Refugio Libertad - Diálogo con Julieta Reyes (II)

Recuperar la tierra y habitar con memoria


Soledad González y Mariela Serra


Julieta Reyes escribe y es directora de teatro, diseña y realiza puestas performáticas, experimenta con lenguajes escénicos y visuales. Es Licenciada en Teatro por la Universidad Nacional de Córdoba. Autora de Boreal, Aurora Negra, D.O.M.I.N.G.O, Calle Pública S/N, La Joroba, Ninguna mujer es una Isla y La sombra de un cuerpo que vuelve. Vive en el valle de Paravachasca, en Córdoba y viene del sur patagónico. Desde la escritura de Calle Pública S/N hacia 2014, aborda temáticas ligadas a la experiencia de la vida en la ruralidad. "Escribir desde los territorios es dejarse atravesar por aquello que le sucede a la tierra y que nos sucede a nosotras también. Encontrar la metáfora para hablar de las cosas sin nombrar es una forma poética bio/documental. En mi escritura, en Calle pública S/N, los personajes con sus monólogos van filtrando una situación que se cuece en la noche del monte, el incendio".

Desde el año 2020 trabaja en el Refugio Libertad y sobre esta experiencia seguimos conversando con ella y aquí va la parte final de la entrevista:

Foto: Germán Zaretti - @ananaudiovisuales
Foto: Germán Zaretti - @ananaudiovisuales

Soledad: En este momento en que muchos proyectos y programas con implicancias sociales han perdido el financiamiento del Estado en Argentina, ¿Cómo se sostiene el Refugio Libertad?

Como sitio de memoria, biblioteca y espacio cultural no tenemos actualmente financiamiento. Otros años hubo financiamientos estatales para proyectos en el territorio, algunos vinculados a las artes escénicas y otros, por ejemplo, una jornada de realización de un mural comunitario que se hizo en el predio, para darle otro color a las paredes y a la arquitectura del lugar que fue un centro de detención. Esta acción también sirvió para acercar más a las adolescencias, el muralismo y el arte urbano les interpela. En la Quintana tenemos una escuela de minería, hay un montón de adolescentes cursando, pero en estas comunidades no hay tanta oferta para las y los jóvenes. Creo que como adultos no estamos entendiendo cómo llegar. No estamos pudiendo salirnos de lo que nosotros pensamos que tenemos que darles, en vez de ir a preguntar: ¿Qué tenés ganas vos? ¿Qué te gustaría? Pero actualmente no estamos recibiendo ningún tipo de financiamiento. En otro tiempo también hubo apoyos de programas de agricultura familiar que permitieron comprar tractores y máquinas para la producción.

S: Entonces en algún momento tuvieron financiamiento para la agricultura familiar, pero el sitio de memoria, biblioteca y espacio cultural nunca tuvo financiamiento, salvo para intervenciones puntuales.

Los proyectos que les menciono y los que me faltan mencionar, algunos tuvieron financiamiento y otros no. Por ejemplo, cuando se inauguró la Biblioteca donde estoy ahora, Margarita Zeniquel, vinieron Teresa Andruetto, Eugenia Almeida y Alexis Oliva, no hubo financiamiento para una inauguración, pero brindaron una charla, se llenó, se hizo una feria, las compañeras vendieron sus productos. Siempre que se arma alguna instancia artística se propone que haya feria de Trabajadoras Unidas por la Tierra.

Se han hecho muchísimas cosas con y sin financiamiento, por ejemplo, fuimos sede del Festival de Cine de Alta Gracia, en agosto, que se hace desde varios años atrás, y pasamos unos cortos de animé un domingo, y un jueves compartimos unas películas con el CENMA, que es otro proyecto.

La Escuela Nacional de Organización Comunitaria y Economía Popular tiene varias sedes en el país, el CENMA es una de ellas, funciona en el Refugio. La escuela alberga diferentes proyectos, el de la Biblio y el del CENMA, en donde muchísimas compañeras y compañeros, vecinas y vecinos de la comunidad están terminando su secundario. Es Provincial, pero los profes que vienen a dar clases están ad honorem, no reciben un salario, y es una actividad que le da mucha vida al espacio, porque vienen dos veces por semana, durante toda la tarde dos grupos. Hay otro proyecto que arrancó ahora muy bien, hermoso, un semillero para infancias. El trabajo de gestión es ir haciendo red. El proyecto de residencias artísticas es algo que yo quise hacer, es un proyecto mío. Pero siempre intento accionar con el sitio de memoria, con el semillero, con el CENMA. También hay un equipo de infraestructura digital que funciona en el Refu y en otros pueblos vecinos. La idea mía es ir sumándome a los otros proyectos que existen en el Refu y poder brindar como un soporte pensando lo cultural. Se han hecho muchas cosas diversas.

S: Esto que vos estás contando es comunitario, suena utópico de principio a fin. Y ¿se sostiene con la pura convicción y el encuentro?

Pensaba recién que hay algo intercultural. Hay un CENMA que funciona así, van profes dos veces por semana ad honorem. Después los estudiantes adultos rinden con los programas del Ministerio de Educación de la provincia, la interculturalidad es una marca que tiene que ver con nuestra memoria.

Mariela:¿Qué mirada de género tenés respecto del Refugio, de lo que estás haciendo ahí, qué pasa con las mujeres o cómo se entrecruzan ahí todas estas cuestiones en un contexto de ruralidad?

Mirá, es una realidad tu pregunta, yo te diría que la mayoría de la organización está llevada adelante por mujeres, somos casi todas mujeres. En ese sentido, la organización es como que brindó y estableció un espacio de posibilidad de trabajo y participación para las mujeres. Si bien lo mío en el refugio es cultural y no es un productivo, es un proyecto dentro de la organización. Todas esas instancias se pudieron sostener porque estaba el salario social vigente que, de alguna manera, pagaba las horas de trabajo que todas veníamos a cumplir acá en nuestros diferentes lugares productivos. La existencia de ese salario permitió delimitar horas de trabajo, hizo que un montón de mujeres pudieran salir de sus hogares y venir a cumplir horas de trabajo en un proyecto que las encontraba con otras mujeres, que más allá de estar haciendo, no sé, sembrando, o arreglando una cancha, o manteniendo el predio, cortando el pasto, más allá de hacer tareas domésticas en sí, brindaban la posibilidad de salir de tu casa. Te encontrás, tenés un espacio que es para vos y que no se trata de estar como en tu casa, pendiente de la tarea de los chicos, cocinando y solo dedicada a lo doméstico. Los espacios de trabajo del Refugio generan algo muy bonito de ver para las mujeres del lugar y que se da en la participación y compromiso laboral. Pero volviendo a la pregunta de cuál es mi mirada de género, digo que el proyecto me genera mucha empatía y admiración por todo esto que conté y por lo que se ha podido lograr en la comunidad, no obstante, siento que como todo recorrido y como todo proceso, tenemos que seguir, proponiendo instancias para encontrarnos, para formarnos. Por ejemplo, la NOCEP, que es la Institución regional donde funciona el CENMA, depende de una programación a nivel nacional; dentro de esas formaciones, el Refu ha sido sede de muchas formaciones, en donde vienen compañeros y compañeras de la UTEP (Unión de Trabajadoras de la Economía Popular) a realizar diferentes talleres en el marco de una diplomatura en Economía Popular. A partir de estos programas de formación empezó a cobrar más fuerza la mirada de género en el armado de la currícula, proponiendo actividades en donde se puedan discutir ciertos temas desde esta perspectiva. Nos propusimos que esté presente de manera transversal en esa formación, por ejemplo. Pero vuelvo a esto, donde yo más presente veo un dato de género, es en la participación, vas a las asambleas y somos casi todas mujeres las que estamos ahí. Aclaro que este dato de participación activa no siempre es garantía de que todas estemos paradas de la misma forma ¿no? o con la misma perspectiva ante la división sexo-genérica del mundo.

M: Está bien eso que decís, porque es un dato de participación muy importante en las comunidades, después vamos a las categorías de análisis y las posiciones políticas al respecto.

Claro. Pero en ese sentido que vos estás diciendo son temas y formaciones políticas que me siguen dando ganas de proponer para poder seguir avanzando en instancias de encuentro que sirvan para fortalecer lo que es la perspectiva de género o todo lo que se podría expandir a partir de ese concepto, al menos para que se conozca y generar una formación crítica popular, que se pueda decir, che, yo con esto estoy o no estoy de acuerdo, pero con herramientas críticas tomadas y pensadas desde este campo de saberes.

S: ¿El salario social vos sabés cuándo se inició? ¿Todavía está o no está más?

Hubo y hay muchísimas bajas y está congelado, creo que son 78 mil pesos, y se inició cuándo iniciaron los planes. Son salarios por trabajo, hay una estructura de trabajo porque si no la hubiera no se podría haber reconstruido lo que se construyó.

S: Te quería preguntar ¿hay gallineros, colmenas, corrales?, ¿Cuáles son las producciones?

El Refu no es tanto una unidad productiva fuerte como el corazón de la organización, es el corazón territorial físico y a partir de ahí en las localidades que conforman Trabajadoras Unidas por la Tierra hay diferentes centros productivos. Actualmente en el Refu, me puedo estar olvidando de algo, pero hay vacas, ganadería que paga pastaje, no es producción propia, sino que son de otras personas. Los compañeros se encargan de los cuidados, las vacunaciones. Se está produciendo miel, hay colmenas y está funcionando un vivero.

S: ¿Son mujeres o hombres los que se dedican a la miel?

Mujeres y hombres. Hay otro proyecto productivo que está empezando, el de recuperar la zona de las chacras donde hubo huertas, tutorado por personas que vienen a brindar sus saberes y organizarnos un poco. Y los vinos, hay una bodega, buena parte del proceso de la creación del vino se hace acá en el Refugio. Y ahí también se involucran más mujeres que hombres. La organización Trabajadoras Unidas por la Tierra incluye a muchas localidades a la redonda. Y en esas localidades, por ejemplo, en la Quintana hay distintos productivos, en Soconcho hay otro productivo, en Despeñadero hay otro. El Refugio Libertad es el corazón que reúne a las Trabajadoras Unidas por la Tierra de todos los territorios.

S: Te agradecemos por tu tiempo y para terminar, ¿Cuándo fue que el Refugio Libertad se volvió sede de este movimiento de trabajadoras y cómo podemos conocer más y acercarnos?

En el 2018 se abre el Refugio, y a partir de ahí se empieza a pensar y a expandir la organización por otros territorios y a reconocer la necesidad que había. Somos Trabajadoras Unidas por la Tierra y dentro del Refugio trabajamos con la memoria y las culturas. Estamos en Facebook @TrabajadoresUnidosporlaTierra, y en Instagram @trabajadorasunidasporlatierra. Para la recuperación de uno de los espacios estuvo laburando una cuadrilla que tenía mitad mujeres y mitad varones, haciendo la mezcla, el revoque, manejando herramientas. Es parte de la vida rural. Respecto a la historia del lugar hay mucho, como la historia del predio, eso ya está escrito.


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Fotos: Germán Zaretti

Citamos aquí fragmentos de la página web de la organización:

El Refugio Libertad es un campo comunitario en el que trabajan y gestionan distintas familias, trabajadoras y trabajadores de distintas localidades como Los Molinos, Villa San Isidro y José de la Quintana. Ahí se desarrollan distintas unidades productivas de diversos tipos: vacunas, porcinas, ovinas, agricultura, apicultura, cunicultura, de huerta, etc.se constituye como un espacio comunitario.

El refugio también es cultural, identitario y alberga actividades artísticas, culturales y educativas de formación para trabajadoras/es, una biblioteca popular, entre muchas otras experiencias para todos los habitantes de la zona. Funciona en el predio del ex-Grupo 141 de Artillería del Ejército, dependiente de la Dirección de Fabricaciones Militares (puntualmente de la Fábrica Militar de Río Tercero) del Ministerio de Defensa. Se trata de un predio localizado en una zona rural a 55 km al sur de la ciudad de Córdoba. 

https://refugio.libre.org.ar/quienes_somos/



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