Para ser y parecer

10.07.2025

Memoria poética de Córdoba


Jorge Felippa


Homenaje en Plaza San Martín a Daniel Salzano, con un ejemplar de ¡Oh, Beibi! (Córdoba. 1969) (ph. editorialcorprens.com.ar)
Homenaje en Plaza San Martín a Daniel Salzano, con un ejemplar de ¡Oh, Beibi! (Córdoba. 1969) (ph. editorialcorprens.com.ar)

I

Ante un nuevo aniversario de la fundación de nuestra ciudad, me pareció oportuno recuperar de mis archivos, textos y poemas de diversos autores que a lo largo del siglo XX, le cantaron a nuestro lugar en el mundo. Son una serie de textos poéticos que, allá lejos y hace tiempo-antes de la internet-, me propuse rescatar para la realización de un recital que llevó el título de esta nota.

Aquel recital que realicé en el 2004 junto a los músicos Eduardo Allende en piano y dirección musical, y Pedro Quiñonez en bandoneón, lo presentamos en el pub "Ruido de Fondo" en Alta Córdoba y en la Feria del Libro de ese año. Luego de largos meses de búsqueda en bibliotecas públicas y privadas, reuní a casi treinta autores que homenajearon a la geografía física y espiritual de esta ciudad a lo largo de casi un siglo.

No os asustéis, no los voy a obligar a leer a todos. Ahora el desafío fue organizar en un texto único, fragmentos de muchos de ellos de tal modo que puedan leerse como una memoria poética de Córdoba. En la contratapa del programa de aquel espectáculo, resumíamos nuestra propuesta.

"Hacer memoria es hacer justicia. Reparar el olvido y anunciar otros mundos posibles. Homenaje y reclamo, orgullo y desplante. Doctoral y tramposa. Así le escribieron a Córdoba, desde su fundación, místicos y pecadores. Así la gozó y padeció Luis de Tejeda: su huella de cuatro siglos maduró en poetas y poemas inolvidables. Unos, canonizados; otros, silenciados. Unos, aferrados a las trascendencias de las formas. Otros, embarrados de las contingencias ciudadanas. Vecinos en el amor y el espanto, juntos pero no revueltos."

Vamos con ellos a repasar esa Córdoba que ya no está y de la que alguna vez estuvimos muy enamorados, y otras muchas, la extrañamos con una nostalgia que parece irreparable.

II. Así nació mi ciudad

"Fatigada de soles, la tropa de hombres blancos que en Cabrera tenía el perdón y la brújula, vio dar las cuchilladas en las ramas del árbol. / A cordel las callejas fueron cuadriculando, los predios de la Córdoba de la Nueva Andalucía". (Efraín U. Bischoff)

"¿Cómo nombrar a Córdoba? No cabe en la palabra su perfil de duende que se acerca, se esfuma, nos sorprende, se esconde, sube, se adelanta al ave./ Para nombrar a Córdoba prefiero la sinrazón del vuelo y la campana; la risa del Suquía, fiel romero con su báculo de agua casquivana; la torre abandonada del lucero, y una oración en lengua castellana." (Lila Perrén de Velasco)

"Se remontan y suben. Van al cielo. Interrogan a Dios como un exótico músculo de jirafa; cobran vuelo de campanas, se estiran en el gótico. / Son como alados álamos. Pañuelo de gigantes; halcones del despótico hacedor de las nubes y señuelo del sol en los vitrales. Algo erótico y fálico las une, catedrales." (Guillermo Rodríguez)

"Esta gruesa pared de calicanto a un costado y al otro (gris y duro alcatraz de un agüita sin futuro), es la Cañada, amiga, y mueve a llanto. Antes no; la creciente y el espanto del torrente frenético, era el puro amor de piedra y agua, y el apuro de la Cañada entera, era, un canto. / También en mí se amuralló la furia. También mi río tardeció en aguada. A quién le pago yo con mi lujuria. / A quién le cobro mi honradez sellada. ¡Hijos de puta! ¡Aguántese la injuria por tanto muro atando mi cañada!". (Guillermo Rodríguez)

III. Contrastes

"Por más que voy, como las golondrinas cruzando tanto cielo y tanta altura, mi corazón persiste en la segura transparencia del bronce en que te obstinas. / ¡Oh ciudad, yo me fui de tus esquinas, vino el afán, tomé una senda oscura, más al partir ya estaba en mi cintura tu cinturón de torres y colinas! / Por eso estoy, por más que no te vea y vivo en ti, sereno y recogido. Que baje al corazón el que no crea. / Tanto querer tus cosas provincianas, en vez de corazón tengo un tañido donde me caben todas tus campanas." (Jorge Vocos Lescano)

"Eran unas dulces claras notas finas. / Eran las campanas de las Catalinas.
Eran un canto alado como de promesa. / Eran las campanas de Santa Teresa.
Eran una voz diciendo un distingo. / Eran las campanas de Santo Domingo.
Eran una voz mansa llamando al aprisco. / Llamaban a misa las de San Francisco. / Eran unas voces de amor hecho sed. / A misa llamaban las de la Merced./ Eran una voz llena diciendo María./ Eran las campanas de la Compañía. / Eran unas notas de bronce y cristal. / Con altos acentos ahuyentando el mal. / O Gloria diciendo con el claro metal. ¡Eran las campanas de la Catedral! (Arturo Capdevila)

"Almacén y despacho de bebidas, casi no se leía ya el letrero borrado por el sol y el aguacero, hasta dejar palabras distraídas. / Detrás del mostrador-tablas mordidas por las manchas del vino o del tintero-, estaba tu figura, almacenero, iletrado asesor de muchas vidas. / Tu bufanda invernal, tu camiseta pronunciando un verano desteñido, se duelen en mi infancia que ya es duelo./ A fin de mes sumabas la libreta, Alguien te pide un plazo. Yo te pido: Dame otra vez de yapa un caramelo." (Lila Perrén de Velasco)

"Toda Córdoba era así: doble faz, doble expresión. Rémora y progreso (…) Desigualdad. Desequilbrio. Desarmonía. Iglesias insolentes rodeadas de casuchas de barro. Molinos enormes rodeados de ranchos de lata. Palacios modernos rodeados de casonas de tejas (…) Ciudad grasosa de frailes obesos. Ciudad enteca de enfermos sin cama. Ciudad avispada de chicanas y arzobispada de dogmas. (…) ¿Dónde estaba la atracción que enfatizan los folletos de turismo? ¡Nada! Toda Córdoba era así: Doctoralismo y usura. Rezos y cocaína. Ciudad atascada de conventos y clandestinos. (Juan Filloy)

IV. Nuestros años agitados

"Pedíme una definición de mi ciudad y no tengo un diccionario ni mi abuelo que me cuente. (…) Córdoba es, cómo explicarte/ una ciudad donde el calor languidece en el asfalto y el frío se concentra en las estatuas/ tiene óptimo índice de chicos y ya se sabe/ pero mirá vení subite respirate para adentro/ no hagas caso de las luces de bengala/ son para turistas. Vayamos más al fondo para el medio / para explicarte mejor sus motos y apellidos (…) como ves hay árboles en Córdoba y los ingenieros yanquis respetan sus nidos cuando estiran los cables para siempre." (Daniel Salzano)

"La gran puta dobló en Humberto Primo ustedes la agujerearon con el claxon del caballo de fuerza/ ustedes le envidiaron la vacuna, ustedes tienen documentos y un amigo en el Banco de la Nación/ oh gran puta no les convidés praliné (…) ustedes pedirían champán para fruncir las comisuras, ustedes tienen comisuras, ustedes no tienen microbios al margen de la ley / que gran puta sos con esos calzones de casa Beige, con una mariposa de nailon en cada mejilla / ustedes querrían nunca podrán besarla, ustedes no tienen más fiestas que las de guardar / ustedes le gritaron puta y la puta que te parió y no tienen la menor idea de quien inventó la luna." (Daniel Salzano)

"Entonces reinventamos la ciudad y el grito / nos parecieron distintas las calles, las veredas, y reventaron el aire los colores mientras la luz se disfrazaba de bandera; se tiñeron las plazas de multitud antigua y la Universidad de un pálido Aravena, de mártires opacos las esquinas, las avenidas de un Pampillón violeta. / ¡Obrero Mena…! – gritaban las palomas, ¡Emilio Jáuregui…! – decían las plazoletas. Y era una fiesta la ciudad sin miedo, sin olor policial sin no te metas, el rubor de los viejos edificios y la virginidad de esquemas y vidrieras. / Redescubrimos a orillas de este río (que ya casi no es río ni qué mierda), una Córdoba distinta, palpitante, sin jerónimos ni luises ni cabreras. / Pero fue más que eso, porque nos descubrimos tal vez nosotros mismos, sonaba lindo obreros y estudiantes, manga de hermanos míos, compañeros…" (Héctor Solasso)

V. De aquí a la eternidad

"nunca fui amigo de lo ajeno, dijo el hombre y mostró sus manos vacías como el vaso que llenaba su mirada, tenía los ojos color del vino tinto / él dijo me quieren convertir en un inútil y no hay derecho (…) ese hombre hasta ayer fue un laburante, ahora huele a limpio, la mirada de su mujer también lo empuja a la calle/ ¿y ahora qué hago con mis manos? pregunta dura si las hay / hasta el cansancio es distinto señor, me duele todo el cuerpo de no hacer nada, ¿se da cuenta? Antes ponía el lomo todo el día y el sueño y el amor eran regalos del cielo, ahora no me quieren ni regalado / ese hombre que nunca fue amigo de lo ajeno ¿ha perdido su lugar en el mundo? ¿alguien le prestará oídos a su cuerpo que todavía tiene la palabra?". (Jorge Felippa)

"Quiebra el lomo, muerde cartones en el aire. Cazador de cajas. De cartón la frente, de cartón el habla. Hijos de cartón subidos a un carrito. Vida fabulosa, sangre social quemada al peso. / Habrá entonces un sepulcro de cajas para él, y otro también de cajas para su mujer y sus hijos. Habrá, asimismo, cajas para sus nietos. / Vida pulsar, sangre -repito-, sangre de cartón, cartón en el plato y en los ojos, y en el alma incendios de cartón". (Daniel García)

"…quien podrá decirme si no vos, lo que se extraña, cuando la edificada memoria se convierte en lento atardecer de bruma, en escombros increíbles tus voces de sirenas y campanas / todo esto ocurre aquí, en este instante cuando el vano proyecto de alejarme me muestra mi estéril cometido, y vos te quedás ahí, por fortuna y gracias, sin desplantes, amparada por mi recuerdo que te ciñe, igual que tu río orillando en La Cañada (…) que a ninguno le cueste su regreso, hondo dolor ha sido ya, doblar tu memoria en otro sitio aleteando lugares que seguro perdiste jugada por crecer, y cuando pregunten por los nombres que tenías, por las plazas mojones de tu centro y cuando presientan otra vez que aquí va a pasar algo además del Suquía bajo el puente, será ese tributo suficiente, tu modo cordobés de cobrarte tanta ausencia / así busco quebrar mi propia despedida, ya no será posible irme aunque no viva aquí, pero debo confesarte el miedo acostumbrado también a ser tu hijo, nombrarse cordobés y guarda el hilo, casi una mezcla de tumulto y risa, una placa de doctor y mameluco, para marcar el sitio donde las agujas del país se juntan a clavar la hora de todas sus preguntas". (Jorge Felippa)

"Dale mis saludos a Córdoba / Un sable de lata y un corcel de trapo para el León de Francia / una en blanco y negro del Gordo y el Flaco en el cine Palace / y una de King Kong subido al correo reclamando amor /Dale mis saludos a Córdoba / un clamor de pibes para el patio vacío de la escuela Olmos / un gorrión de fuego para el arbolito del hotel Astoria / y una flor de seda para el traje negro del rey de la joda / Dale mis saludos a Córdoba / una gata sabia para andar la noche del parque Las Heras / una moto puma para ir quemando por Los Boulevares y unos labios de neón llamando a los parias que deambulan por Colón. / Ah… y dale mis saludos a Córdoba". (Daniel Salzano)




Citas Bibliográficas

1. Efraín U. Bischof. Palabras para una ciudad despierta. Ed. Municipal. Córdoba, 2001
2. Lila Perrén de Velazco. Las Provincias y su literatura. Ed. Colihue. Bs.As. 1981.
3 y 4. Guillermo Rodríguez. Catorce canciones mal habladas. Alción Ed. Córdoba. 1985
5. Jorge Vocos Lescano. Antología de poesía cordobesa. Carlos H. Carreño. Ed.Centro. Córdoba. 1962
6. Arturo Capdevila. Córdoba Azul. Ed. Kraft. Bs.As. 1941
7. Lila Perrén de Velazco. Sonetos de Córdoba. Ed. Argos. 1991
8. Juan Filloy. Caterva. Ed. del autor. 1937
9. Daniel Salzano. ¡Oh, Beibi!. Córdoba. 1969
10. Daniel Salzano. Versos que escribí para que tocara Jelly. Ed. Olocco. Córdoba. 1975
11. Héctor Solasso. Con la poesía al hombro. Ed. Stilcograf. Bs.As. 1975
12. Jorge Felippa. Que veinte años. Ed. de Tierra Firme. Bs.As. 2000
13. Daniel García. "Cartonero". Inédito. Circa 2003
14. Jorge Felippa. Que veinte años. Ed. de Tierra Firme. Bs.As. 2000
15. Daniel Salzano. De "Quienes y cuando". La Voz del Interior. 1997/98




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