Daniel Kitroser

10.09.2025

Un cordotapatío que tocó con todos en Guadalajara, México


Maxi Carranza


Daniel Kitroser (Foto: Julián Zavala)
Daniel Kitroser (Foto: Julián Zavala)

Daniel Kitroser es percusionista, productor, docente y cantante, quien está radicado en Guadalajara (GDL, México) hace más de 30 años. El baterista nació en Córdoba (Argentina) en 1971, creció en el barrio Villa Belgrano de la capital provincial, donde el colectivo de la línea 31 —el que iba al Chateau Carreras, hoy Estadio Kempes— pasaba por la puerta de su casa. Sus padres eran grandes melómanos y sus abuelos, por parte materna y paterna, profesores de distintos instrumentos. De chico, además de jugar en las divisiones inferiores de El Tala Rugby Club, empezó a estudiar música y siendo un adolescente, se convirtió en un seguidor del grupo Tamboor, liderado por Daniel Giraudo. Entre los maestros que tuvo en batería y percusión latina se cuenta a "Minino" Garay, un referente cordobés que está radicado hace décadas en Francia. También asistió a La Colmena, donde fue alumno de César "Bebe" Caniza, al Conservatorio Provincial y a Collegium (CEIM), todas instituciones de su ciudad natal. De muy joven fue miembro de varios grupos capitalinos, como Sostén (en su currículum acreditan haber sido soporte de Los Violadores), La Catanga Eléctrica (una propuesta de música latina, en la amplia acepción del término, donde militaban Juan Martin Medina y "Cuchu" Pillado) y La Legión. A mediados de los 80, el ambiente rockero cordobés era muy reducido, de nicho, se diría hoy, escasa estructura técnica y pocos estudios de grabación. La estadía de Kitroser en la capital mediterránea fue hasta el primer año de la Universidad Nacional de Córdoba, cuando su familia decidió establecerse en Guadalajara (estado de Jalisco, México). Daniel tenía apenas 18 años y recuerda con precisión que llegó a GDL un 11 de septiembre de 1989, fecha por demás simbólica, tanto en Chile como en Argentina. Enseguida comenzó a integrar distintas formaciones en la Perla Tapatía y a ganarse un lugar paso a paso y golpe a golpe (de batería), en "La Catedral del Rock Mexicano": "Paco" Padilla, Gerardo Enciso, Rostros Ocultos, El Personal, La Revolución de Emiliano Zapata, Rubén Rada, La Roca, Mitote Jazz, Andrés Haro, Kabah, Hernaldo Zúñiga, Kitro Jazz, Sherele y Afrodisaicos, fueron algunos de los proyectos que integró.

Un golpe de Tamboor en la cabeza

En su adolescencia, Daniel Kitroser se transformó en un fanático perdido de Tamboor y ni hablar cuando "Minino" Garay (1966), su profesor, entró como baterista al grupo en lugar de Hugo Ordanini, otra de sus grandes influencias. Hace algunos años, Kitroser brindó su testimonio en el libro Daniel Giraudo. Un mandinga errante (La Pluma del Caburé + Rayosán Libros) de Lucio Carnicer, que repasa la trayectoria de Daniel Giraudo y Tamboor. En esa publicación, el percusionista recordó: "fue una banda única, inigualable e inimitable. Súper originales en la composición, esa mezcla de rock, folklore y música clásica. […] Siempre me impresionó Hugo Ordanini, es mi ídolo de toda la vida, así que esa es una de las principales razones por las que me gusta Tamboor. Desde la visión del baterista es que yo descubrí la forma compositiva de Giraudo y me atrapó. Y Hugo es un músico súper innovador, tiene un toque muy particular", señaló Kitroser en la obra de Lucio Carnicer, publicada en 2022. En cuanto a la movida cordobesa de mediados de los 80, Kitroser evocó: "la escena de esa época era muy rupestre, por así decirlo. Las bandas que mejor sonaban y a las que seguíamos eran Tamboor, Posdata y en ese momento arrancaba Proceso a Ricutti. También estaban Garage, Pasaporte y otras más under, como Los Fugitivos del Fraude, Seno de Beta, Jettatore y El Beso, el grupo de las chicas. Los que podían grabar se tenían que ir a Buenos Aires, Tamboor hizo sus dos discos allá, porque en Córdoba no había una industria local como la hubo después", señaló el músico a este periodista.

La Legión cordobesa

Kitroser tuvo un paso fugaz, pero no por eso menos importante, en La Legión, banda cordobesa con la que tocó, cuando tenía solo 15 años, en el Festival Chateau Rock 1986. Esa participación fue gracias a "Minino" Garay, que lo convocó en la parte rítmica de la numerosa agrupación, que se había ampliado para afrontar la importante fecha festivalera. Entre los invitados de La Legión para el Chateau estuvieron el Negro Videla y la sección de vientos (trompeta, saxo y trombón) del grupo Chébere. Hay fotos de esa actuación y una grabación en casete, tomada de consola —que muy pocos atesoran—refleja el paso de La Legión por este escenario. En una entrevista que le hicieron a "Minino" Garay sobre ese show, señaló que "la invitación de Chébere al Chateau Rock 86 significó la primera vez que el cuarteto fue legitimado por el rock en Córdoba". Por su parte, Kitroser evoca ese paso por el Festival: "no había bandas de rock en ese momento que fusionaran con el cuarteto, pero Alfredo Felo Noya —que ya falleció— venía de ese palo y la mamá de "Minino" Garay, Nury Taborda, componía para Las Chichí, por lo que también conocía del género. Yo era muy chico en ese momento y estaba feliz de tocar con mi profe y con un bandón, aunque no me acuerdo mucho de la reacción del público", comentó el percusionista. En esa edición, la segunda del festival capitalino, desfilaron figuras como Fito Páez, Soda Stereo, Os Paralamas y Sumo, entre otros. Los historiadores locales dicen que La Legión fue, en Córdoba, una de las primeras bandas en fusionar el rock no solo con cuarteto, sino con los ritmos latinoamericanos y el jazz. En su trayectoria, que se inició en 1983, tocaron en dos Chateau Rock y abrieron el Festival Latinoamericano de Teatro, junto a otras formaciones locales.

La Catanga Eléctrica

La Catanga Eléctrica nació en Córdoba en 1989, fruto de la creación de los hermanos Mariano Medina, Juan Martín Medina y de Alejandro "Cuchu" Pillado, realizando presentaciones en todo tipo de escenarios locales. En 1993 deciden continuar con el proyecto en Buenos Aires, incorporando a Claudio "Negro" Santamaría como cantante, quien llegó por recomendación del productor Juan Llanos. En 2001 el grupo edita su disco Creo que llegó la hora, con 17 canciones, que fue presentado en Buenos Aires y distintas ciudades de Córdoba, Santa Fe, Río Negro y Neuquén, además de una temporada de verano en Chile. Daniel Kitroser también tuvo un paso por esta agrupación nacida en La Docta y así lo recuerda: "ya conocía a los hermanos Medina del barrio y a 'Cuchu' Pillado, pues era hermano de un compañero mío de la escuela primaria en Villa Belgrano. El 'Cuchu' era vecino mío y nos cruzábamos siempre, hasta que empezamos a tocar juntos, creo que primero en La Catanga Eléctrica y después en Sostén. En mi caso fui invitado a La Catanga como segundo percusionista, el primero era Mariano Medina, que también cantaba. Tocamos varias veces en el centro y me acuerdo de una gira por varias localidades de las sierras, entre ellas Villa General Belgrano (Calamuchita). Después, ellos siguieron con diferentes formaciones y grabaron un disco", recordó Kitroser.

Sostén

En el documental Radio Roquen Roll Vol. 2 (1985-2001) de Martín Carrizo, que repasa la historia del rock cordobés, Daniel Kitroser también dejó sus aportes. En esta realización audiovisual, el baterista rememora la época del grupo Sostén en La Docta, allá por los años 1987 y 1988. La banda ensayaba en su casa de Villa Belgrano y estaba conformada, en los inicios, por Diego Bravo (bajo), Fabián Corso (guitarra), Emilio Vaschetto (guitarra), Germán García (voz) y Daniel Kitroser (batería). Como toda formación, fueron cambiando algunos nombres y luego se incorporó "Cuchu" Pillado en bajo, en lugar de Bravo. En el anuario de la revista Pelo, los Sostén fueron nombrados como "Banda revelación cordobesa" de 1989, aunque Daniel ya no estaba en la agrupación, que ahora tenía a Diego Caminos en batería. Volviendo a la filmación de Martín Carrizo, la segunda parte cierra con "Mediterráneo" (García-Vaschetto), un tema de Sostén, cedido especialmente para Radio Roquen Roll Vol. 2. El legado discográfico de la banda se titula El cuidado intensivo de la forma, se puede escuchar en SoundCloud y posee ocho temas originales del grupo. De este repertorio se incluyó "Ya sé" (García-Pillado-Vaschetto-Kitroser), en la primera parte de Radio Roquen Roll. 50 años de rock, también de Carrizo, película estrenada en 2014. En la actualidad, Daniel Kitroser y Germán García, baterista y vocalista de Sostén, viven en Guadalajara, siguen en contacto entre ellos y, a la distancia, con los demás integrantes de la banda. Una historia que nació en La Docta y se prolongó, muy lejos, en la Perla de Occidente mexicana.

Daniel Kitroser, aquí y allá
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En México, el ajonjolí de todos los moles

El cordobés Daniel Kitroser se radicó con su familia en Guadalajara (GDL), capital del estado de Jalisco, apenas llegó en 1989 y ya estaba tocando en la formación de "Paco" Padilla, un reconocido cantautor local y alfarero oriundo de Tlaquepaque. Así como había estado en el Chateau Rock 86 con solo 15 años, a los pocos días de llegar a GDL tuvo la oportunidad de subirse al escenario del Teatro Degollado, el más importante de la ciudad, lo que en Córdoba tendría como equivalente al Teatro del Libertador San Martín. Lo hizo con 18 años acompañando a Paco Padilla y de ahí en adelante comenzó a relacionarse con artistas tapatíos de distintos ámbitos, del rock hasta el jazz, pasando por lo latino. La lista de grupos y solistas con los que trabajó en México sería interminable, pero basta con citar a Rostros Ocultos, El Personal, Gerardo Enciso, Rubén Rada, La Revolución de Emiliano Zapata, Andrés Haro, La Roca, Pilar Reyes y Hernaldo Zúñiga. Además de sentarse en la batería, fue el productor de varios de estos artistas, la mayoría oriundos de la Perla Tapatía, donde sigue viviendo en la actualidad, con alguna residencia breve en Ciudad de México y Cuernavaca. En GDL se encuentra al frente de la tienda de instrumentos Mr.CD, en Plaza Galerías de Zapopan, donde también se venden CD y discos de vinilo. En la batea de "rock en español" del local, por ejemplo, puede encontrarse una edición en long play del disco Reunión, de Manal.

Rostros Ocultos y El Personal

En sus primeros días en la Perla Tapatía, Daniel Kitroser sintonizó la radio buscando algo de rock en español y escuchó un tema que le llamó la atención. Se trataba de "Abre tu corazón", uno de los simples del primer trabajo discográfico de Rostros Ocultos. Lo que no se imaginaba el baterista es que terminaría tocando con esta formación local y oficiando de apertura para la primera visita de Iron Maiden a México en 1992, en un estadio de béisbol de Guadalajara. En esa ocasión, la tribu heavy no los trató de la mejor manera, aunque la experiencia sirvió para ver el gran despliegue de sonido del grupo inglés, que en esa ocasión presentaba el disco Fear of the Dark (1992). Con Rostros Ocultos no alcanzó a grabar ningún material, algo totalmente distinto a lo que aconteció con la banda sucesora, que fue El Personal. El grupo venía de lanzar No me hallo (1989. Sello Caracol), un disco emblemático del rock mexicano, con clásicos como "Nosotros somos los marranos" (una ironía muy cáustica para los ecologistas, que conecta directamente con "Ballenas" de Las Manos de Filippi), "Dale de comer al conejito" y "La tapatía", que se convirtió en un himno de Guadalajara, ya que describía una historia de amor con humor, en lugares tradicionales de la ciudad. Sus letras, irreverentes e ingeniosas, eran muy diferentes a lo que sonaba en el rock de aquella época en este país. El Personal fue una banda marcada por la tragedia, ya que tres de sus integrantes fallecieron de sida, y Daniel Kitroser vivió una de esas convulsionadas etapas.

Éxito trágico

Así como El Personal se consagró con su primer material discográfico, la pérdida de algunos de sus miembros marcó su trayectoria de varias décadas, con intermitencias que atentaron contra su consolidación en la escena mexicana. A Daniel Kitroser le tocó compartir, a mediados de los años 90, alineación con Lalo Parra, el segundo vocalista de la banda tras el fallecimiento de Julio Haro, en 1992. En ese momento, Fher de Maná —también oriundos de Guadalajara— los invitó al DF para tocar en la Posada del grupo, donde "iban a pasar cosas muy importantes". El Personal aceptó el convite, se presentaron en el encuentro y tras bajar del escenario se les acercó Julio Sáenz, presidente de la Warner Internacional, quien les propuso firmar de inmediato con el sello discográfico. Parecía que todo se encaminaba, pero la reunión con Warner se empezó a dilatar, hasta que pudieron juntarse con Sáenz y el empresario les dijo la verdad: como Lalo Parra tenía sida, desistieron de contratarlos porque no iban a promocionar a una banda que luego perdiera a su vocalista. Eso fue exactamente lo que sucedió con Lalo un año después, en 1995, siendo la tercera víctima en el derrotero del grupo tapatío. Con El Personal, Daniel grabó dos discos en estudio, siendo también productor de uno de ellos, realizó una gira por España, Cuba y tocó en el Festival Vive Latino 2012, donde Rubén Albarrán (Café Tacvba) estuvo como invitado. Los Tacvba siempre reconocieron la influencia de El Personal en su carrera, sobre todo por el desparpajo al abordar ritmos que trascendían lo meramente rockero.

Nada personal

El ingreso del cordobés a El Personal fue allá por 1994, en la previa de la grabación del segundo material, llamado Melodías Inmortales, que tuvo la producción artística de Sabo Romo (bajista de Caifanes, compositor y productor) y salió a través del sello independiente Mulata-Pentagrama. La banda venía del malogrado contrato con Warner y el fallecimiento de Lalo Parra. Igual, se metieron al estudio y la versatilidad de Daniel Kitroser calzó a la perfección con la amplitud rítmica de El Personal, que iba del reggae —uno de los primeros en abordar el género en México— a la cumbia, pasando por el bolero y el danzón, género tradicional mexicano. Si bien el grupo pertenecía al movimiento rockero, nunca quiso encasillarse y se dio la libertad creativa para hacer, musicalmente, lo que quisieran: "con El Personal estuve como unos 15 años. Cuando ellos reeditan el primer disco en CD, que se llamó No me hallo y algo más (1993), ese 'algo más' eran tres canciones en vivo y un remix de 'Los marranos' y en ese tema grabé con ellos por primera vez. Tocamos bastante y surgió la posibilidad de ir a España, porque se había editado el disco No me hallo, por una subsidiaria del sello BMG. En esa gira tocamos en Madrid, en la Sala del Sol, al frente de la Puerta de Alcalá. Lalo decidió quedarse en Europa un mes más, porque sabía que era la última vez. Cuando regresó a México, ya estaba muy débil y no se recuperó más. Tras su fallecimiento, firmamos con Pentagrama, de Modesto López, y Mulata Records (sello de Tania Libertad), para hacer el disco Melodías Inmortales (1995). La producción la hizo Sabo Romo, un amigo y gran productor, a quien queremos mucho", señaló Kitroser.

La última y nos vamos

En 1998 El Personal editó el álbum La última y nos vamos, a través de Discos Pentagrama, con presencia argentina, ya que no solo participó Daniel Kitroser sino César Maliandi, bajista que fue parte de La Revolución de Emiliano Zapata, una banda señera de la Perla de Occidente: "después del viaje a Cuba, teníamos contrato vigente para hacer un disco más. Entonces nos metimos a grabar en el estudio, en uno muy famoso de Guadalajara. Lo produjimos nosotros, más que nada Lalo Green, el guitarrista, y yo. Como no teníamos suficientes canciones, tuvimos que ponernos a escribir y compuse varias cosas para ese disco. El tango que está ahí, 'No me merezco' es de César Maliandi, un amigo de la banda de toda la vida, bajista y compositor, que llegó a México en los años 80. En este disco tuvo mucho que ver y también en el primero de El Personal, aunque no sé si figura en los créditos", comentó el percusionista. Con respecto a La Revolución de Emiliano Zapata, Daniel Kitroser también tocó en esta formación, todo un emblema de la Perla Tapatía o de Occidente, como se denomina a Guadalajara.

Una banda revolucionaria

La Revolución de Emiliano Zapata fue una banda pionera en el rock mexicano. Sacaron su primer LP en 1971 y desde sus inicios sorprendieron al ponerse un nombre en español, algo inusual en la época, que además rescataba la figura de un prócer revolucionario. Desde el principio, lograron éxito nacional e internacional con el tema "Nasty Sex", que se incluyó en su primer álbum de nombre homónimo. El conjunto tampoco pudo escapar a la persecución oficial que se hizo a los rockeros mexicanos tras el Festival de Avándaro (1971) y su propuesta giró hacia las baladas románticas para poder sobrevivir, generando el mote de "vendidos" entre sus seguidores más ortodoxos. En cuanto a películas, La Revo —como se le llama al grupo— fue parte del soundtrack de Y tu mamá también (con "Nasty Sex") y Roma (con "Ciudad perdida"), ambas de Alfonso Cuarón, entre otros largometrajes. Daniel Kitroser estuvo en el retorno de la formación, a partir de 2005, con la grabación de discos y el paso, nuevamente para él, por el Vive Latino 2015.

Álbum La Revo

"Obviamente, desde que llegué a Guadalajara supe quien era La Revolución de Emiliano Zapata, una de las 5 bandas más importantes que tuvo la ciudad. Cuando tocaba con El Personal, nos iba a ver seguido el tecladista Servando Ayala —quien también formó parte de los Spiders, La Fachada de Piedra y 39.4, es decir las otras tres bandas importantes tapatías—. A César Maliandi, que tocaba y cantaba en La Revo, lo conocía incluso antes de entrar en El Personal y Pablo Castellaro, otro argentino, tocaba la batería. Pablo se fue a vivir a otra ciudad y me convocaron a la banda, que según yo era una suplencia y en realidad me llamaban para ser el baterista estable. Durante todos esos años la formación fue de cuarteto; Servando Ayala (teclados), César Maliandi (bajo y voz), Javis del Campo (guitarra y voz) y yo en batería. Cuando entré, el grupo no tenía contrato y hacía mucho que no sacaba un disco. Entonces firmamos con Discos Imposibles y la idea que el álbum se llamara La Revo (2009) fue mía. También fui el productor e ingeniero de grabación y entre todos se tomó la decisión de hacer canciones viejas, como "Nasty sex" y "Ciudad perdida", más otras nuevas. Después produje el que sigue de ese, llamado La Revo a la calle, que fue un EP de cuatro canciones, un disco fallido porque grabamos muchos temas y quedaron solo esos cuatro, masterizados por Mario Breuer. Fue un material independiente que se vendía en los shows y no creo que esté en las redes", recordó el músico cordobés.

Currículum infinitum

Además de los grupos mencionados, Daniel Kitroser integró Mitote Jazz —una mezcla de jazz y folklore latinoamericano— con Arturo Cipriano, un saxofonista de San Luis Potosí. Con esta formación, giró durante más de 20 años por todo México, grabó 9 discos y produjo varios de sus trabajos. También estuvo en Sherele, que hacía música Klezmer, donde tocaba una guitarrista argentina, con la que registraron 3 discos de manera independiente. El proyecto más reciente se llamó Afrodisaicos, de fusión musical y algo de humor, con dos exintegrantes de El Personal en sus filas. Por supuesto no fueron los únicos proyectos que integró el cordobés en su residencia mexicana y de ahí que se use la expresión local "el chile o ajonjolí de todos los moles" para referirse a que tocó con medio mundo en Guadalajara. A Córdoba hace más de una década que no regresa, aunque mantiene contacto con varios colegas de la música. Conocer parte de su historia es adentrarse en una enciclopedia musical, que nació en La Docta y se desarrolló en la Perla Tapatía.

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