Fabiana Bringas
Más que una mujer de radio
Fabiana Bringas es un nombre reconocido y respetado en el ambiente radiofónico local y nacional. Lleva varias décadas poblando el aire con su voz y su pensamiento. Desde siempre comprometida con la verdad y las causas que demandan justicia y equidad, es una referente destacada de la comunicación cordobesa.
Trabaja en los medios desde los 18 años. Se recibió de locutora nacional a través del ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica). Madre de tres hijos, dos hijas y un varón trans. En pareja con otro hombre de medios, Jorge Chacho Marzetti. Estudió teatro desde 2013 con Camila Sosa Villada, "cuando todavía no era tan famosa, pero sí ya había hecho Carnes Tolendas y Llorame un río. Estudié seis años con Camila en sus talleres y en el año 2015 me ofrece integrar una obra de teatro que se llamó Puta Madre, en la cual interpretaba a la madre". Siempre le gustó la astrología y durante la pandemia se inscribió y recibió en una escuela chilena cuyo director es Pablo Flores Laymuns, un reconocido astrólogo. "A partir de ese momento también comenzó mi trabajo de astróloga leyendo cartas astrales en la consulta que tengo en casa".
Una personalidad para descubrir y apreciar, nos encontramos con Fabiana para desandar algunos tramos de tanto camino recorrido.
¿Cuándo te diste cuenta que querías ser comunicadora? Cómo fue la elección de la carrera y tus inicios en la profesión.
Buena pregunta. Estaba en el secundario. Es el momento en que te preguntan qué querés ser, yo quería hacer muchas cosas cuando era chica. Quería ser bailarina, quería ser un poco bataclana, quería ser actriz, quería cantar. Pero también siempre me interesó mucho lo social, el compromiso social, el poder hacer un aporte desde la profesión que uno elige. Entonces, finalmente, en quinto año, me decidí por ser periodista porque me parecía que ese era el lugar que más me gustaba como para hacer ese aporte a una transformación social. Ilusa de mí. Siempre fui muy idealista. no me quería transformar en una periodista de escritorio, eso es lo que yo me había puesto siempre como premisa y la idea siempre fue poder estar en los territorios donde se producía la noticia, la información, el reclamo. Siempre me llamó la atención mucho el tema de las injusticias sociales, la discriminación, el que unos pudieran vivir mejor que otros y que algunas naciones o algunos pueblos también le ponían la pata encima a otros, como pasaba en África y acá en América Latina con los pueblos originarios. En ese momento todavía no se hablaba mucho de ambientalismo. Se hablaba más en términos de ecología. No había un ambientalismo social. Así que es por eso que decidí hacer periodismo. Después ingresé a las radios. Nunca me creí que tenía una gran voz. Pero, bueno, me hacían leer y redactar. Eso es lo que se requería en ese tiempo para ingresar en las radios. Y, entonces, así es como quedé en Carlos Paz. Primero en una radio, la única AM que existió en Carlos Paz. Después en una FM. Trabajando en la FM es que me entero de un concurso de voces y antecedentes como redactora-lectora para Radio Nacional. Rindo y quedo ahí en el año 91.. Ahí comienza mi carrera en los medios en Córdoba porque ya había empezado en el 87.
Nunca me costó conseguir trabajo, eso es lo loco, y siempre me arreglé para hacer lo que a mí me gustaba. Trabajaba como locutora o como periodista, como locutora siendo siempre co-conductora o partener de un conductor varón y como periodista haciendo móvil en la ciudad, tanto en Carlos Paz como aquí en Córdoba. En los veranos cambiaba un poco el perfil, me tocó varios años hacer Cosquín en el Festival de Folclore o temáticas turísticas también, pero siempre me las arreglé para hacer lo que me gustaba. Siempre tuve mi programa aparte, suponte que eran los fines de semana, los sábados, y ahí era donde yo plasmaba y volcaba lo que realmente a mí me interesaba, que era la temática de los pueblos originarios, cuestiones ambientales, historia, género, todas esas cosas.
Sos una mujer de radio, esencialmente. ¿Qué te ofrece la radio como medio, qué hace la diferencia respecto a los otros?
Me salió naturalmente, fue prácticamente orgánico, porque me parecía que podía comunicarme de manera muy directa y muy espontánea. No podría escribir nunca, me parece, estaría todo un día quizás para hacer una nota, un artículo periodístico gráfico, con cabildeos, dudas, nunca me quedaría perfecto como quisiera. En cambio, la radio me parece que es más inmediato y es más espontáneo, si te equivocás se puede corregir en ese momento muchas veces. Y también es como más animal, al ser más espontáneo también muestra todas tus deficiencias, tus dificultades, tus defectos a la hora de hablar. Me parece mucho más divertida la radio en ese sentido, más vital es la palabra, más humana que la televisión y que lo gráfico. En la televisión los compañeros me parece que sufren mucho por el tema de la imagen, tienen que luchar mucho en contra de eso, de permanecer siempre perfectos, impecables. Y con la escritura me parece que pasa lo mismo, quita mucha espontaneidad. En cambio en la radio sos uno más de la familia cuando entras en un hogar, la presencia de la radio ahí, en la cocina, en un auto, en la calle, a través de unos auriculares con el teléfono, es una comunicación más vital, más directa, más visceral también y es por eso que a mí me gusta. No me preocupa equivocarme, si tengo que pedir disculpas pido disculpas y me divierto de mí misma, me hago burla a mí misma, no me importa hacer el ridículo también y puedo aplicar todo el histrionismo de esta actriz frustrada que soy al aire.
¿Con qué criterios seleccionas los temas que forman parte de la agenda de tu programa?
Esta pregunta me la han hecho sobre todo cuando he ido a la facultad de Comunicación. A las profesoras les interesaba saber por qué yo elegía, cómo elegía y en base a qué, y es un poco por eso, yo creo que no cambiamos mucho, que está bueno cambiar y estoy a favor absolutamente de que uno se tiene que ir renovando porque si no es estancarse, anquilosarse, te cristalizás en los pensamientos. Siempre fui desde niña muy soñadora y de adolescente muy idealista y creo que esos son los personajes que comandan mi agenda, están presentes continuamente la soñadora y la idealista y siempre me pareció que había ciertos temas que no estaban presentes en las agendas de los medios de comunicación y esos tenían que ver con mi sensibilidad, había muchas personas, muchas comunidades, parte de la sociedad que yo no los veía reflejados, por racismo, por discriminación, por intereses económicos, políticos y sociales. Creo que no se siguen incluso poniendo ciertos temas y eso siempre me llamó la atención, por eso que no podría trabajar tal vez en un gran medio de comunicación privado, donde me imponen la agenda periodística, entonces el trabajar por ahí en radios comunitarias o en radios chicas, igual que los medios públicos me parece que ese es un tema aparte. Trabajé una temporada en Radio Universidad y en paralelo en Radio Nacional, me parece que en los medios públicos con mayor razón y con la evolución que han tenido en el tiempo -con la modificación de la ley incluso de comunicación- es donde se ha visto una preponderancia mucho más grande de esos temas con el correr de los años. Pero yo lo venía haciendo -no es que con esto quiera vanagloriarme, ni hacerme la adelantada- desde hace muchos años. Las radios públicas creo que tienen la obligación y la responsabilidad de tener una agenda mucho más amplia y más abierta hacia aquellos sectores que son ninguneados por las radios y por los medios comerciales y privados, porque hay toda una sociedad que paga sus impuestos y a través de esos impuestos son los que solventan las radios y los medios de comunicación públicos. Desde siempre estuvieron presentes en mi programa las cuestiones de género, derechos humanos, desigualdades sociales, persecuciones de todo tipo en el sentido de violencia institucional, gatillo fácil, pueblos originarios, cuestiones socioambientales que tienen que ver justamente con las organizaciones sociales, comunidades y pueblos que se han venido manifestando a lo largo de todo este tiempo, denunciando los efectos y los estragos que han producido las grandes corporaciones en cuanto a la contaminación y el saqueo y el extractivismo. Entonces esos son los temas que han estado presentes a lo largo de estos años en mis programas. Actualmente estoy en Bajo el Mismo Sol, que es un programa que vengo haciendo, con intermitencias, ya hace muchos años y que tengo un equipo maravilloso, que por fin he logrado trabajar con gente copada, con la que me siento muy bien, nos divertimos mucho, la pasamos genial y es un equipo hermoso, en lo humano y en lo profesional.
Recordamos un episodio vivido hace unos años, cuando el entonces director de Radio Nacional censuró al aire tu nota con la madre de Facundo Jones Huala. ¿Cómo impactó ese acontecimiento en tu profesión?
Primero debo decirte que me hizo muy famosa porque el hecho repercutió de tal manera por lo bochornoso y lo excepcional, nunca se ha escuchado en la historia de la radiofonía al menos de la Argentina, algo tan bizarro y tan grotesco como el que protagonizó (Oreste) Lucero conmigo. Esa llamada de atención, ese reto, esa reprimenda al aire tuvo muchísima repercusión, me siguieron llamando durante mucho tiempo para entrevistarme desde radios muy chiquititas hasta medios poderosísimos de distintos niveles e incluso abanicos políticos de medios de comunicación tanto de la Argentina como de países limítrofes. Eso fue muy fuerte y muy loco también que me puso a mí en una exposición rarísima porque mi alcance es muy chiquito, muy cortito, lo que yo hago llega hasta Córdoba y por ahí nomás, a pesar de que la radio se ve expandida por el tema de la tecnología y por el hecho que se puede escuchar por internet en distintos lugares del mundo. Me acuerdo que una amiga muy querida me decía que ella pensaba cuando pasó eso: ay, ojalá que la Fabi no vaya a ver los comentarios que se publican debajo de las notas que se escriben en los diarios y todas esas cosas, porque había comentarios por ahí muy desagradables sobre mi persona. La verdad que yo no escuchaba, no leía eso, no leía nada como dice la Moria "ni a favor ni en contra". Fue muy brutal lo recuerdo, yo estaba muy tranquila porque estaba mi compañera ahí en la mesa, era un programa que hacíamos durante el gobierno de Macri y se llamaba "Solo por hoy" en el horario central de la mañana. Creo que este hombre (Lucero) no tenía cabal conocimiento de quién era yo porque él nos trataba a todos y nos maltrataba también, hay que decirlo, fuera de micrófono. Cuando me entrevistaban de otros lugares yo decía que fue poner blanco sobre negro. Era común el nivel de maltrato que él ejercía con todos los compañeros y compañeras de la radio, entonces él lo hizo al aire, y nos endilgaba que nosotros éramos todos kirchneristas y que el mundo había cambiado y que el país había cambiado y que había otro gobierno y que nosotros no lo entendíamos a eso y seguíamos haciendo programas como si fuéramos kirchneristas.No sabía que a mí no me ofendía con eso, yo no era kirchnerista, no soy kirchnerista, nunca manifesté al aire militancia política independientemente de lo que uno después pueda votar en las urnas y en el cuarto oscuro. Sí era una militante de los derechos humanos, sí era una militante por cuestiones ambientales, sí era una militante en tema de derechos de los pueblos originarios. Cuando él ejerció como director yo hacía más de 20 años que hablaba de estos temas y que entrevistaba a representantes de los pueblos originarios. Entonces ese día entrevisté a Isabel Huala, la mamá de Jones Huala y era en el marco de un día, jueves o viernes, que había veda política. Pero no tenía nada que ver, yo no estaba entrevistando a ningún candidato, no le estaba haciendo campaña absolutamente a nadie y él lo tomó como que yo estaba violando la veda. En ese momento el gobierno de Macri estaba muy implicado con la desaparición de Maldonado, era una papa caliente pero bueno para mí no tenía así una relación directa. El partía de la base que yo era funcional al kirchnerismo y es ahí donde cometió el craso error de llamarme la atención al aire. Estaba muy tranquila, cuando él pide salir al aire yo estaba haciendo la entrevista, entonces mi productora me dice "el director quiere salir al aire", entonces yo le escribo y le digo: decile que espere que termino la nota, sale en punto la síntesis informativa, volvemos y él habla todo lo que quiere. Así fue y cuando volvimos del aire me dice lo que me dice, mi compañera María Ester Romero, que estaba en la mesa conmigo, me hace seña como que me calle, que lo deje hablar y le hice caso y lo dejé hablar. Tan es así que le dije si quería agregar algo más. En esos momentos de tanta gravedad siempre es como que me pongo muy fría y me sirvió porque creo que hubiese metido la pata si le contestaba, fue ponerlo de esa manera en evidencia qué tipo de director era. Terminé el programa y fue una locura porque me llamaban de todos lados.
¿Qué momento de la comunicación en general y de la radio en particular sientes que estamos transitando?
Qué difícil, porque por un lado veo que lejos de perder la radio, con las nuevas tecnologías, se potencia. Se potencia muchísimo. Yo escucho radios de todo el mundo, por ejemplo, con este teléfono que tengo en mi mano y con el Bluetooth escucho radios de todo el mundo y me fascina, porque tengo fascinación por la lejanía y me encanta. Y comparativamente con eso, voy a darte una mala noticia, que estamos haciendo una radio de muy mala calidad. Lo comparo con las radios de otros lugares del mundo. Siento, sobre todo los días feriados que estoy en casa y quiero escuchar radio, y la verdad que lo que escucho no me gusta. Nos está faltando, no quiero decir esto porque parece un cliché, pero nos falta cultura, nos falta educación, nos falta formación, buen gusto, entretenimiento. El famoso entretenimiento se limita a hablar de lo que se ve por la televisión, por ejemplo en LAM o esos programas de chimentos que a su vez replican lo que se hace en Gran Hermano o en Marcelo Tinelli. Entonces nos está faltando contenido, nos está faltando arte. A la radio le está faltando arte. Eso es lo que siento, porque se podrían hacer cosas mejores y no. Se pueden hacer cosas divertidas también, le está faltando hasta el entretenimiento, porque a mí la radio como está ahora no me entretiene. Y lo de formar y de informar, bueno, ni qué hablar. Se ha empañado mucho con la política, que no me parece que esté mal la política, pero la política con mayúsculas. Se está haciendo una politiquería barata y la famosa rosca, que es una palabra que odio, la famosa rosca política, se queda en un chiquitaje de baja estopa. Eso se ve reflejado también en la televisión. Por ahí en los diarios hay algunas plumas todavía excelsas, uno puede ver mayor nivel, pero en la televisión y en la radio el nivel es bajísimo.
Otra de tus pasiones es la astrología. ¿Le encuentras conexión con tu rol de comunicadora?
Sí, la astrología es una de mis pasiones. Venía estudiando desde hacía muchos años y me recibí durante la pandemia. Aproveché ese tiempo y es una herramienta hermosa para acompañar nuestros procesos, nuestros crecimientos y nuestro caminar por este planeta, por este mundo y por esta vida. Sirve para el autoconocimiento, para poder entender nuestros procesos psicológicos, también. Es otra forma de ayudar a las personas. Yo me siento muy útil cuando alguien viene a la consulta a querer hacerse su carta astral y se van con una sonrisa y pueden explicarse muchas cosas. Eso me encanta. Pueden explicarse muchas cosas sobre sí mismos. Descubrirse muchas aptitudes y dones que todavía no tienen desplegados y que no los han usado en este mundo, en su vida. La astrología me encanta como una herramienta de autoconocimiento y francamente se podría hablar de astrología seriamente en la radio. Pero ocurre que también existen muchos prejuicios sobre la astrología debido a la educación astrológica que tienen las personas a través de los horóscopos de los diarios y de las revistas, que ya sabemos cómo se hacen. Son muy poco serios y hablan generalidades. La carta astral, siempre les explico, es una foto del cielo en el instante en que vos naciste y es como la huella digital de tus dedos. Es única y eso va a dar un ser humano único. Conocer eso es abrir una caja de Pandora fascinante. Y las personas cuando tienen el corazón y la cabeza abierta a escuchar ese mensaje de las estrellas, bueno, se vuelven locos. Entonces eso se puede también hablar en la radio, puede llegar a ser muy profunda esa conversación y muy entretenida también. Reitero, siempre y cuando haya una cabeza desprejuiciada del otro lado.
¿Cómo nos ves a las mujeres comunicadoras en la actualidad? Nuestras conquistas y retos
En teoría, debería ser más fácil en la actualidad porque la lucha de estos últimos años del feminismo, el posicionamiento y el empoderamiento, el hablar explícitamente sobre las diferencias que hay entre el varón y la mujer, creo que tiene su consonancia y su reflejo en los lugares de trabajo. Pero también siento que se habla mucho y se ve poco en lo concreto, en lo real, sobre todo en los lugares dirigenciales, de jefatura, de liderazgo, de coordinación. No somos las mujeres las que estamos ocupando esos lugares porcentualmente, de manera concreta. Somos menos. Hay muchas mujeres en la producción, hay muchas mujeres como locutoras, pero hay pocas mujeres editoras, hay muy pocas mujeres jefas de redacción, directoras de cámara, directoras de un programa, directoras conductoras al frente de un programa de radio. No somos las más. Seguimos siendo las menos y seguimos ganando menos que los varones. Así que en valores absolutos diría que no hemos avanzado demasiado. Sí discursivamente, en la calle, ganando los espacios, peleándola. Yo siempre, y volviendo al principio de la entrevista, me ocupé de tener mi programa. Era locutora de tal o cual, compañera de tal o cual, conductor famoso, conocido, pero siempre me ocupé de tener mi programa de radio. Si trabajaba de lunes a viernes, buscaba tener un espacio los sábados. Y así fue también como fui desarrollando mi experiencia y mi aprendizaje como conductora. Siempre tuve en claro que nadie me iba a dar un lugar, así que me lo di a codazos, a empujones. No fue fácil, pero el lugar que conseguí, en el que estoy, no me lo regaló nadie. Eso lo tengo clarísimo. Fue por mi propia lucha, mi propia perseverancia. Entonces, a veces lo que veo, que las compañeras en la actualidad, sobre todo las nuevas generaciones, como que siento que esperan que le den el lugar. Y me parece que no se lo van a dar. Ellas tienen que pelearlo. Quizás es políticamente incorrecto lo que estoy diciendo, pero los hombres no se corren. No se quieren correr porque es un lugar de privilegio que están ocupando y sienten que lo van a perder. Entonces, yo lo veo no tanto en Radio Nacional, pero en el resto de los medios de comunicación, la mayoría son hombres los que conducen programas y dejan ciertas temáticas que son exclusivas para las mujeres, de una manera discriminatoria. Aparentemente, solo ellos están capacitados para hablar, para abordar los grandes temas políticos, sociales. Y eso no está cambiando. No quieren dejar ese lugar de privilegio. No los sueltan. Entonces, hay que empujarlos y pegarles un codazo. Me parece que no va a ser fácil eso, que no está siendo fácil y no lo van a dar por propia voluntad.
¿Qué le dirías a las nuevas generaciones de periodistas y locutores que ven en vos un ejemplo, un modelo en la actividad?
No me siento modelo ni ejemplo de nada, pero lo que les diría es que, aunque parezca otro cliché, sigan su corazón, su pasión, su deseo. A mí siempre me ha movido mi deseo, eso lo hemos hablado mucho con mi psicóloga, que yo siempre he estado conectada con mi deseo y he ido detrás de eso. Lo que veo con preocupación en las nuevas generaciones es que muchas veces no saben lo que quieren y me parece que es un mal muy típico de esta época, porque por un lado están sobreestimulados, por otro lado tienen cero resistencia a la frustración, entonces no tienen paciencia, se sienten abatidos muy rápido. El mundo también va a otra velocidad, eso hay que reconocerlo, y a veces los chicos no tienen paciencia para esperar y abandonan, qué sé yo, abandonan procesos, abandonan ciclos y es fundamental eso, el ser perseverantes, que me parece que es otra de las características que tengo, la perseverancia y tener una idea clara de lo que quiero comunicar.
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