No sé si me hago entender, Tito
Omar Hefing

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No se si me hago entender, Tito, así me llama, Tito me llama el pensador de la Plaza de los Loros de la calle Río Bamba (antes llamada Mariano Balcarce), así que ahora a estos que gobiernan no le podemos llamar fascistas porque los giles del purismo saltan diciendo que no es lo mismo. Y sigue el pensador, la gilada cree que cuando el nazismo hitleriano y el fascismo mussoliniano fueron derrotados, se acabó la rabia como dice el dicho del perro, muerto el perro se acabó la rabia, en absoluto Tito, dice cambia de forma pero la génesis se perpetró en las entrañas del capitalismo. Escuche Tito lo que dice esta investigadora Antonella Marty autora del libro La nueva derecha: "Empiezan a normalizar los discursos de odio, y creo que ahí está uno de los principales peligros: cuando se normaliza el odio es muy fácil pasar del discurso de odio al crimen de odio", "Tienen esa manera de convertir al otro en algo que hay que extirpar del cuerpo", no se si me hago entender Tito, agarre los libros que no muerden.
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Blandiendo un libro de Julio Cortázar, Papeles inesperados editado por Alfaguara, Tito me dice éste la tenía clara, 1976 atendé bien la fecha 1976, no se si me hago entender Tito y me hace leer las palabras de JC: "Sé que el término fascismo como lo empleo aquí no corresponde exactamente a su connotación histórica-política. El fascismo mussoliniano nace como un movimiento autónomo y soberano, a diferencia de los regímenes actuales de Chile o Uruguay (habla de lo sucedido tras la caída de Salvador Allende) que sólo pueden triunfar y mantenerse gracias a una total dependencia del imperialismo norteamericano. En ese y otros sentidos deberíamos contar con un término más ajustado a la realidad, pero a la vez cabe seguir empleando el de fascismo en la medida en que por debajo de las condiciones históricas, esos regímenes responden a las mismas pulsiones del fascismo italiano y del nazismo alemán: la misantropía, el desprecio y el miedo".
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No se si me hago entender Tito, me dice, resulta que no es justo tratar de fascistas a esta piara de malandras que nos gobierna, Tito. Todavía no puedo entender por qué el pensador orillero, la voz preclara del Infiernillo me llama Tito, si es para tomarme el pelo o porque me confunde con otro amigo suyo.
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Luego de un par de días me lo vuelvo a encontrar, el pensador venía cantando La canción del elegido de Silvio Rodríguez escuche me dice "Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida" no se si me hago entender, Tito. Acto seguido saca de su viejo maletín de cuero uno de los últimos libros de Franco Bifo Berardi, el libro al que me envía a estudiar es "Desertemos" un título raro para la combativa obra del filósofo italiano. En esas páginas Berardi resalta a Félix Guattari que hace por lo menos cuarenta años comenzaba a entrever la globalización en red que se avecinaba y sobre el orden totalitario fácilmente identificable con los antiguos regímenes fascistas con la diferencia que ese poder central capaz de imponer una disciplina jerárquica y de eliminar brutalmente toda oposición y disidencia actualmente actúa con el nuevo orden totalitario que en el realismo capitalista que padecemos no está en el centro del universo social, sino que funciona de forma puntual dice Berardi conectada y a-céntrica: el poder se encuentra en todas partes, porque está desterritorializado e inscripto en cada acto de intercambio simbólico. Pero al mismo tiempo no está en ninguna parte porque tiene el mismo carácter abstracto que las finanzas digitales.
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No se si me hago entender Tito, así que ahora nos quieren hacer creer que el fascismo es sólo parte de la historia, que desapareció como pedo de buzo en un par de burbujas en el mar del olvido. No señor, el fascismo está vivito y coleando. No se si me hago entender, Tito. Para ampliar sus fundamentos sobre el fascismo que padecemos el pensador orillero se dispone a caminar por el campo de maniobras del pensador italiano: según Berardi desde el 24 de febrero de 2022 el mundo asiste a una guerra de dos bloques que permanecen en la misma dimensión esquizo del capitalismo, pero pertenecen también a la dimensión paranoica de la Nación, o de la nación que se transforma en un imperio. Algunos de los viejos rasgos del fascismo que están reapareciendo sin que esto signifique creer que se está volviendo al fascismo del siglo XX.
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Dice Berardi en Desertemos "el bloque ruso que Berardi etiqueta como nazisoberanista…se basa en la proyección agresiva del culto de la patria, la identidad nacional y la raza. La democracia se sustituye por la unidad de la Nación.
El bloque norteamericano que Berardi denomina como naziliberal, se basa en la primacía absoluta del beneficio económico, en la sustitución de la decisión democrática con la fuerza de los automatismos tecnofinancieros y militares.
En este conflicto Berardi remarca el costado esquizofrénico, ambos reclaman que combaten contra el fascismo del otro, y de este modo expresan su propio fascismo.
No se si me hago entender, Tito me dice y adivine de qué lado del mostrador del fascismo estamos nosotros.
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Un par de días después bajo el solcito de una tarde de julio el pensador del Infiernillo me abordó nuevamente frente al mástil de la plaza de Los Loros.
No se si me hago entender Tito, siempre hay que estar atentos con lo que llaman ahora como neototalitarismo. Mire usted lo que dice un uruguayo, Luis Camnitzer artista conceptual y ex integrante de la organización Tupamaros en su libro Didáctica de la liberación: arte conceptualista latinoamericano, describe cómo se desarrollaban las acciones de la organización y con qué fines alertando sobre las prácticas fascistas, acérquese al arte que no muerde Tito.
Fíjese lo que dice este hombre, Tito, no se si me hago entender, las operaciones más estructuradas de los tupamaros se ubicaban en algún punto entre el jappening y los eventos de los medios masivos tanto la actividad inmediatamente perceptible como su memoria registrada por los medios o por los chismes populares tanto que llevaron a crear un folklore revolucionario en donde la meta no era convertir información artística en un tema sociológico o anestesiar la política sino crear una conciencia política, la introducción de la estética en la política tiene sus peligros ya que puede crear un espectáculo ( fíjese lo que está sucediendo con la serie del innombrable) que en última instancia puede quedar aislado y tener connotaciones fascistas especialmente cuando comprende movimientos de masa. El uruguayo éste Tito no es ningún otario, lo cita a Walter Benjamín cuando habla de la estetización de la política como una estrategia fascista y de la politización de la estética como una aproximación comunista pero en el caso de los tupamaros el propósito de la entrada de la estética en la política fue cultivar y darle poder a la gente, el propósito de la estética fascista es lograr lo opuesto por medio de la adoctrinación y la creación de una distracción de los temas centrales.
No sé si me hago entender Tito tenga en cuenta lo que bate este gil, el fascismo siempre anidó en toda la evolución del capitalismo, en especial en esta última etapa el paso del neoliberalismo hacia el tecno feudalismo. No vamos a vivir en sociedades mejores sino garantizamos que vivamos en sociedades más democráticas.
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