Editorial Octubre 2025

10.10.2025

La cuenta al revés

Compartir, revelar, inspirar, expirar, serenarse. Es octubre, pronto despertarán los pumas. Las palabras se abrirán paso como heridas, ondeará la mentira a plena luz. Es el mes tres de la cuenta regresiva, el mes tres de la cuenta al revés. Las epopeyas se desvanecen bajo cada traición, la sordera se parece demasiado a demencia fingida. Somos islas a lo sumo pensativas bajo el horror de estar asistiendo a un genocidio apocalíptico, afligidos por el suicidio idiota de la especie y lo que quede después de ella. Limpieza étnica dicen los que nunca fueron limpios, mientras masacran a pobres hijos de la humanidad, declarados por ellos menos humanos. Ecce homo. Es la humanidad misma, a prueba, y reprobada por causa de los réprobos que, aunque no merecen decirse humanos, lo son. Nosotros les reconocemos su humanidad. Ser humano es ser responsable. Son ellos quienes creen -y mueren por ello- que el enemigo no es humano. Somos humanos, los asesinos y las víctimas. Esa es la peor parte de la historia, sin negarle la posibilidad de aún empeorar más. Pero tendrán su Nüremberg, o lo que sea.

Nadie puede alegar no haber sido amado, para sumarse a la cadena del odio o la crueldad.

Un millón de megatones de amor. Eso hace falta, pero no. Prefieren cuerpos rotos, niños segados, la tierra vacía, los escombros erizados de gritos. Su victoria es la boca amarga de no creer en nada bueno, de haber aniquilado todo sentido de la vida, incluida la suya misma.

No hay nada en estas páginas para quienes no quieren ver, ni oír, ni sonreír, ni estremecerse. 

Ah, este octubre de primavera, que cala los huesos, nos pone negativos. Rebobinemos.

Hay en estas páginas para compartir, porque el amor no tiene precio, palabras que pueden dudar, pero no mentir. Para quienes buscan ver, saber, oír, sonreír, estremecerse, cosas así humanas que aún no hemos perdido, no importa cuánta conciencia apolillada, cuánto desdén por nuestra resistencia, cuántos impulsos desencadenados del crimen, de alarde sin causa, de pisar las flores, de manchar las banderas, de abusar de la paciencia del pueblo, a secas. Ese pueblo conoce la causa de sus males, sabe dónde está parado y hasta la hora de la próxima marcha prefiere seguir ejercitando su determinación.

Acá solo hay textos, solo hay fotos, solo hay el ejercicio humano de la lucidez, que es una tarea colectiva. Por favor, avísennos, de corazón, cuándo crean que la hemos perdido.




Comentarios:

- Gastón: Qué lindo es leer, y qué ingrato es escribir, arranca Diego en su lectura de la última Sarlo, y ya estoy identificado.

Preciosa foto la de Larraín, en una de las escrituras que más me gustan de Tierra Media, la de Marta García, que conozco gracias a ustedes. Qué bien escribe: la horma de sus codos, dice; una amiga nueva con las cicatrices de una vieja, dice. ¿Dónde era el Bar Sucho? Recuerdo que, en los ochenta, a un antrito le decíamos así, ya no sé dónde, tal vez en Nueva Córdoba. ¿Pura ficción?

Linda semblanza la de Zetta, Gaby. Dan ganas de ir a invitarle otro café.

Siempre sentí curiosidad por la masonería y sus protagonistas, qué buena tu nota, Jackie.

Pronto despertarán los pumas. Parece una alegoría, o un conjuro. Disfruto los editoriales de Tierra Media, aun cuando tengan que doler, como éste. La misma sensación de apocalipsis, no ya en el sentido tan cinematográfico de un asteroide cayendo sobre la Tierra, sino desde nuestra entraña. Ecce homo, así es: apocalipsis como final de era, de un modo de vivir. Y aun así, incluso por eso mismo, el valor de Tierra Media, de juntarnos, de generar y compartir belleza. Podemos dudar (debemos dudar), no podemos mentir. Quizá perdamos lo que aún no hemos perdido; no por ello cejaremos, aun frente al desdén por nuestra resistencia. Honestidad, valentía, humildad, persistencia. Gracias por todo esto, Jackie y Gaby.

Abrazos, buenos vientos.

Deja tu comentario: