Germán Nager

04.09.2023
Germán Nager (ph Julio César Audisio)
Germán Nager (ph Julio César Audisio)

Con Titi hemos compartido un montón de cosas, desde las más cotidianas, desde las cosas vividas dentro de la familia a las más profesionales, produciendo. Produjimos algunos discos juntos, tocamos, también armamos bandas, proyectos, qué sé yo. Teníamos como una diferencia así, que por momentos era letal: que el Titi era más roquero y yo era como, por decirlo de una manera, más jazzero. Entonces a veces llegábamos a un punto donde disentíamos en algunas ideas. Y bueno, esa forma de intercambiar cosas nos llevó a muy buenos puertos, inclusive a asumir que a veces no podíamos compartir algunos proyectos, aun respetando -y que nos gustara- el proyecto del otro. Y bueno, el recuerdo más fuerte que tengo del Titi es su tenacidad con sus ideas, la defensa de sus ideas, digamos, que yo creo que todo lo que él ha logrado lo ha logrado con esa tenacidad contra viento y marea y bueno, que no se detenía, viste, con nada, no había forma de voltearlo al gordo. Eso yo creo que es el legado más picante que él pudo dejar y bueno, un poco una gran enseñanza para los que estábamos alrededor, ¿no?

Obviamente, el Titi era parte de la familia y estaba todo ese amor extra, ¿no? Pero bueno, era un tipo tranquilo, manso, aunque cuando defendía las ideas las defendía con power. Pero digo manso en el convivir humano, digamos, en los ensayos, dentro de la familia. Y bueno, tengo esa imagen siempre, ¿no? Como el gordo así, el gordo tranqui, digamos, casi siempre con buen humor.

Recuerdos tengo un montón. Tengo recuerdos de la Groove, de una banda que teníamos hermosa con él, con Martín Bruhn, José Gómez, Chelo Seguí. Bueno, divino, divinos recuerdos. Y tengo muchos viajes con Titi, muchas trasnochadas. Veníamos de tocar de cosas muy lindas, veníamos de tocar en algún momento cuarteto, me acuerdo, porque él me llamó para grabar un disco de un cuarteto que él estaba trabajando y después me quedé en esa banda un tiempo y veníamos los dos, lo veo, muy trasnochados bajando por la Sargento Cabral con la guitarra y un teclado dentro de un anvil que le pedíamos prestado a la gente del cuarteto, para con ese teclado maquetear cosas en casa para lo que después fue la Groove, más adelante. Tengo esos recuerdos, digamos, que tienen que ver con la música, muchos shows, muchos ensayos, nada, siempre una fiesta, básicamente.

En una época teníamos una banda que se llamaba La Batata con el Fabi Carrrizo, el Hueso Horsmann, bueno, que era divina y era una aplanadora. Esa sí era una banda de rock, de rock latino y poesía urbana. ¿Ves? Yo también tuve mi juventud rockera. Bueno, y me acuerdo que con esa banda, que era una nave, ensayábamos, no sé, cuatro días por semana, ocho horas, qué sé yo, era como ir a laburar, ¿viste? Como ir a un laburo de ocho horas por día. Ensayábamos, pero a lo bestia. Con la banda habíamos logrado una justeza tremenda, a fuerza de mucho ensayo. Así que tengo muchos recuerdos de esa época también. Íbamos hasta Villa Allende a ensayar a veces a la casa del Hueso, íbamos en bondi con los equipos, íbamos a veces en una motito, en una Zanellita 50, qué sé yo, ¿viste? Esas cosas de esa efervescencia, esas cosas de bandas de garaje que ya está todo aniquilado, ¿no? Porque se perdió, y no tiene que ver con la juventud, solamente, con la energía que uno podía tener en la juventud. Me parece que tiene que ver con las épocas, con que cambiaron los paradigmas, básicamente.


Germán Nager, pianista y compositor, dotado para la improvisación jazzística, y con intensa historia de cruces con otros géneros de la música popular. Hermano de Jenny y compañero especial de ruta de Titi Rivarola, en desprejuiciada complicidad musical.