Fue el Biker el que cayó con el chino

10.09.2025

Omar Hefling


Ilustración: artista Selene Cráteres
Ilustración: artista Selene Cráteres

Fue el Biker el que armó el kilombo con los chinos. El Biker tenía en épocas más prósperas, allá por el gobierno de Néstor Kirchner una Puma cuarta serie bastante decente. Ahora el Biker anda en bicicleta, ruedas finitas y marco oxidado, sin cambios de marcha, "esto me obliga al sacrificio" sostiene el Biker que tras la bici engancha un mísero carrito con dos ruedas de triciclo. Allí no faltan una caja de vino tinto Toro y algunas cosas que el Biker levanta de las calles que son, dice, todavía de "utilidá".

Una tarde de sol de fines de julio o principio de agosto, no lo recuerdo con exactitud, discurríamos con el Pensador del Infiernillo que ya definitivamente me llama por un apelativo que no es el mío, Tito fijáte vos, si con las actitudes cipayas que tiene este presidente con el imperio de las águilas, cualquier día nos ponemos la soberanía de sombrero. El Apo (apocalíptico) Soria dibujaba un animal mitológico con un palito en la tierra, el Incisivo Gómez miraba el futuro por arriba del hombro de Ricardito el abogado, miraba hacia el horizonte lejano, el Orfebre Gálvez miraba sus manos lastimadas por el oficio sin emitir palabras como clamando al "Licor" Vázquez que habilitara una petaca de caña con ruda. Fue en ese momento de epifanía barrial que escuchamos los chirridos del carrito detrás de la bicicleta reclamando aceite y los gritos del Biker dando la alerta que había escuchado por la radio hablar de un filósofo chino que decía ciertas cosas interesantes para debatir. Para el Apo simplemente el hecho de escuchar una conversación sobre un filósofo contemporáneo en una emisión radial era tan posible como que bajara aquí mismo un plato volador, un objeto no identificado por la humanidad hasta el día de hoy.

El Biker afirmaba que el chino en cuestión era un tal Yuk Hui, no alcanzamos a comprender del todo el nombre del filósofo que el Pensador del Infiernillo me encaró y me dijo mire Tito lo que tengo entre mis manos. Había extraído de su viejo maletín de cuero marrón un libro del autor asiático citado a gritos por el Biker. No sé si me hago entender Tito la colonización digital nos debilita, esto es una certeza pero no son muchos los que plantean alternativas. Quién sí lo hace es este muchacho, este filósofo chino Yuk Hui en su libro "Fragmentar el futuro" Ensayos sobre tecnodiversidad.

El pensador, para poner en evidencia mi ignorancia, seguramente urdió esta puesta en escena con el Biker. Inmediatamente el Pensador comenzó el despliegue de su conferencia "El muchacho este Hui analiza a nuestra civilización basada en el pensamiento europeo ilustrado que según el joven filósofo exige hoy una fragmentación y diversificación".

Para Yuk Hui, siguió exponiendo, leyendo algunos fragmentos minuciosamente subrayados con anotaciones en las márgenes del libro, no existe un único patrón tecnológico universal respecto del cual algunos países y culturas estarían más avanzados o relegados, sino múltiples cosmotécnicas que expresan diferentes modos de sentir y ordenar la experiencia. La recuperación de esa tecnodiversidad históricamente trazable y aún productiva es para Hui crucial si queremos poner en cuestión los supuestos ontológicos y epistemológicos de la tecnología moderna y resituarla en realidades más amplias que el mundo calculable" No sé si me hago entender, Tito, me dijo, y a los demás también que lo mirábamos bastante desorientados.

No sé si con el propósito de aportar algo sobre el tema o bien para tomarle el pelo al Pensador del Infiernillo, Ricardito se despachó con una idea que estaba desarrollando para implementar los servicios de un asador manejado con inteligencia artificial para su casita en las sierras. Es que los porteños que me la alquilan en verano cada vez vienen más pelotudos y ya me arruinaron tres asadores, remató con severidad. Enseguida se sumó el Licor Vázquez con sus vastos conocimientos enológicos con un proyecto en base a tecnología criolla para espantar a los zorros de las vides.

Con aire de resignación y cierta piedad hacia nuestros aportes a los planteos de Yuk Hui, mientras el orfebre Gálvez sin emitir palabra fumaba y pulía un colgante de plata con una amatista y el Incisivo Gómez sacudía la cabeza seguramente mordiéndose la lengua, el Pensador continuó como si nada hubiera sucedido: Muchachos, la globalización fue un proceso de colonización tecnológica y de sincronización y que hizo converger diferentes temporalidades en un único eje definido por la secuencia Premodernidad, modernidad, posmodernidad, apocalipsis según el amigo chino. He aquí, continuó el Pensador que este muchacho se plantea sin restaurar una naturaleza perdida sobre qué aportes podrían hacer una cosmovisión amazónica, confuciana o maya que nos permitan desviarnos del eje temporal global sin que esto implique caer en el tradicionalismo. No sé si me hago entender Tito, lo que el chino nos está diciendo es que toda cultura tiene su historia tecnológica. Ya con ánimo de subestimarnos el Pensador remató, no si a ustedes les da el melón para entender estas complejidades, el chino este nos está diciendo que en la búsqueda de la tecnodiversidad propone reabrir la cuestión de la técnica: en vez de entender a la tecnología como un universal antropológico, insta a redescubrir una multiplicidad de cosmotécnicas junto con sus respectivas historias y con las posibilidades que ofrecen para hacer frente hoy a la tecnología moderna.

Solo el silencio le respondió al Pensador del Infiernillo y antes que la oscuridad y el frío nos corriera a todos, Vázquez invitó a matar la última petaca de caña con ruda.





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