otros aportes al folklore rioplatense. Rectificaciones históricas. Editadas desde Córdoba por la Imprenta Argentina. Rossi acudía a sus métodos la historiación de la palabra tango, que sería un vocablo Bozal, que significaba tambor, pero también reunión. Tambó: sitio de reunión y de fiesta de los negros. De los tambores del candombe a la milonga montevideana, el tango sería el resultado de la transformación de la habanera cubana, hecha milonga. Milonga y tango "una se refundió en la otra, y se consumó la sustitución de títulos". Y otra vez la importancia cultural del teatro criollo, porque para Rossi el tango se difundió y se hizo masivo y popular a través del teatro nacional rioplatense. Así, de la maduración del género hasta la conquista de los salones de Paris. En los ensayos y comprobaciones de Rossi la dirección de la historia solía invertir su rumbo, los negros africanos a través del tamiz rioplatense, conquistaban Europa. "Y si París creyó que iba a reírse de 'un baile de negros' se equivocó lamentablemente por que el negro siempre 'ha reído el último'".

Pero más allá de las discutibles tesis musicológicas sobre el tango. Algo por demás interesante de la investigación sobre el folklore rioplatense de Rossi es que, para llegar a su conclusión, para arribar al tango en Paris, en su derrotero el libro sobreviene en un breve tratado sobre los negros y la negritud en América. Ponderando por caso al legado haitiano y al de su señera revolución (a la sazón, genitora del ya referido liberalismo). "…No fué tan atrevida medida una "cosa de negros", pues, Haití dió a la América el ejemplo entonces muy avanzado y todavía hoy no del todo imitado, de sancionarse una constitución liberal y democrática (1866), con libertad de cultos y supresión de la pena de muerte…" (Cosas de negros…).

Reivindicación de una de las naciones más castigadas y negadas de la historia. La que incluso en el marasmo de su devastación colonial, se las ingenió para hacer otra cosa con la lengua del amo. "De quien menos podía esperarse tal exponente de progreso social era de los negros de Haití, desgraciada rejion castigada por continuas guerras, depredaciones y crímenes entre moro-godos, franceses e ingleses; fué el paradero de los mas temibles piratas, constatando los hechos que solo los negros tenían espíritu de organización, salvado dignamente de tan tenebrosa escuela, despues de largas y espeluznantes luchas… Aun con ser los moro-godos venidos tras el índice de Colón, los primeros invasores de aquella comarca, los haitianos adoptaron el idioma francés, haciéndose un derivado propio, que los franceses, según costumbre, llaman 'patuá', y es referencia estimable del nacionalismo de aquellos negros" (Cosas de negros…].

También por aquellos años ´20 y en la misma senda de revisión de las identidades, los idiomas nacionales y las raíces de la colonialidad; Aimé Césaire desde la negritud de las Antillas pensaba una revolución que no se desentendiera del plano del lenguaje, y proponía refundar un "francés antillano, un francés negro, que aun siendo francés, llevara la marca negra". Sobre legados y aportes para el continente, Rossi, subrayará las contribuciones africanas, sobre todo, como "neólogos". "El negro africano y su descendiente americano crearon frondoso lexico, que «la Lengua», de oso hormiguero, pasó a su estomago tranquilamente" (Folletos, 12). "«Criollo es vocablo de negros, y quiere decir: persona nacida de la tierra y no venida de otra parte»".

Una cita llamativa en los trabajos de Rossi que puede resultar esclarecedora de sus teorías, es la del antropólogo y estudioso de la negritud y del folklore cubano Fernando Ortiz, de considerable influencia futura en el pensamiento de Nuestra América, sobre todo luego de acuñar el concepto de "transculturación" en su monumental Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. Quien previamente había publicado estudios musicológicos que son los citados por Rossi, aunque sus planteos generales tiendan a la afinidad con la noción de transculturación ("como el proceso en el cual cada nuevo elemento se funde, adoptando modos ya establecidos a la vez que introduciendo propios exotismos y generando nuevos fermentos"). Entonces, reconocimiento de la negritud y de la asimilación transformadora del legado colonial desde la praxis de un nacionalismo idiomático y cultural, Cosas de negros, también recogía y amasaba temas que se proyectarían en la biografía intelectual de Rossi.

Portada edición de "Cosas de negros", Hachette, 1958
Portada edición de "Cosas de negros", Hachette, 1958


Año 1898

En ese sentido, 1898, el año de su radicación en Córdoba, es un número simbólico para la historia de Nuestra América. Año bisagra que empalma la independencia de Cuba frente al Imperio español (finalmente mellada por la enmienda Platt), con la guerra de esa misma España contra la naciente potencia: los Estados Unidos de Norte América. Como lo consigna Culturas Interiores, Rossi fue "partidario de la independencia de Cuba en 1898". Y en sus años uruguayos, hacia el inicio de la gesta cubana, militaba la causa a través de la impresión y difusión de "volantes sueltos" sobre la guerra de independencia de Cuba. Consigna Becco, "así esos papeles impresos de manera simple eran distribuidos o bien lanzados en la capital uruguaya con titulares que dicen: El patón Weyler; Liberales y republicanos ¡Viva Cuba Libre!, etc… "Americanos. Recordad siempre que 47 generales españoles, cargados de condecoraciones, luchan innoblemente contra tres ciudadanos héroes: ¡Maceo, Gómez i Garcia!".

En los trazos de Cosas de negros…, la causa de Martí y del ejército de los mambíses, afloraban como retoños de la negritud, destacando otra vez su aporte para la libertad de América. "…Dió el hombre de las primeras filas en la causa de América; más tarde en las montoneras criollas del caudillaje; y más tarde aún, en la retirada del pasado siglo, negros formidables como Maceo, los hermanos Cáceres y otros famosos jefes negros, con ejércitos invictos de negros heroicos, levantaron y sostuvieron en Cuba el pendón de la libertad, ante la vergonzosa indiferencia de la América latina".

La causa cubana, pero, sobre todo la inmediata guerra entre España y los Estados Unidos de Norteamérica repercutirían con elocuencia en el plano cultural. En España, tras la derrota, dando lugar a la generación del '98 (Unamuno, Ganivet, de Maeztu, Azorín, Antonio Machado, Menéndez Pidal, Giner de los Ríos, etc.) y en nuestro continente brotarían corrientes como el modernismo y el arielismo (inspirado por el Ariel del uruguayo Rodó). En el plano idiomático se abriría una corriente de simpatía por el legado hispánico en general y por el idioma castellano en particular que se apreciaba como fuente de unidad continental y barrera moral e intelectual contra al avance político y cultural anglosajón aguijoneado por los Estados Unidos ("Calibán", en la figuración de Rodó). En la Argentina, Manuel Ugarte desde una postura de la izquierda socialista sería promotor de la recuperación de la hispano-americanidad como base para la unidad continental de la Patria Grande. Desde la elite liberal Ernesto Quesada (El problema del idioma nacional, 1900) sería uno de los abanderados de la defensa del idioma castellano, promotor también de su pureza y corrección frente a la "amenaza" babélica del "aluvión" inmigratorio. En una línea semejante (aunque con sus matices) a Ricardo Rojas y Arturo Capdevila (que en 1928 publicaría Babel y el castellano).

Rossi no sería el caso, España nunca fue su norte, y a su juicio el idioma castellano era la lengua del pretendido amo. "…SUR —Por creer castellano a este americanismo que campea hasta en los himnos nacionales del Plata, sustituyen con él al castellanismo «sud», porque el diccionario de los castellanos con su acreditada ignorancia, cree que «sur» es cervantino y «sud» anglo-sajon… Propagaron a «sud» nuestros escribidores, pero al organizarse la reimplantacion del virreinato en el Plata, mediante la fiscalizacion del lenguaje por «censores discrecionales peninsulares» y criollos peninsuleros, todo vocablo sospechoso de barbarismo o de neolojismo, ha sido sustituido en la torpe forma que en este y en los dos anteriores folletos se demuestran. Ninguna intencion cultural ni cientifica abona ese derrotismo, cuyo unico objeto es dominarnos con «la Lengua» para que «no se le ponga el Sol»… «Sur» los ha fumado lindo! (Folletos Lenguaraces, 13).

Curiosamente y con la contra como estandarte Rossi sería un admirador del idioma inglés y de los Estados Unidos. Pero no por pleitesía anglófila sino por el mismo motivo de su admiración de Haití, el desarrollo de su nacionalismo…. "El nacionalismo en toda obra y aspiracion de un pueblo, es demostracion indudable de dignidad en la lejítima y respetable ambicion de conquistar su característica y su entidad; depende de la intelijencia y del claro concepto que del propio valer tengan sus dirijentes; Estados Unidos es el mas alto ejemplo. Dia vendrá entre nosotros en que se hará el balance de nuestras conquistas nacionalistas, y se recordará con sentimiento a los retardatarios que prefirieron ser conquistados" (Folletos, 2). Y para Rossi, la materia elemental del nacionalismo era el idioma. "La intelectualidad de Estados Unidos decia a fines del siglo XVIII, que para completar la nacionalidad, «era en alto grado necesario que el pueblo norteamericano tuviera diccionario de su lenguaje surjido del habla inglesa», idioma universal, de cultura, cuya observancia y conservacion podria haberse justificado; y tuvieron su diccionario… Si no se afirma la nacionalidad, caracterizandola, identificandola, despojandola de antepasados y de prehistoria, como han hecho los norteamericanos; si no se le da personeria, autoctonía digamos, por decision soberana de su intelectualidad, la patria es cosa prestada… Y la nacionalidad no obtendrá su personeria si antes no fija su idioma propio" (Folletos, 10).

Allí la tarea y el motivo de los Folletos… "negar la obligacion cívica de nacionalizar el lenguaje, es negar la luz de Inti. Exijencia de cultura es preferir lo propio, abrirle camino jenerosamente, entusiastamente; aun con defectos e imperfecciones. Todos los idiomas han nacido de lo desorbitado, de la incultura; la intelijencia del pueblo y la evolucion los ha encauzado; el tiempo los ha fijado… Lejos de la asfixia metropolitana, aspirando el suave vivificante airecito serrano de Quisqui, estamos mas cerca de America y de su raza intelijente, bondadosa y noble; parece sentirse impetuosas las radiaciones del «ñandé reté ang» (alma de nuestra patria), invocacion guaraní a cuyo impulso surjió el Gáucho. Comprendemos, sin titubear, que nos debemos a nosotros mismos, que nadie hará por nosotros lo que nosotros no hagamos. Y en este escenario de naturaleza esplendente, en este ambiente autoctono, no es posible reprimir la protesta de que nos traten como libertos y no como libres, poniendonos riendas con el idioma (Folletos, 10)


Cosas de indios

Los Folletos de Rossi pudieran considerarse como una plataforma para el lanzamiento de un programa de nacionalismo lingüístico (o a partir de la lengua) que postulaba la necesidad de re-crear al idioma nacional rioplatense. En donde lo rioplatense ya no sólo consideraba a las dos orillas del Plata, sino que se extendía hacia Río Grande do Sul; y en sus antecedentes también reconocía los afluentes, diría Francisco Santucho, de toda la "infraestructura andino-amazónica", es decir, de los cauces tupi-guaraníes y aimara-quechuas. "Tambien nosotros tenemos nuestro clasicismo, que ha proporcionado a nuestros paisanos, con toda anticipacion, el vocablo «extrañar», …corresponde al guaraní clásico «abaé» o «ambo abaé»; lo consignan Montoya y Almeida. El idioma guaraní dominó desde el Plata hasta las Antillas…" (Folleto, 2). Luego, "…Nuestros vocablos «máma» y «mamá» son exclusivamente nuestros, el primero quichua precolombino, el segundo criollo; no pueden pues echarnos en cara que nos lo trajeron los conquistadores «de marras», ni el negrero colono… Es imposible demostrar academicamente, mayor falta de sentido comun, de criterio filolojico y de tino editorial… Nuestro «máma» es voz, quichua; significa «madre» en su mas magno concepto: principio de fecundacion, orijen. Voz sagrada de America, precolombina; enunciacion en lo divino, cariño inefable en la virtuosa familia indijena… «PÁCHAMÁMA — Espiritu de la fecundidad y de la reproduccion […] «Pácha» es la Tierra, el planeta; la tierra es fuente de la vida; todo viene de la tierra; todo vuelve a la tierra; Pácha-Máma es la Madre-tierra. Se explica el ceremonial campesino. «Mamacona», voz precolombina usada tambien en las comarcas quichuas, es el plural de «máma», de hembras jerminadoras, paridoras, pues se aplica especialmente a los animales. «Mama-Quilla» es la Luna, numen-madre de la noche. «Mamá» es acentuacion americana del nativo de los poblados, sin perjuicio de ser tambien corriente en ellos «máma». […] Lo mismo que con «ma!» ha pasado con el «pa!» del guagüita al coincidir con la primera silaba de «padre», en casi todos los idiomas y dialectos, repetida («papa») se consagró como equivalente; por eso figura en algunos lexicos, siempre con esa simple sinonimia, nunca con el elevado sagrado concepto autoctono americano… Nuestro vocablo «papá» es exclusivamente nuestro, es guaraní precolombino; no pueden pues impugnarnos que se lo debemos al conquistador ni al colono de la «tenebrosa noche de America»… La sola acentuacion hace nuestro al vocablo; los academicos anotaron «pápa», tambien americano precolombino cuando se refiere al tubérculo alimenticio. Los pueblos iberos desconocieron esa palabra como equivalente de «padre» […] «Papá», «papaí» son voces guaranises (mejor que «guaraníes»), desde el Plata hasta el Caribe (Folletos… 10).

No deja de sorprender en los Folletos de Rossi su creciente nota indigenista (tradición ninguneada por el grueso de las intelectualidades argentinas, uruguayas y latinoamericanas) que incluye como núcleos generadores de sentidos y de significados al Inti y a la Pacha; así como. el uso del genérico Indo-América, acuñada por las vanguardias indigenistas de los años '20, para re-bautizar al continente que no sería ni Latino, ni Íbero, ni Hispano. "INDIO ES AMERICANO…"

En el mismo año del comienzo de la publicación de los Folletos de Rossi, desde Perú, Luis Valcárcel en su Tempestad en los Andes (1927), le declaraba la "guerra a las letras opresoras". "Basta ya de sujeción al yugo de la gramática española –se han dicho los idiomas vernáculos… la nueva grafía será el símbolo de la emancipación…". Al mismo tiempo, también desde el corazón del indigenismo peruano, surgirían experiencias como las del grupo Orkopata de Puno y figuras como Fransisqo Chuqiwanka Ayulo o un poeta del vanguardismo inkaiko como Alejandro Peralta. Quienes retomaban algunos de los ideales lingüísticos de la "ortografía fonética" de González Parda, para volcarlos en la proyección de una "Ortografía Indoamericana". Propuesta de una modificación radical de la ortografía castellana, a la base de la recuperación de rasgos indígenas aún presentes en la práctica oral. Se trataba no sólo de una "actualización" de la lengua escrita de acuerdo con los modismos del habla, sino que el proyecto "retomaba aspectos de la oralidad del quechua y del aimara, para transformar la ortografía castellana". Volviendo a Valcarcel su Tempestad… pregonaba: "El keshwa libre de tutelaje escriturario que le impusieron sus dominadores… Limpiemos el keshwa de escrecencias hispánicas, purifiquemos la lengua de nuestros padres inmarcesibles los Hijos del Sol… Impongamos el léxico andino… Que la vieja Academia de Madrid reconozca, vencida, la fuerza del andinismo filológico".

En los Folletos de Rossi se trataba de un criollismo filológico, o una anti-filología impugnadora (del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires y de la Real Academia Española). Borges llamaría "filología matrera" al método de Rossi, a quien juzgaba zumbonamente como un "conversador criollo", una lenguaraz. Pero también le prestaba atención y en otra ocasión utilizó el término "genealogía" para dar cuenta de ese método. El que más allá de lo aventurado de sus propuestas, la modificación de sus preceptos lingüísticos y los caprichos de su ortografía. Tenía por motivo, justamente, martillar sobre la arbitrariedad de los orígenes y de los significados, en su mayoría asignados y sustentados por la fuerza del relato colonial.

Ilustración de Guaman Poma, Siglo XVII
Ilustración de Guaman Poma, Siglo XVII


Para una cultura lenguaraz

Como lema de su empresa Rossi reconocía su tendencia "a caer en el vicio de escribir, i en dudar de todo lo escrito". Y como principio metodológico sostenía: "El desacuerdo de este libro con casi todo lo que se ha publicado sobre las 'cosas' de que trata". Los temas o "cosas" tratadas por sus libros eran los orígenes del teatro, del gaucho, del tango, de las palabras y el programa del idioma rioplatense. Es decir, Rossi se metía con huesos del espíritu "nacional". Ese método y el proyecto de Rossi que esbozan una teoría de la cultura americana. Acaso se pudieran resumir en un vocablo incluido en los análisis de sus Folletos….

"LENGUARAZ — La Nota hace un ex- abrupto con bozal romance:

«Oh! qué lenguarazo esto!» Este simple sentido de la lengua de los rusticos iberos se propagó a los gáuchos»… Déle con los «rusticos iberos» preceptores de los gáuchos!... Ese «lenguarazo» significa «hablador», «charlatan»; bien claro está en la exclamacion citada; lo simple es hablar de palurdos iberos instructores de gáuchos… «Lenguaraz» nos honra adjetivando estos despreciables folletos, y debemos ocuparnos de él con todo cariño y detencion.

El manual académico de los castellanos da dos acepciones; la primera: «habil, intelijente en dos o mas lenguas», que es nuestra, conquistada en su edicion 13 (1899); la segunda : «deslenguado, atrevido en el hablar», que es de su cosecha, no usada en el Plata; ambas dignas de distinguir y calificar estos folletos ; la primera acepcion corresponde a su mision de interpretes entre el idioma Rioplatense y la lengua castellana, y entre ésta, su academia y su vasallos criollos; la segunda, por su desconsiderado entremetimiento en la seudo castellanidad, por sus sapilcaduras de historiacion urgando sin autoridad ni autorizacion los bloqueados archivos del Indio y del Negro, para amargar, imprudentes, la posteridad de fastos consagrados por «respetables autoridades en la materia».

El manual academico ofrece «lengua» con sinonimia de «intérprete» idiomatico o sea nuestro «lenguaraz»; error de sus coleccionistas y filologos, porque «ser lengua» o «servir de lengua» era en el bozal romance expresar uno lo que otro no podia o hacía confusamente, pero no en extraño idioma… Es intérprete en lenguas el que entre dos hablas diferentes traduce a las partes lo que se dicen, y ese es nuestro «lenguaraz», creacion criolla rioplatense, con sentido de un sujeto que habla lenguas, que posee lenguas y que mueve la que tiene en su boca con la habilidad del caso…

…El lenguaraz era indio o su mestizo; figura interesante e importante en nuestra historia, olvidada como el Gáucho en los candombes de las conmemoraciones… En la contienda que terminó con el eufemismo «conquista del desierto», el lenguaraz fué el canciller eficaz en todo momento; la actuacion resuelta, valiente e intelijente del pampa dió personeria destacada e imprescindible al lenguaraz… De él dependian muchas situaciones que las partes dejaban libradas a su tino, astucia y fidelidad; disimulo y sutil comprension del momento era su ciencia diplomatica, y a ella sometia la de sus traducciones… Indio o su mestizo, la heroica raza autoctona, incomprendida, enconada y perseguida, tuvo en el lenguaraz el protector y consejero que la salvaba de la falacia de la civilizacion; en esta jestion el lenguaraz culmina en obra trascendente; sujiere, sobreavisa, aconseja, con encomiable disimulo y calma; la academia matritense, aun ignorando como era el lenguaraz, palpita: «habil, intelijente»… El indio pampa, como el charruá, no pudo ser traicionado ni engañado gracias a sus lenguaraces, que en sus ojos tenian la vision de los sentimientos de las partes. Arauco epico velaba por sus abnegados hijos, con sus virtudes raciales condensadas en el espiritu de aquellos sutiles diplomaticos interpretes….

…Folletos lenguaraces… Su irrupcion sorpresiva y convulsiva en la placidez del cuento chino que nos hacen con nuestro idioma, folklore y prehistoria, los convierte en indios rebeldes a la sibilizacion; en jerga moderna: combativos y polemistas, segun los han llamado… Lenguaraces autoctonos... como aquellos de la «conquista del desierto», ellos a su vez en la de nuestra nacionalidad idiomatica en el desierto de la cultura rioplatense… Y no hay qué hacerle! Lenguaraces autoctonos, en el tembladeral de nuestra cosmopolis y en el descampado de nuestro nacionalismo… (Folletos Lenguaraces, número 19).


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Vicente Rossi: contribuciones para una cultura lenguaraz - Parte I



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