Padres necios

Adrián Savino

Vivo en barrio San Martín Norte, no en una casa con patio sino en un patio con casa.

En un pasaje llamado Burmeister, justo entre Aristóteles y Platón.

Le voy a comprar soda al almacenero de Platón, y él me cuenta de sus hijes.

Que anoche llevó y trajo al mayor de dieciséis, y que está juntando para los quince de su hermana.

Y sí ¿viste?, me dice, son adolescentes, ya los perdí… Y bueno.

Le recomiendo los reels de @sebawainraichok en Instagram, que para mí tratan exactamente sobre eso: perder a los hijos.

No sigo porque hay gente esperando, pero también quisiera contarle de otras expresiones de la misma idea.

Un pasaje de Alejandro Zambra en el que dice algo así: ser padre es dejarse ganar hasta el día en que la derrota sea verdadera.

Otro del psicólogo Massimo Recalcati (al que accedí vía Zambra), que afirma cómo a los hijos, estamos siempre esperándolos sin pedirles nunca que regresen.

La de Recalcati, en su libro El secreto del hijo, vendría a ser una tesis triple.

Por un lado el papá-Edipo, el tradicional pater familiae al que se adora o defenestra.

Luego el papá-Narciso, como el ex de una amiga que hace poco me comentaba: "Y sí, el padre de mi hijo es como un adolescente más".

Por último, el más trascendente, el papá-Telémaco.

Telémaco, el hijo de Ulises, que aguarda el retorno de su padre mientras su madre Penélope es acosada por multitud de pretendientes.

Ulises atraviesa su célebre Odisea, con la idea fija e inamovible de regresar a su patria, Ítaca.

No está seguro de si su hijo lo espera o no, pero no le importa: sea como sea, allí estará para él.

En su largo viaje de veinte años, capaz piense como el almacenero de Platón o como @sebawainraichok: que todo el propósito de su existencia pasa por otra seguridad, tan sólida como irrenunciable.

La de que él puede perder al hijo, pero éste a él, no lo va a perder jamás.

Demasiadas veces en mi cincuentenaria vida cordobesa, me ha tocado presenciar escenas de padres burlándose, insultando y/o pegándoles a sus hijos.

¿Vieron que en el folklore futbolero, ganarle siempre a alguien es "tenerlo de hijo"?

¿Y otras metáforas más brutales, referidas al liso y llano y cruel abuso?

Bueno.

Yo con mis hijes quisiera ser como el almacenero de Platón, como @sebawainraichok, y como tantos de mis amigos.

Que me tengan de padre.

Que como canta el poeta, nunca, pero nunca nunca, deje de rezar a fondo un Hijo Nuestro.

Amén.


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