Padres necios

10.01.2025

Adrián Savino

Vivo en barrio San Martín Norte, no en una casa con patio sino en un patio con casa.

En un pasaje llamado Burmeister, justo entre Aristóteles y Platón.

Le voy a comprar soda al almacenero de Platón, y él me cuenta de sus hijes.

Que anoche llevó y trajo al mayor de dieciséis, y que está juntando para los quince de su hermana.

Y sí ¿viste?, me dice, son adolescentes, ya los perdí… Y bueno.

Le recomiendo los reels de @sebawainraichok en Instagram, que para mí tratan exactamente sobre eso: perder a los hijos.

No sigo porque hay gente esperando, pero también quisiera contarle de otras expresiones de la misma idea.

Un pasaje de Alejandro Zambra en el que dice algo así: ser padre es dejarse ganar hasta el día en que la derrota sea verdadera.

Otro del psicólogo Massimo Recalcati (al que accedí vía Zambra), que afirma cómo a los hijos, estamos siempre esperándolos sin pedirles nunca que regresen.

La de Recalcati, en su libro El secreto del hijo, vendría a ser una tesis triple.

Por un lado el papá-Edipo, el tradicional pater familiae al que se adora o defenestra.

Luego el papá-Narciso, como el ex de una amiga que hace poco me comentaba: "Y sí, el padre de mi hijo es como un adolescente más".

Por último, el más trascendente, el papá-Telémaco.

Telémaco, el hijo de Ulises, que aguarda el retorno de su padre mientras su madre Penélope es acosada por multitud de pretendientes.

Ulises atraviesa su célebre Odisea, con la idea fija e inamovible de regresar a su patria, Ítaca.

No está seguro de si su hijo lo espera o no, pero no le importa: sea como sea, allí estará para él.

En su largo viaje de veinte años, capaz piense como el almacenero de Platón o como @sebawainraichok: que todo el propósito de su existencia pasa por otra seguridad, tan sólida como irrenunciable.

La de que él puede perder al hijo, pero éste a él, no lo va a perder jamás.

Demasiadas veces en mi cincuentenaria vida cordobesa, me ha tocado presenciar escenas de padres burlándose, insultando y/o pegándoles a sus hijos.

¿Vieron que en el folklore futbolero, ganarle siempre a alguien es "tenerlo de hijo"?

¿Y otras metáforas más brutales, referidas al liso y llano y cruel abuso?

Bueno.

Yo con mis hijes quisiera ser como el almacenero de Platón, como @sebawainraichok, y como tantos de mis amigos.

Que me tengan de padre.

Que como canta el poeta, nunca, pero nunca nunca, deje de rezar a fondo un Hijo Nuestro.

Amén.


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