El sur, territorio de experiencias crueles

10.09.2024

Omar Hefling

Ilustración: artista Selene Cráteres
Ilustración: artista Selene Cráteres

La deshistorización, el olvido, la quita de derechos trabajosamente conseguidos por las minorías no son caprichos de un bufón de ocasión, son estrategias de las nuevas derechas en occidente. Vienen por todo y cuentan con nuestra pasividad y complacencia.

Detrás cabalgan el desempleo, el incremento brutal de la pobreza con las consecuencias que ya se pueden ver claramente. Esta crónica, generalidades mediante, propone un recordatorio a procesos políticos que se repitieron hasta la actualidad: las andanzas de los chicos malos de la economía provenientes de Chicago, la escuela de torturadores en Panamá y la arriesgada acción de un artista chileno.

Desde mediados de los 90 del siglo pasado, en pleno menemismo, comienzo a leer trabajos sobre las consecuencias sociales del delito económico, ese es el punto de partida para ejercer modestamente en diversos medios de comunicación una militancia carente de logros pero con infinita perseverancia contra las políticas neoliberales que para las mayorías han significado y significan una verdadera tragedia en el mundo occidental.

La aplicación de las políticas económicas neoliberales para América Latina llega con tortura, desapariciones, muerte, desarraigo y hambre.

En nuestro país se inician esas políticas con José Martínez de Hoz y la dictadura del 76. Para aplicar ese plan macabro la dictadura impuso horror, tortura, desapariciones y muerte. El objetivo de ese plan fue la desarticulación de todas las organizaciones sociales. El plan económico de Martínez de Hoz es el mismo que hasta hoy se aplicó y se aplica en la actualidad. Bicicletas financieras, desindustrialización y endeudamiento, endeudamiento el mayor hasta ese momento en la historia del país.

Los endeudadores sabían que esa deuda no se iba a poder pagar. Y también sabían cuál era el objetivo final, la privatización de las empresas de servicio en manos del Estado.

El ejecutor de esas políticas de entrega y desguace del Estado fue el presidente Carlos Menem que entusiasmó y engañó a los argentinos con la famosa revolución productiva que nunca vimos. Menem mal vendió empresas del Estado por un puñado de dólares que le alcanzarían, guiado por el hijo del fabricante de escobas de San Francisco, Domingo Felipe Cavallo para implementar el plan de convertibilidad, lo que parecía un milagro terminó en tragedia en el 2001. Duró hasta que alcanzaron los dólares.

Luego de la década Kirchnerista, una etapa de prosperidad para las mayorías, el gran pueblo argentino quiso el cambio y cayó el muchachito de los ojos claros, Mauricio Macri para aplicar con matices las mismas políticas de aquella época fatídica, endeudamiento feroz y fuga desbocada propiciada por dos tristes personajes que hoy brillan en el actual gobierno nacional, Luis Caputo y Federico Sturzenegger responsables del desastre macrista. Bien vale recordar que el muchachito de los ojos claros fue enfáticamente apoyado por la sociedad cordobesa. Miles de empresas cerraron sus puertas y la gente fue a dar a la calle.

No es muy distinto el proceso económico que padecemos hoy con la presidencia libertaria de Javier Milei, ahora la moneda de cambio son los recursos naturales y las centrales hidroeléctricas entre otras nimiedades.

Así como en la legendaria escuela de West Point se entrenaba a los futuros torturadores, en la Universidad Católica de Chile Milton Friedman y sus muchachos comenzaron a entrenar a los economistas de la entrega y el hambre. Los tristemente denominados Chicago Boys. Subyace en la discusión de estos días la sensación de que Chile es un país profundamente neoliberal dado su carácter de "laboratorio" de dicho modelo económico, aplicado durante la dictadura de Augusto Piinochet.

Según un artículo del periodista chileno Lun Lee para el portal Interferencia.cl un economista, Sergio De Castro, presentó un plan de desarrollo redactado por él y sus compañero que llamaron El Ladrillo, por su tamaño; su lenguaje era el de la liberalización del comercio y la planificación descentralizada. Algo así dijo aquí Sturzenegguer cuando presentó el paquete de la llamada Ley Bases.

Según Lun Lee, "hasta que Augusto Pinochet abrió el país para el experimento, históricamente, este momento del país se entronca con la figura de los 'Chicago Boys'. Un grupo de pensamiento económico conformado, en su mayoría por estudiantes de la Universidad Católica que profundizaron estas ideas en las aulas de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos. Uno de los pensadores claves para estos jóvenes economistas de la UC fue Milton Friedman, quien trabajaba en ese entonces en Chicago. Sin embargo, la relación del intelectual con el país se estrechó en el año 1975 cuando visitó por primera vez Chile".

En esa ocasión, Friedman aterrizó en Chile para referirse al fenómeno de la inflación que afectaba al país, donde por primera vez se escuchó la idea de desacoplar las ideas de libertad política y libertad económica, lo que sedujo a Pinochet, quien buscaba una solución para salir de la crisis económica de ese entonces, explica Lee.

Consultado sobre la situación chilena como sí fuera una enfermedad, describe Lee, Friedman respondió: "La economía social de mercado es la única medicina. Absolutamente. No existe otra. No hay otra solución a largo plazo. Ningún país en el mundo ha tenido éxito en mejorar el nivel de su economía por algún otro método que no sea el del mercado libre".

Friedman volvería seis años después, en 1981, "cuando ya empezaba a funcionar una Constitución que garantizó el orden público económico que Friedman promovió, y que empleó como ejemplo mundial para que en los 80 y 90 varios países emprendieran reformas similares a las del modelo chileno, buscando resolver a través del mercado viejos problemas sociales, como las pensiones o la atención en salud o la provisión de educación obligatoria" escribe Lee en un extenso artículo como consecuencia de la designación en el gobierno del vecino país de un economista de esa raíz neoliberal.

Lun Lee asocia ese momento "con algo que sintonizó perfectamente con lo que se conoció como el Consenso de Washington 1989 -promovido por el Estados Unidos de Ronald Reagan y el Reino Unido de Margaret Thatcher- que promovió políticas de austeridad fiscal, liberalización del comercio y moderación en las cargas tributarias, entre otras medidas que se consideran neoliberales, las que Chile siguió como alumno aventajado con la Concertación ya a la cabeza del país. En el plano económico se identifica a Milton Friedman y al austriaco Friedrich von Hayek como sus principales exponentes, mientras que en el plano político se asocia esta doctrina al presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, junto con la ex primera ministra británica Margaret Thatcher".

Mientras los vientos económicos comenzaban a soplar fuerte en la región las consecuencias sociales comenzaban a manifestarse y se necesitó de la ayuda de las fuerzas de seguridad.

La Escuela de las Américas, operada por el Ejército de los Estados Unidos, fue fundada en 1946 en Panamá con el objetivo de entrenar a soldados latinoamericanos en técnicas de guerra y contrainsurgencia. Por sus aulas pasaron más de 83.000 alumnos, muchos de los cuales han resultado ser destacados violadores de los derechos humanos en sus propios países. Así lo han demostrado en Chile, Guatemala, Argentina, Perú, Uruguay, Nicaragua, El Salvador, México, Honduras, entre otros.

En ese contexto trágico regresa de incógnito a Santiago de Chile un artista experimental, un performer todo terreno, Juan Downey.

Downey fue un artista multidisciplinario chileno, pionero del videoarte y el arte interactivo, algo de lo que este cronista, al menos, no tenía ni idea de su existencia.

En una estadía en México me recomendaron que visitara el Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo. Una monumental construcción diseñada especialmente para la actividad museística, uno de los pocos ejemplos en México de arquitectura contemporánea destinada desde su proyecto original a la labor museística, el edificio se incorpora armónicamente al entorno gracias a su forma piramidal, lo que remite a la herencia arquitectónica prehispánica. El edificio no es un cuerpo que invade el bosque, sino que se integra al terreno que lo rodea en virtud de su estructura de varios niveles, que se concentra sobre sí mismo en volúmenes ciegos de concreto escalonado hacia el centro, que al estar disimulados, dan la sensación de que el edificio brota del suelo. Para lograrlo, los arquitectos incorporaron taludes con vegetación, los cuales son parte fundamental de la composición del edificio y establecen la relación primordial con el Bosque de Chapultepec según lo que fundamentan los responsables del diseño.

Allí el Rufino Tamayo me presenta a Juan Downey en una muestra retrospectiva de sus obras. En esa muestra sorprendente por la diversidad de formatos y técnicas muy experimentales, doy con el video de 16 minutos que completa esta nota para destacar el arrojo y la valentía de Downey en plena dictadura de su país. El video en cuestión se llama Chicago Boys, realizado en inicios de los años 80.

Downey, en el video, simula ser un periodista norteamericano y consigue entrevistar a los referentes de la economía del dictador Pinochet que babean proclamas de libertad económica y del éxito que la gente celebra en las calles. Alternadas con las imágenes de los funcionarios, Downey muestra imágenes de las calles y de la pobreza creciente. Así mismo entrevista a intelectuales perseguidos por la dictadura. Sólo 16 minutos alcanzan para desmontar un relato.



Chile, homenaje

En Chile, y a modo de homenaje, se realiza el Concurso de Creación de Video y Artes Electrónicas de la Bienal de Video y Artes Mediales, que lleva el nombre de Juan Downey. El objetivo es conmemorar a uno de los pioneros de la experimentación de arte y tecnología, generar una continuación a su memoria a través de la divulgación de su trabajo e inspirar a las generaciones futuras manteniendo vivo su legado.

En agosto de 2014 se funda el Centro de Arte Digital en memoria de Juan Downey; Organización de carácter experimental y académico, orientada a la investigación y creación de artes digitales y nuevos medios. Ubicada en Puerto Varas, Chile.

Exhibiciones de Juan Downey por el mundo

Juan Downey fue creador de más de 40 obras. Sus videocintas, dibujos, performance e instalaciones han sido exhibidas en exposiciones individuales en el Corcoran Gallery of Art de Washington D.C.; en el Whitney Museum of American Art en Nueva York; el Jewish Museum, Nueva York; el San Francisco Museum of Modern Art; el Contemporary Art Museum de Houston; el Institute of Contemporary Art en Boston; el International Center of Photography en Nueva York; y el Schlessinger-Boissante Gallery en Nueva York.

El trabajo de Downey también ha sido incluido en exhibiciones colectivas en el Museum of Modern Art en Nueva York; en Documenta 6 de Kassel, Alemania; en las bienales del Whitney Museum of American Art de Nueva York; en el Stedelijk Museum en Ámsterdam; en la Bienal de Venecia; y en el World Wide Video Festival en La Haya, Holanda.

Legado

En 1998 el Instituto Valenciano de Arte Moderno, Centro Julio González de Valencia, España, acogió una de las mayores retrospectivas realizadas hasta esa época de su obra.

En el año 2006 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presentó la exhibición Primera Generación, el arte de la imagen en movimiento, 1963-1986, la cual incluyó la obra de Juan Downey.



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