Carlos Peiteado

10.12.2025

Escultura / Pintura / Dibujo / Grabado / Bocetos


El tiempo, gran escultor


Textos: Gastón Sironi
Fotografías: Anto Fumarola*


Casi veinte años después de su última muestra, Carlos Peiteado reabre el inmenso, intenso arco de su obra, alojada ahora en el Colegio de Arquitectos, que en estos últimos tiempos se ha convertido en un puente entre el arte contemporáneo y la ciudad.

El hombre Tábido, y detrás el artista
El hombre Tábido, y detrás el artista

Organizada por el espacio Tres Plazas y el sello Viento de Fondo, esta exuberante exposición reúne esculturas de pequeño, mediano y gran porte, pinturas, dibujos, grabados y parte del proceso de trabajo del artista: bocetos y maquetas, como las del conjunto de bajorrelieves de Peiteado en la mismísima Plaza España, encuentro entre obra escultórica, arquitectura y urbanismo. El imponente conjunto, una verdadera retrospectiva, permite apreciar una línea ética y estética que parte de su poética escultórica y atraviesa tiempos y técnicas.

El artista junto a Crepúsculo
El artista junto a Crepúsculo

"Algarrobo, hierro, bronce, cobre, todo me lleva a un tiempo, que quizás vuelva en la gente joven. Al tiempo, como edad, lo siento, pero al ver la obra veo volúmenes abiertos que se suman a lo cerrado para narrar una creatividad con cierto movimiento", dice este maestro de varias generaciones de artistas, tanto en la Universidad Nacional de Córdoba como en la Escuela Provincial Figueroa Alcorta y en su propio taller. Una vida dedicada al arte y a su enseñanza, un oficio devenido maestría. Todos los tiempos desde 1935, pasando por el Gran Premio de Honor del Salón Nacional.

 Comandante - serie Negro de fondo -  Carlos Peiteado y Gastón Sironi
Comandante - serie Negro de fondo - Carlos Peiteado y Gastón Sironi

Peiteado ha cumplido noventa años. Nada es viejo y todo es nuevo, ha dicho. Su tema es el hombre y sus temas: el poder, el hambre. El hambre de poder y el hambre al que el poder condena. El tiempo, materia del hombre.

Crepúsculo
Crepúsculo

El hormigón crudo del deslumbrante edificio del Colegio de Arquitectos proporciona la ambientación necesaria para la obra del maestro. "Es una perfecta galería de arte", dice. Ya antes de entrar, elevándose junto a un añoso jacarandá ahora en flor, una escultura de grandes dimensiones parece haber nacido con el árbol. Hierro y algarrobo se amalgaman al hormigón y al cemento alisado de los pisos. El espacio es generoso, y aun así la obra lo ocupa todo. Incluso allá, al fondo y tras el espacio administrativo, campean cuatro esculturas, entre el verde y las sombras, y a ellas se llega recorriendo otra galería de pinturas. Recuerda Peiteado: "Siempre hubo unidad entre la escultura y la arquitectura. Desde el fogón en la caverna, el mineral molido y soplado con la boca, las manos para labrar y tallar un cuenco para moler un pigmento o el grano para comer, el trabajo en el alero mismo de la cueva".

"Caminar entre las obras es como recrear su origen", dice el maestro entre una escultura de grandes dimensiones y el impresionante "Barrancón de la Ruta 19", un monumento pictórico a la desidia, al hambre planificado de la villa, ahí nomás a la vuelta de su taller de barrio Pueyrredón.

Detalle
Detalle

En el primer piso, la Sala 3 alberga la serie "Negro de fondo", cuya factura tuve el privilegio de compartir: xilografías de gran formato que pulsan, veladas por un papel translúcido, en torno a cinco cuentos negros (la figura que aparece en uno de ellos, "Comandante", está fundida en bronce, tras un boceto en cera, y por último en una obra de dos metros en cemento directo, en la Academia de Artes de Roma). Empecé a escribirlos de adolescente, en el taller de la entrañable Tere Andruetto. Ése sería el brote de un libro posterior en Alción con el mismo título, y finalmente del sello Viento de Fondo, desde el que ahora, más de un cuarto de siglo después, participo en esta muestra. Como de tantas y tantos más, Peiteado y Andruetto han sido y siguen siendo mis maestros.

Detalle 2
Detalle 2

Un privilegio, Maestro, compartir este tiempo:
fuegos / libro y roble / hierro y algarrobo / bronce y tiempo / espacio y tiempo.
Material sensible.
El tiempo, Maestro.
El hombre tiempo que pasa.
Todo el tiempo, pasa.
El tiempo y su borneo y su través.
Todos los tiempos. Una obra.
Maestro: el que ve y hace ver.
El tiempo, gran escultor. Su tiempo, gran escultor

Gastón Sironi

Sombras
Sombras

Cuándo, dónde y quiénes

Hasta el 19 de diciembre / lunes a viernes, 10 a 16 hs.

Colegio de Arquitectos de Córdoba / Laprida 40

Montaje: Esteban Peiteado y Jorge Asís. Concepto gráfico: Agustín Cano, Mora Sironi. Equipo Tres Plazas: Román Garabano, Agustín Cano, Belén Tosello, Anto Fumarola, Fede García, Aníbal Mangoni, Luis Menta y Jorge Freites.

El ángel
El ángel

Ético y poético

Ingresé a la Escuela de Artes de la UNC en 1983, en un contexto de transición democrática y recomposición institucional después de una larga noche de dictadura. El edificio, abandonado durante algunos años, simbolizaba la precariedad y la devastación de una época. Un grupo de estudiantes decidimos recuperar el espacio y el mobiliario trabajando los sábados. El primer profesor que apareció para apoyarnos fue Carlos Peiteado. Su presencia resultó decisiva, no sólo por el acompañamiento en la reconstrucción, sino por la profundidad con la que entendía la enseñanza del acto creativo. Peiteado concebía la práctica escultórica y el dibujo como un diálogo entre el oficio y la idea, entre la materia y la metáfora, encarnando una pedagogía que articulaba el saber técnico con la reflexión conceptual, simbólica y crítica sobre la forma. Su compromiso con los alumnos y su concepción integral del arte dejaron una profunda impronta en mi formación. Esa experiencia fue para mí una lección sobre el valor ético y poético del hacer artístico como trabajo y pensamiento. En esos encuentros, comprendí que la docencia también podía ser un acto de generosidad.

Sergio Blatto

El barrancón de la ruta 19 - Serie El hambre
El barrancón de la ruta 19 - Serie El hambre

La presencia del Maestro

Revivo una charla con Peiteado en mi adolescencia, frente a la puerta de su galpón. En esa chapa, atravesada por unos hierros con salpicaduras blancas, me mostró el Universo. Me dijo, con claridad de demiurgo, que era una estructura humana sobre un cielo nocturno. Tomó en sus manos una escultura pequeña. Me habló, casi en secreto, de la presencia humana en el Universo, y la colocó en uno de los hierros. Todo cambió: este hechicero había creado al Hombre y lo había puesto a interpretar un papel primordial. Un manifiesto sobre lo dramático de la existencia y su cualidad incomprensible. Y cuando todo ya había cobrado un nivel de magia inusitada me hizo notar un nuevo detalle: una tela de araña, presagio de lo inevitable, un foco de energía que trastornaba lo descubierto.

 El barrancón de la ruta 19 - 2 - Serie El hambre
El barrancón de la ruta 19 - 2 - Serie El hambre

¿Qué es un gran artista sino esto? Un mensajero que nombra las cosas nuevamente y nos ayuda a ver. Un extraordinario Maestro, capaz de abrir puertas en nuestras almas.

Tremenda metáfora del mundo actual: la tela de araña pende sobre nuestras cabezas, amenazante; un Maestro como Peiteado es capaz de mostrarnos la salida, de arrojar luz sobre lo negro. Su obra, como su pensamiento, es Universal y atemporal y proviene de una sensibilidad única, extremadamente difícil de hallar. Hay dolor y tragedia en ella, y debajo de esas veladuras espesas una verdad que enceguece: todos podemos ser el hechicero, y cambiar el punto de vista de lo establecido. Nada más radiante que cobrar consciencia de nuestra infinita capacidad de cambiar lo oscuro por lo luminoso. Miedo, hambre, división, por amor. Dejar de mirar, para empezar a ver.

Marcos Acosta

El trepador
El trepador

Sulky

Me llevó bastante tiempo conseguir que me atendiera en su casa-taller de barrio San Vicente. Al despedirnos me preguntó:

–¿Por qué querés trabajar conmigo?
–Quiero ser escultor.
–Si no sos escultor, yo no puedo hacer nada.
–Probemos –le dije.
–Sos más seguidor que perro de sulky… y eso está muy bien.

Nunca lo tuteé, jamás me interesó hacerlo. Esa distancia, que sigo manteniendo, nos dio un acercamiento y una confianza que enriqueció nuestra amistad. Recuerdo cientos de momentos muy cercanos con Carlos. Hoy disfruto del afecto de sus hijos Andrea y Esteban y recuerdo con mucho cariño a Negrita, su esposa, el gran amor de mi maestro, quien fuese en vida su apoyo, su sostén, el puntal más fuerte.

A su lado no sólo aprendí técnicas y procesos, sino también la honestidad, la sinceridad y la responsabilidad en la obra.

Jorge Asís

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*Anto Fumarola: fotógrafa y tesista en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba. Publicó en los diarios Le Monde Diplomatique y La Nueva Mañana. Participó en la coordinación de "Disputas", revista académica en ciencias sociales. A lo largo de diversas experiencias formativas y creativas, se acercó al estudio de la práctica editorial, el diseño y la imagen.




Anto Fumarola
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