Editorial Noviembre 2025
Estamos en el once

Este mes once, aunque ostente su nombre de nueve, nos tiene muy aquí, identidad en continua construcción.
El mundo reclama lugar en las páginas de Tierra Media. El mundo donde estamos, madrecita...
Un mundo que habitamos y compartimos, con especies universales como las hormigas y otras que también sufren, igual que nosotros, las políticas públicas o la falta de ellas.
Un mundo tan entrañable como los países de nuestra Sudamérica, Venezuela y Brasil en la piel, o un bello relato romano, proveen experiencias de desplazamiento y de inmersiones culturales que no siempre son fáciles, pero suelen ser hondas en el sentimiento. Y así también los mundos que visitamos cruzando las fronteras del tiempo. Y mundos de cine con sus retratos, y el literario con sus leyes, y el deportivo con sus pasiones, y las facetas de mundos a nuestra imagen y semejanza, por donde emprender viajes de resistencia y de imaginación.
Mundos así, que orbitan, y por los que orbitamos, porque vivir es andar, es seguir, es apostar al movimiento y a la joven o vieja velocidad de giro, sin acelerar en las esquinas o en las curvas, y echar una mirada por el retrovisor. Aquí estamos y aquí vamos, escribiendo páginas que son preguntas y por las que respondemos, y páginas que son respuestas y revelaciones, cuando vemos al año -a todo el mundo- como apurándose a sacar afuera lo que ha quedado, ante un ejercicio que cierra. A ir preparándose para lo que vendrá, a ir anudando sus ciclos de luces y sombras, según acuerden entre sí soles y noches y lunas y días, al ritmo de nuestro tiempo, de las respiraciones, de los abrazos y adioses que nos ocurren a cada vuelta de los días.
La tierra nos sostiene, la nuestra, la media, la ajena, y aún sabia. La que espera de nosotros los frutos, los de la sabiduría y el bien, al menos esos dos, y los jardines y las aguas y las puertas abiertas para ir y venir, aun cuando no haya regreso, sino nuevos días, nuevos tiempos, nuevas esperanzas, nuevas curiosidades o la misma de cuando éramos niños.
Aquí estamos cada vez, nos compete estar, para cuando llamen a la puerta y sean ustedes quienes llegan a leernos una vez más. Muchas gracias por venir, es la mejor parte del día, la de volver a sonreír.
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