Los límites difusos de la apropiación cultural

Cristina Gómez Comini

"Apreciación", "adaptación", "inspirado en", "homenaje a" son expresiones un tanto ambiguas cuando se recurre a culturas ajenas en busca de inspiración artística o de argucias comerciales.

"¿Cómo integrarse o abordar de forma respetuosa una tradición que no forma parte de la propia identidad cultural?"

¿Cuál es la diferencia entre aquellas primeras palabras y la expresión apropiación cultural?

Apropiación cultural connota superficialidad, falta de respeto, dominación. A menudo es una cultura dominante la que se apropia de elementos de una cultura minoritaria, marginada y en desventajas económicas, es decir cuando la relación de poder entre dos culturas es asimétrica se puede hablar de apropiación de una sobre la otra.

Son llamativos algunos casos de apropiación cultural en el mundo de los famosos de la moda, la música, la gastronomía y más, sirva como ejemplo el escándalo que protagonizó en el 2020 el director creativo de la marca Carolina Herrera cuando se lo acusó de haber utilizado en sus prendas, sin permiso alguno, diseños de las bordadoras de comunidades de Hidalgo y Tehuantepec en México o el escándalo de Adidas en 2022 con la aparición de remeras de fútbol con imágenes de mosaicos marroquíes. A pesar del uso descontextualizado de elementos de otras culturas con consecuentes ofensas por desconocimiento de su carácter simbólico y tradicional, grandes empresas ganaron fortunas a costa de comunidades en desventaja. Sin embargo, la conciencia de este tipo de abuso ha hecho que muchas empresas de diseño hayan comenzado a considerar a sus inspiradores como parte de los procesos creativos trabajando respetuosamente en conjunto y logrando beneficios para ambas partes.

Cantantes famosas como Madonna, Miley Cyrus o Coldplay fueron acusados de apropiación cultural, por sus vestimentas, temas musicales, videoclips, tapas de discos… En gastronomía hay numerosos casos entre los que se recuerda el de Jamie Oliver, el cocinero británico que recibió duras críticas por su receta Punchy Jerk Rice, al no haber respetado los ingredientes de la receta Jamaiquina en la que se basó. Pero Oliver se excusó diciendo haber usado el nombre para mostrar las raíces en las que se inspiraba. La lista de denuncias por apropiación de todo tipo es cada vez más larga.

Me pregunto si el fenómeno de las apropiaciones no es consecuencia de la globalización en la que vivimos, que facilita la difusión de ideas, prácticas y expresiones culturales a través de las fronteras, creando oportunidades de intercambio, pero también riesgos de malinterpretación, banalización y explotación. Las redes sociales con su dinámica del picoteo visual, la velocidad y el cliché en su máxima expresión seguramente contribuyen a apropiaciones indebidas que a veces serán inocentes y otras del todo intencionales.

Y con la danza qué sucede?

Como es de suponer la danza tampoco está exenta de ciertas apropiaciones en mayor o menor grado, pero lo curioso es que a lo largo de su historia occidental aparecen casos que hoy son cuestionables.

Michelle Heffner Hayes , profesora del Departamento de Teatro y Danza de la Universidad de Kansas, que ha estudiado el legado de la apropiación cultural en la danza como parte de su trabajo, sostiene que apropiación es "tomar los signos ornamentales de las tradiciones culturales y usarlas como decoraciones de tu propia historia sin desarrollar relaciones de apoyo mutuo en la comunidad de la que las estás tomando".

Pienso en las grandes obras de ballet del siglo XIX, en una bailarina pionera de la danza moderna y en cierta danza callejera con la que estamos tan familiarizados en la actualidad.

Me refiero ahora al primer tópico de la lista, el ballet: sabemos que el ballet romántico centroeuropeo cultivó el gusto por lo exótico encarnado en todo aquello que provenía de los países de Oriente. Obras estrenadas en San Petersburgo como La Bayadera (1877/Minkus-Petipa) y en París como El Corsario (1856/Adam-Mazilier/Petipa) se ambientaron en la antigua India y en el Imperio Otomano respectivamente, creando ambas atmósferas exóticas con algunos vestuarios extravagantes o sensuales en mujeres (alternados con el tradicional tutú) y el uso de íconos y símbolos religiosos que contribuían a la credibilidad de las historias. ¿Cuánto de esos escenarios culturales estaba realmente documentado en aquellos años? ¿Hubo intención de apropiación en el sentido en que hoy conocemos el término? Probablemente no, en aquel momento de difícil acceso a países lejanos, primó el deseo de acercar al público de occidente algo de todo lo fascinante que quienes podían viajar llegaron a conocer de otras culturas; sin embargo, muchos de los estereotipos plasmados en el momento de su creación persisten hasta hoy y es válido plantearse una actualización de la representación de ciertos personajes "exóticos".

Ballets como El Lago de los Cisnes (1877 Tchaicovsky-Petipa/Ivanov) y El Cascanueces (1892 Tchaicovsky-Petipa/Ivanov) contienen varias danzas nacionales de corte folclórico: la danza rusa, la danza española, la danza húngara, la danza árabe, la danza china, etc. algunas de las cuales no están libres de clichés, muy cuestionados por las actuales generaciones de estudiantes y críticos de ballet.

Una joven estudiante norteamericana, Kathy Le, escribe en el diario universitario refiriéndose al ballet El Cascanueces:

"Hoy en día, las compañías de ballet utilizan las prácticas de otras culturas para adaptarlas a sus necesidades narrativas sin comprenderlas ni ejecutarlas adecuadamente. Tomemos como ejemplo "El Cascanueces". En esta pieza, hay un acto donde se representan a varios países. Una de las coreografías supuestamente representa a China. Sin embargo, como asiática, encuentro la coreografía y el vestuario bastante controvertidos. El uso excesivo de los dedos índices (como si fueran palillos), la vestimenta imprecisa y los rostros pálidos con bigotes largos y dibujados resaltan de forma negativa. Todos estos son aspectos que estereotipan la cultura, pero dejan claro al público que esta pieza en particular representa a China, así que, ¿a quién le importa?"

Afortunadamente a algunos sí les importa y toman cartas en el asunto. El director ejecutivo y director artístico del Scottish Ballet, Christopher Hampson, valora la eliminación de los estereotipos raciales en la propia producción para garantizar que los bailarines puedan realizar una actuación inclusiva.

"Si representamos una cultura, es importante que hayamos hecho la debida diligencia para garantizar que lo hagamos con autenticidad. Al corregir estereotipos culturales inapropiados, contribuimos al legado de la producción y la enriquecemos", declaró Hampson en una entrevista con la BBC.

El segundo caso controversial es el de la coreógrafa, pionera de la danza moderna norteamericana, Ruth Saint Denis. Ella se inspiró en la danza, la música, la historia y las creencias de la India, Japón y Egipto, creó y bailó muchas obras junto a su marido Denis Shawn entre las que pueden citarse "Radha", Olimpíada, The Egyptian Dance" y otras como solista: "Egypta", "O-Mika", etc. Probablemente ella haya estudiado estas culturas aunque no de manera muy profunda ya que recién pudo tomar contacto real con ellas en una gira en 1920 cuando ya era famosa por su trabajo. Si bien hay una idea generalizada de que Ruth Saint Denis cometió apropiación cultural sus defensores aseguran que ella contribuyó a hacer conocer esas culturas en occidente. Sin dudas fue una artista inspiradora ya que nucleó a grandes figuras como Martha Graham, Doris Humphrey y Charles Weidman que marcaron futuros caminos en la danza, aunque alejados de la temática de su maestra.

Por último, dirijo la mirada a nuestro país y me pregunto hasta qué punto hoy los bailarines nos hemos apropiado de la cultura del Hip Hop. El Hip Hop en su manifestación danzada se ha difundido de manera increíble en todo el mundo. Córdoba cuenta con muy buenas escuelas y extraordinarios bailarines de esta técnica que conocen y respetan los orígenes de la danza que practican, por ende no puede hablarse de apropiación sino de apreciación cultural. El hip hop surgió en un contexto de pobreza, violencia y exclusión social en los barrios marginales de Nueva York, fue en los '70 por una necesidad de expresión por parte de jóvenes latinos y afroamericanos que crearon una identidad propia frente a condiciones de vida adversas. En el año 2018, el grupo cordobés CBAction fue campeón mundial en el certamen de Hip Hop que tuvo lugar en Phoenix, Arizona, E.E.U.U. Hoy el Hip Hop se está filtrando en la danza contemporánea escénica y están naciendo nuevos y maravillosos estilos productos de la hibridación.

De pronto, los límites difusos entre apropiación cultural y apreciación cultural se vuelven claros. En un mundo que cambia todo el tiempo, un mundo de mixturas donde la pureza de los lenguajes es una utopía, donde los pueblos y las razas estamos cada vez más mezclados, donde nos reflejamos en los otros, donde el otro nos constituye también, creo que el límite siempre es el respeto, el permiso, el conocimiento. Robar es malo, pero pedir prestado es bueno, ignorar y subestimar es malo pero conocer y valorar es bueno, aprovecharse de alguien es malo pero interesarse en él es bueno. Apropiarse es malo, en cambio apreciar, respetar, pedir permiso, estudiar y compartir otra cultura es bueno. Es sólo una cuestión de ética.

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