Pablo Almirón
El lucerito cordobés de Mercedes Sosa
Horacio López Das Eiras
Traigo la arena de mi ranchito,
traigo un sueño y un pincel,
y un corazón pa´ mi Lucerito,
repiqueteando en tu querer.
El viento se roba las cenizas
de esos ojitos sin fe,
creo que hasta Santiago tiene prisa,
para cantar otra vez…
Esta historia tiene dos capítulos, una prehistoria y variados afluentes.
Empezamos con el segundo capítulo ocurrido hace 9 años. Mercedes Sosa resucitaba cantando, en sintonía con su viejo hit "Como la Cigarra".
Corría agosto de 2015 y bajo el título "Lucerito" era lanzado un disco que había quedado "arrinconado" en un estudio/templo de grabación porteño.
Mercedes ya no estaba físicamente; había ido en busca de nuevas canciones y de repente su voz volvió a escucharse, a estremecernos.
"Lucerito" asomaba entre "Lapachos de primavera", "Como flor del campo", "Ojos de Cielo", "Himno de mi corazón" y una preferida de ella -"Caja de Música"- poema de Jorge Luis Borges que Pedro Aznar había musicalizado.
Es decir que el disco vio la luz quince años después de haber sido grabado. Precisamente el año en que Mercedes hubiese celebrado sus 80 años. Lo curioso de esta parte de la historia es que "Lucerito" era una composición en letra y en música de un joven cordobés llamado Pablo Almirón.
Con él sabremos ahora el capítulo inicial.
- Suena el teléfono en mi casa-estudio de grabación "Luna" y atiende mi madre. Del otro lado se escucha:
- Hola, soy Mercedes Sosa, ¿se encuentra Pablo Almirón?
- Si, un minuto, ya le paso.
- Tomá hijo, es Mercedes Sosa.
Mi vieja me lo dijo muy fresca, como si me hablara la almacenera de la vuelta. Y encima yo creí que era una broma de algún amigo y no tuve mejor idea que cortarle. Al rato llama de nuevo y ahora me pregunta si yo era integrante de Los Tekis.
Le dije que no, que era Pablo Almirón, y que si quería le pasaba con uno de ellos que se encontraban en mi estudio.
- ¿Usted es Pablo? Con usted quiero hablar, me dice y ahí ya escuché mejor que era Mercedes Sosa nomás. ¡Casi me desmayo! Y más cuando me dice que me llamaba para que la autorizara a cantar mi canción "Lucerito" en presentaciones que estaba haciendo por Estados Unidos. Imaginate… Sí Mercedes, por favor, será un honor… ¿Qué podría decirle? Si estaba como inhibido, ruborizado, qué sé yo…
Y ahí mismo me hace escuchar un "demo" de "Lucerito", una canción que yo había grabado en mi primer disco llamado "Recetas para cambiar el mundo" (1998). ¡Sí, yo quería cambiar el mundo!
- ¿Cómo había llegado el huayno "Lucerito" a oídos de Mercedes?
- Por oficio de Martín Oliva…él mismo se encargó de llevárselo. Y una vez viniendo ambos de Buenos Aires a Córdoba lo escucharon en el camino. A ella le encantó… Con Martín nos conocíamos porque en mi estudio había grabado con su grupo "Mirando al Sur".
Desde ese momento, Pablo Almirón quedaba integrado a la pequeña legión cordobesa a quien nuestra cantora mayor le había puesto voz y temple a una composición. Los anteriores habían sido: Horacio Sosa ("Quiero amar mi país"); Ica Novo ("Serenatero de bombos" con letra de "Pancho" Cabral) y Luigi Jusid ("La Solitaria").
"Lucerito" asomaba en cada actuación de las tantas que aquella Mercedes de 60 y tantos años de edad aún giraba por el mundo. Fue escuchada desde el teatro Carneggie Hall de Nueva York al poblado jujeño de Santa Catalina, tres kilómetros antes de la frontera boliviana. Allí Mercedes hizo un concierto junto al río y el viento en la cara. Y hasta improvisó a su estilo un bailecito con "Lucerito".
Dos meses antes, - domingo 14 de enero de 2001- llegaba la culminación de esta historia. En el 36 Festival de Jesús María, Pablo, de 25 años, es invitado por la propia Mercedes a compartir su "Lucerito" en el escenario de la doma. Fue la noche de cierre de una actuación conmovedora de Mercedes, en aquellos años enemistada con la organización de Cosquín.
Horas previas adelantó que en su "próximo disco" habrá una canción de un compositor cordobés -Pablo Almirón - llamada "Lucerito". Pasaron quince años. Y el "Lucerito" asomó.
La prehistoria
Pablo "Lucerito" Almirón (1975) - mote astral puesto por el cronista y aprobado por el artista- brillaba con luz propia antes de la aparición de Mercedes.
Le iba "joya" con su estudio de grabación "La Luna", ubicado en Paraná al 600 en Nueva Córdoba. Apenas pasados sus 20 años de a poco se fue haciendo de una importante y muy diversa cartera de clientes.
Desfilaron por ahí:
Las recién iniciadas De Boca en Boca, Raly Barrionuevo, Los Tekis, Mona y Carli Jiménez, Esteban Gutiérrez, Rodrigo, Sebastián, Valeria Lynch, grupos como Indama, Los Guaraníes, Gualicho, Mario Díaz, Juan Iñaki, los grupos Sabroso y Sangre Cuartetera; grupos de cumbia y cachaca… tango con Pedro Martos, Javier Di Ciriaco...y muchos más. Actualmente "Lucerito" es profesor de piano en la UNC.
¿Cómo habrá hecho para atraer a tantos artistas?
Según Pablo, quizás al ganar el premio otorgado por el Rotary Club y demás concursos interprovinciales de piano. Y que en ese tiempo no abundaban técnicos de sonido que fueran músicos.
Además "Lucerito" componía sus propias canciones, grababa discos (5), tuvo incursiones pianísticas en Chébere y era número puesto en programas ómnibus como "Lagarto Show" y "Telemanías".
El éxito, la fama lo fueron blindando a aquel joven que, además de su vitalidad, desplegaba talento y entusiasmo por crecer.
Pregunta de cajón, inevitable.
- ¿Hubo algún ancestro que encausara los genes en Pablo? Madre ginecóloga, padre otolaringólogo, no pareciera influencia. Aunque resulta que su padre nacido en La Banda, suelo de chacareras, solía empuñar la guitarra…
Pablo muy fresco cuenta que a su padre le había escuchado decir que un abuelo –Bautista- había sido maestro de guitarra de Atahualpa Yupanqui… Por allí asoma un mensaje a considerar.
- Yo no creo mucho en eso de la herencia musical. Lo afirma Pablo con soltura, quien en el próximo año cumplirá 50 años. No sabés lo que tuve que romperme para hacer lo que quería.
Hoy se advierte de que en aquellos comienzos del siglo 21, a Pablo le iba muy bien. Asegura que supo ahorrar e invertir el dinero obtenido y que hoy puede vivir sin sobresaltos.
Continúa:
- En esos años yo era famoso, muy famoso. Salía a la calle y todo el mundo me reconocía. Fotos aquí, autógrafos allá, me gustaba ese reconocimiento del público. Pienso que la aparición en la tele todos los sábados durante casi tres años fue determinante.
- ¿Qué pasó entonces para que el nombre de Pablo Almirón se haya diluido de los primeros planos?
- Empecé a sentir como ahogos cuando salía a la calle. Estaba sentado en un café, como estamos ahora y empezaba a sentir encima las miradas de la gente. Empezaba a transpirar, no sé, me ponía muy incómodo. No podía ir a comprarme un pantalón y tenía que pedirle a un amigo que vaya. Una vez un taxista me reconoció en pleno viaje y me dijo que me bajara… Según él, su novia le había contado que se había acostado conmigo. ¡Me dejó a las dos de la mañana en pleno San Vicente!
Esas cosas me empezaron a agotar. ¿Qué hice? La llamé a mi hermana que vivía (y vive) en Madrid, donde es productora artística, y le pedí que me armara algunas presentaciones. Y así fue. Fui, toqué y esa noche me puse de novio. A los días siguientes caminaba Madrid y nadie me conocía. Fue la panacea, ¡Vivir sin fama!
El maestro Almirón, según el niño Chavero
El solo hecho de haber dicho que su abuelo fue maestro de Yupanqui era una tentación para viajar al archivo. Felizmente el registro estaba a mano. Página 25 de "El canto del viento" (1971) un libro con crónicas biográficas del propio Héctor Roberto Chavero, mejor conocido como Atahualpa Yupanqui (1908-1992).
Relata el hombre:
"…Al poco tiempo mi tata me llevó a la ciudad para presentarme a un hombre, a un artista, a un maestro; Don Bautista Almirón. Ese instante frente al maestro fue definitivo para mi vida, para mi vocación. Entraba yo para siempre en el mundo de la guitarra. Aún no había cumplido 8 años y la vida me daba un glorioso regalo: ¡Ser alumno de Bautista Almirón!
En sus memorias originadas en Pergamino, Yupanqui recuerda a la pequeña Lalyta –hija de su maestro- "Buenos dedos y claro entender y su dedicación había de tener los mejores frutos".
Yupanqui abrocha el recuerdo de esta manera: "El maestro Almirón tiene todo el homenaje de mi espíritu enamorado de la música. El signo está impreso en mi alma, y ya para mí no habría otro mundo que ese: ¡La guitarra!"
¡No tuviste abuelo, "Lucerito"!
Y según parece, el árbol de los Almirón, con origen en Junín, arrojó un fruto en el mismo suelo bonaerense. Allí nació Lalyta (1914-97) nombrada por Yupanqui. Y el otro fruto, más tardío, más lejano, en la ciudad de Córdoba. Pablo "Lucerito" lleva la sangre del maestro de música y de la hija – tía abuela- destacada desde muy niña.
- Mi viejo me habló de mi abuelo Bautista, de Lalyta y Elvira, que también era pianista y guitarrista... Incluso mostraba algunos recortes de sus conciertos y giras. Pero yo tenía 8 años y no recuerdo todo. Y él de su familia hablaba poco debido a una desgracia familiar...
El último gajo de los Almirón preserva el mandato genético. Aunque con una impronta musical muy propia y nutrida. "Soy una coctelera cuántica". Hoy lo suyo es la docencia de Música en la Universidad Provincial ; también realiza aportes para Netflix a través de su hermana que tiene una productora en Madrid. Con ella coopera en mezclas para series de películas y esporádicamente para producciones documentales.
Mientras tanto, tiene vigente sus derechos de autor en algunas de sus composiciones; como "Lucerito" y "Quiéreme", grabada hace muchos años por el dominicano-cordobés Jean Carlos.
Eso sí, hoy Pablo "pasa a través de la gente como el fantasma de Canterville". Vive en Tanti donde convive con su compañera y elige a quien quiera grabar en su moderno estudio. Asegura que de su antigua novia, "la fama", no extraña "nada" ("aunque hoy la capitalizaría de otro manera"); no tiene hijos, aunque considera como tales a sus cinco producciones discográficas: "Recetas para cambiar el mundo"; "Cordobés y argentino"; "Ciclos"; "Alquimia" y "Ecos".
En "Cordobés y argentino" también participa Mercedes Sosa en la canción "Mucha luz". ("…para empezar todo de nuevo, sin mirar atrás, hará falta mucha luz, dame, para querer a este país, mucha luz, dame para cambiarlo un poco más…")
En tanto, se hace sus tiempos para disfrutar artistas y grupos de la talla de Pat Metheny, Take Six. Jacob Collier, George Duke, Chick Korea y a nuestros criollos "Flaco" Spinetta y Gustavo Cerati. Pero el listado no tiene fin.
¡Qué repiquen los cueros,
sigo tus pasos, fuentes de luz,
Amor que es mi Lucero,
hace más liviano el peso de mi cruz!
Que repiquen los cueros,
sigo tus pasos, fuentes de luz,
Amor que es mi Lucero,
hace más liviano el peso de mi cruz.
Y mi alma ya se va volviendo zamba
porque extraño tu querer,
pero me sale un carnavalito
cuando yo te vuelvo a ver.
Que repiquen los cueros,
sigo tus pasos, fuentes de luz,
Amor que es mi Lucero,
hace más liviano el peso de mi cruz.
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