Editorial Julio 2025
Los hunos y nosotros

Es el segundo aniversario de Tierra Media, aunque no sólo Tierra Media cumple años: hay otra tierra, la tierra nuestra, la que surcamos, la que hacemos, la que haremos, la que aramos. Tierra Media es una gotita sobre el mantel de hule. Ella, esa ciudad, ésta, cumple 452 otoños. Tierra Media sólo cumple los últimos dos, y le parecen muchos. A Córdoba no sabemos lo que le parece, probablemente nada. ¿Con qué le parecería? ¿Con la catedral, con la cañada, con el paseo, con la producción agrícola o el maldito desmonte? No hay forma. Hay una ciudad donde empezó la maldición para los que miraban desde una loma, y un durísimo trabajo fundacional para quienes levantaron un fuerte de palos junto al río, más pobres que los nativos, salvo en ambiciones. Y más ricos, los de la loma, en amor a la tierra. A Córdoba le parece lo que nos parezca a todos, a unos y a otros. Si se pudiese simplificar la maraña de mentalidades coexistentes, trazando una línea entre las unas y las otras. Aquí en Tierra Media nos consideramos los unos, que no los hunos, porque esos son, en realidad, los hotros. Las reglas de la comarca hablan de lo colectivo, de lo crítico, incluso de lo frontal. No tenemos la Razón, pero sí blandimos razones y las sometemos a prueba día tras día mientras los hotros refinan sus ignorancias -que ignoran-, sus argumentos que especulan, su poder por el que matan. Sepa cada quien, con solo esas tres pistas, de qué lado de la línea se extiende el reino de su conciencia.
Cumplimos años, ella y nosotros, se oyen campanadas, una banda de música, un cambio de guardias mimando su ritual, propaganda, pan, circo y tal vez queso. Córdoba, la catedral por ejemplo, impertérrita. Las villas ajenas, subciudades de espaldas, espalda contra espalda con la de la metrópolis, como antes de empezar a contar los pasos de un duelo. En Tierra Media sólo hay trabajo, eso es celebrar la salida del número 25 en el año 25. Esto es un espacio en el que la felicidad es un sumario que nadie prefijó, que se armó a partir de muchos autores, incluso nuevas firmas entre los habitués. Eso es descubrir todes, y cada uno de nosotres, qué nos depara esta revista desde este 10 de julio, cuando Córdoba ha vivido cuatro días después de los 452 años. Tierra Media es joven, más que muchos de los que escribimos en ella, y si eso no es juventud, ¿qué otra cosa es este espacio en el que se han sembrado entrevistas a gente de teatro, a cocineros, a intelectuales, a actores culturales? Donde se han amasado las crónicas entre lo real y otras formas de la realidad que nos definen. Donde artistas conversan entre sí, dónde hablamos hasta con las piedras, o con los ladrillos. El lugar donde la memoria memora a los antiguos y ojalá nos nombre mañana cuando seamos suficientemente antiguos y nos hayamos ido. Y también se nombra a los que están en plena tarea y ella lo vale, sin esperar al futuro para volverse pasado y ser reconocidos. Reconocerlos ya, difundirlos, conocerlos, admirarlos. Donde damos cuenta de acontecimientos culturales que nos convocan y nos conmueven, y deseamos compartirlos, porque es lo que pasa, lo que está pasando, o parte de ello. Los que leemos libros y queremos decir lo que nos provocan, oímos bandas, vemos obras, muestras y películas y queremos señalar a lectores y lectoras esas presencias. Los que pensamos y estudiamos y reflexionamos sobre la trama de la actualidad. Los que imaginamos, y al hacerlo, somos parte de esa trama, aún sin el poder ni de un ala de mariposa.
Esto y mucho más, el saber, el crear, el buscar, el compartir, son parte de la felicidad que cultivamos en esta granja libre de trolls y de mala leche. Con eso y más cosas que nos esperan en la travesía, todo lo que ponemos y lo que ponen quienes se acercan a leernos, parte de lo que ocurre, ocurrió y ocurrirá. Todo eso vibrando en una sola gota sobre el mantel de hule de la Córdoba, demasiado serena para la dramática diaria que atravesamos. Una gota, una isla temblando en un océano de sequedad, cumplimos años y como los hobbits de aquella otra tierra media, les obsequiamos, querides, este ejemplar (que ojalá lo sea), de corazón a corazón.
Todos nuestros editoriales
Dejá tu comentario