Canción sobre canción sobre canción

10.02.2024
Ilustración: Stavros Damos
Ilustración: Stavros Damos

La vuelta de tuerca de Bob Dylan

Con un jopo al estilo de James Dean y una voz melosa que evocaba al Elvis Presley baladista, Bobby Rydell era a comienzos de los sesenta uno de los cantantes estadounidenses de moda, que encandilaba a las adolescentes en ebullición. La invasión de bandas inglesas todavía no había sepultado al viejo rocanrol y propuestas como la que ofrecía Rydell eran recibidas con generosa simpatía por ese mercado musical que se había abierto a mediados de los cincuenta y que unos años después se había consolidado, a pesar de que en sus inicios fue catalogado como una tendencia pasajera a la que el tiempo condenaría al olvido.

En 1963, con apenas 21 años, el intérprete oriundo de Filadelfia ya había asomado en los charts de ventas, había grabado un hit a dúo con el rey del twist Chubby Checker y había aparecido cantando en la versión cinematográfica del musical "Bye Bye Birdie", junto a figuras como Anne-Margret y Dick Van Dyke. Su futuro se presentaba promisorio en ese entonces y, como una prueba más de su pegada, en agosto de ese mismo año lanzó el single "Forget Him", con el que trepó al puesto número 4 del Hot 100 de la revista Billboard.

La canción había sido compuesta, arreglada y producida por el músico inglés Tony Hatch, quien además de elaborar piezas para cine y televisión, era el cerebro detrás de algunas de las jóvenes promesas del panorama sonoro en Inglaterra y Estados Unidos. Firmada bajo su seudónimo de Mark Anthony, la letra que Hatch había escrito para "Forget Him" se ponía en el lugar de un chico que le pide a su enamorada que olvide a aquel que no la quiere, para así quedarse con el que le provee tan interesado consejo: "So don't you cry now, just tell him goodbye now/Forget him and please come home to me"(1).

Lo que no sabía Bobby Rydell mientras disfrutaba el éxito de este tema, era que se trataba de uno de los últimos hits de su carrera, a la que la beatlemanía iba a embestir sin piedad, al igual que a la de muchos crooners de similares características que perdieron su predicamento entre los teenagers y debieron contentarse con los halagos del público adulto. En 1964, a propósito de su primera gira estadounidense, los Beatles publicaron "I Want To Hold Your Hand" y abrieron una grieta insalvable con la generación previa de ídolos rockeros.

Yeah Yeah Yeah

Poco antes de ese cimbronazo, los de Liverpool ya habían impuesto el sello del "yeah yeah yeah" con el single "She Loves You", donde utilizaban el recurso de esa interjección para que sus fans tuvieran algo distintivo con lo cual identificarse. Compuesta por Paul McCartney con la ayuda de John Lennon mientras estaban de gira veraniega por Gran Bretaña, la canción apareció en el otoño boreal de 1963 y no sólo fue un rotundo número uno en las listas inglesas de favoritos, sino que también ocupó esa posición en los Estados Unidos, lo que hizo que el fenómeno se trasladase al otro lado del Atlántico.

En una entrevista del año 2000, Paul McCartney confesó que, por muy raro que parezca, algo tuvo que ver "Forget Him" en la confección de "She Loves You". La balada de Bobby Rydell era uno de los mayores sucesos del verano de 1963 y a Paul se le ocurrió darle forma a una respuesta para eso que Tony Hatch había escrito. En vez de que él le pidiera a ella que olvidara al otro, el asunto iba a ser al revés: él le dice al otro que ella lo ama ("You think you lost your love/Well, I saw her yesterday/It's you she's thinking of/And she told me what to say") (2).

Luego de varios aciertos líricos en los que la dupla beatle confesaba sus sentimientos en primera persona, esta vez el protagonista se quedaba a un lado para propiciar el encuentro entre los miembros de una pareja que no lo involucraba. Al antecedente de algo así hay que buscarlo en "Anna (Go To Him)", de Arthur Alexander, que los Beatles incluyeron como uno más entre los covers de su primer disco, "Please Please Me", que apareció en marzo de ese mismo 1963.

El posterior desembarco del cuarteto en el territorio estadounidense y la potencia con que ese corito del "yeah yeah yeah" se volvió popular en todo el mundo, despertó respuestas obvias en el panorama musical, que fueron desde la imitación descarada de lo que los Beatles hacían hasta el odio furibundo contra esos flequilludos que se llevaban todo por delante. Cómo habrá sido de poderosa esa nueva ola, que incluso el propio Bob Dylan iba a acusar recibo del mandoble y hasta lo llegaría a documentar en una composición que tenía destino de clásico y que vio la luz justo cuando los Fabulosos Cuatro transitaban su tour por Norteamérica.


No era él

A Dylan, que en esa instancia buscaba profundizar la experimentación literaria en sus temas, le pareció atinado contestar al "yeah, yeah, yeah" con un "no, no, no", como buen heredero que era de la beat generation a la que le debía su alma rebelde. Ante la posibilidad de que los Beatles fuesen tan solo una apuesta más de la industria discográfica para satisfacer la demanda de los corazones juveniles, el trovador del Greenwich Village consideró que era pertinente dar vuelta el mensaje optimista y políticamente correcto que ellos esgrimían.

En "It Ain´t Me Babe", el último track del lado B del disco "Another Side Of Bob Dylan", aparecido en agosto de 1964, el cantautor se despacha con una triple negación, contrariando la triple afirmación beatle de "She Loves You". Pero, además, esboza allí una crítica directa al vínculo amoroso tal como lo concebía la sociedad de la época, que glorificaba al hombre protector, fuerte y dispuesto de por vida a no alejarse y a regalar flores en cada ocasión. Por supuesto, ni Bobby Rdyell ni los Beatles se habían atrevido hasta ese momento a llegar tan lejos.

Frente al muchacho desesperado de "Forget Him" y al pibe resignado de "She Loves You", Dylan se planta como un auténtico agitador que sabe hasta dónde pueden llegar sus intenciones y por eso no está dispuesto a mentir para mendigar cariño. En efecto, algunos de esos versos dicen: "You say you're lookin' for someone/Who will promise never to part/ Someone to close his eyes for you/ Someone to close his heart/Someone who will die for you an' more/ But it ain't me, babe/ No, no, no, it ain't me babe/ It ain't me you're lookin' for, babe" (3).

Tal vez por eso mismo es Dylan quien encarna los ideales de la contracultura, más allá de que su soporte musical fuese todavía un folk básico al que pocos años más tarde le adosaría instrumentación rockera. Su discurso es un disparo a quemarropa que busca abatir los cánones establecidos y que, en consecuencia, termina siendo influyente sobre los autores de himnos generacionales como "(I Cant't Get No) Satisfaction" o "My Generation", que a continuación musicalizarían las conquistas sociales de quienes no aceptaban las cosas tal como les habían sido dadas y pretendían ponerlas patas para arriba lo más pronto posible.

Y en esta simple progresión de tres canciones, en las que una da lugar a la otra y esta a su vez a una tercera, se aprecia cómo el concepto del amor se complejiza y se cae de su pedestal para debatirse en la ciénaga de las relaciones entre personas reales que pueden llegar a tener objetivos distintos. Y cómo al festivo "yeah yeah yeah" que celebra el comienzo de una década ganada, se le opone ese "no, no, no" existencial en cuya esencia anidan las ansias de cambiar el rumbo de la historia. O de reescribirla según patrones nunca antes conocidos.



(1) "Así que no llorés ahora, solo decile adiós ahora/Olvidalo y por favor vení a casa conmigo".

(2) "Creés que perdiste a tu amor/Bueno, la vi ayer/Es en vos en quien está pensando/Y ella me dijo que te lo contara".

(3) "Decís que estás buscando a alguien/Que prometa no apartarse nunca/ Alguien que cierre los ojos por vos/ Alguien que cierre su corazón/Alguien que muera por vos y más/ Pero no soy yo, nena. / No, no, no, no soy yo, nena/ No soy yo el que estás buscando, nena".



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