Editorial Agosto 2023
Los límites de Tierra Media
Esta publicación posee una localidad determinada por los hechos a los que mira. Y una actualidad producto de su momento histórico: el lugar y tiempo en que aparece. Somos conscientes en toda intensidad de las capas históricas que le dan densidad a nuestro lugar. Así, Tierra Media ocurre, recoge lo que ocurrió -al menos una parte de ello-, y está tan condenada como todos al porvenir. Nos interesa que circule y sea leída porque ofrece invitaciones formuladas por quienes la escribimos, quienes la escriben. Como esas piedras que depositaban los antiguos griegos al pie de algún acontecimiento, y los que pasaban iban agregando piedras a la pila hasta formar una montaña de piedras donde uno a uno, habían ido poniendo su pedacito de altar, la noticia de su paso.
Un altar, por qué no. No es algo que se aparte del realismo rabioso; un altar constituye una marca viva, porque de eso tratan los altares, de concitar más vida que la piedra sola; simbolizar un espacio donde conversar, dar cátedra, o rezar son la misma cosa. Donde se trata de un discurso que nos reúna en torno.
Tierra Media está, pues, en movimiento. Paso a paso. Cada acontecimiento de arte y de cultura, cada manifestación de lo social, de las críticas y de los amores de lo social, la desafía a dibujar una nueva realidad, otra, allí donde lo que acontece es algo tal vez lejano ya, pasado, o acaso por venir, que ahora solo en la forma de dibujo (relato, mapa, grabación, testimonio) puede reflejarse en un medio.
Córdoba es un enigma que habla a voces, pero en varios códigos diferentes, como capas de cebolla (o de ceboia) formando esos dialectos que convocan a unos y rechazan a otros, para eso están, y es lo que hace que haya tantas Córdobas como estemos dispuestos a clasificar. La multiplicidad de las culturas cordobesas que nos atraviesan son nuestro entorno, mientras lanzamos páginas con sentido, con significado, con proyecciones, tratando de que unas lleguen al corazón, otras a la cabeza -o a ambos estereotipos- para iluminarnos el lugar en que transcurren nuestros días. Hablan de gente necesaria, de hacedores, de recuerdos, de asuntos públicos, de epopeyas a veces tan grandes como cruzar la calle, o logros tan altos como el mismo suelo. La furia de una gran ciudad aúlla tras los cristales, como una generalidad compleja de la que somos parte.
Entretanto, tenemos una revista, magazine, periódico, folletín (o fantasma impalpable en las nubes de la red) que hacer. Esa es la tarea que -según nosotros- nos toca, y es una tarea colectiva. ¡Así que bienvenidxs, siéntanse cómodos! Aquí hay lugar para todxs.
Dejá tu comentario: