Revelaciones tiradas a la vereda
Aníbal Buede

Hace unos meses saliendo de una inauguración en un museo de la ciudad, encontramos tirada (o colocada) en la vereda de ese museo un sobrecito de celofán con varios papeles escritos y una serie de fotografías de lo más variopinta dentro. Apuntes varios en letra manuscrita de frases sueltas a propósito del campo de la literatura, el psicoanálisis, el cine, la música, y claro, del arte en particular. Intuimos que esos pasajes eran fragmentos o citas de textos de otras personas. Algunos hasta parecen parte de una conversación o transcripción de alguna conferencia o entrevista.
Al día siguiente nos pusimos en la tarea de averiguar a quién pertenecían, porque entendimos esas notas como el insumo en el cual ella o él abrevaría cada tanto, intentando encontrar allí un tesoro secreto que desplegaría a intervalos.
7 días después dimos con la dueña del sobrecito. Quédenselas, nunca me sirvieron para nada, dijo en un mensaje de audio de wsp como respuesta al nuestro.
- Podemos publicar estos textos en el próximo número de Tierra Media?
- Me da igual, pero ni se les ocurra nombrarme.
- Okay, gracias
Lo que había en los papelitos:
El crítico es una emancipación de la subjetividad que invita al espectador a tomar un papel activo en la reelaboración del mensaje de la obra y a cuestionar la hegemonía cultural. Se sitúa en un lugar distinto del arte político de las buenas intenciones, o dependiente de un mensaje ideológico. Hay un arte que pugna por reintroducir en el discurso normalizador de la transición los residuos de la memoria.
A propósito de la neurosis, una obra siempre falla para que exista otra
El perfecto contemporáneo es el anacrónico
Me declaré cansado del arte innecesario (no tanto del lisa y llanamente malo). Cansado, por ejemplo, de que haya que hacer muestritas de mierda para construir fastuosos CV. ¿Cuánto podríamos lograr si aprendiéramos a renunciar? Una belleza hecha de renuncias. Un respeto hecho de renuncias. Una dignidad hecha de renuncias. Sería como ir hacia lo mínimo y, si no fuera imposible, llegar a la nada. Y acá es necesario hacer una precisión: cuando digo nada quiero decir desmesura, quiero decir altísima ambición
El marginado como antecedente de la víctima social
Dar a entender antes que explicar
El campo del arte como parque temático
Neutral, como un tiburón o un maremoto
El ingenuo se define en parte por la comunión con la materia que trabaja y la dificultad de tomar distancia más allá de su fascinación. El cínico se define no sólo por el chiste mordaz, sino también por el conocimiento y uso de los mecanismos del campo en que se mueve
No se puede gobernar con la propia coerción, hacen falta fuerzas ficticias
Una mente de primera calidad es la que es capaz de tener dos ideas contradictorias al mismo tiempo
Darnos la oportunidad de distraernos
Me opongo a reformar la civilización con mi obra. Hace mucho que renuncié a eso. Todo intento de aleccionar a la sociedad fracasa porque, al tener que utilizar un lenguaje que esta pueda entender, se cae en la más burda complicidad con lo que, en teoría, se pretende cambiar
No se narra para recordar, sino para hacer ver. Para hacer visibles las conexiones, los gestos, los lugares, la disposición de los cuerpos
La única salida es desarmar todo, desbaratarlo, despilfarrar todo los saberes y la experiencia y construir algo nuevo, que ni siquiera se llame arte. Es un trabajo estúpido y destinado al fracaso, pero es un buen trabajo
Poder decir verdad y realidad sin entrecomillar
Cualquier chiste es una trompada maquillada, una transgresión que viaja por las vías legales que habilitan la condensación y el desplazamiento. Y viceversa: toda transgresión, por más premeditada, solemne o trágica que se presente, si se la mira con ganas o de reojo, suele revelar el contorno de un chiste
La dialéctica pierde su poder cuando emerge lo distinto
En qué momento perdemos ese candor? O mejor, en qué momento ese candor se convierte en cinismo?
El escándalo lleva a la obsolescencia
El arte no necesita afiliarse a nada. Le basta con preocuparse de su propio material -donde, dicho sea de paso, habita la sociedad entera- e instalar allí su crítica del poder. El arte, en definitiva, no es de orden ideológico sino pulsional. Ninguna reglamentación le sirve. Ninguna militancia. Salvo, tal vez, la que busca restituir al mundo su condición de materia opaca, dejarlo a merced de su propia deficiencia o, en el caso de la escritura, explorar la lengua, con incertidumbre y rigor, sin más interés en la moral que la moral de la forma misma
La vanguardia murió y solo se puede hablar con su fantasma (y entender equivocadamente)
Existen también otras formas de comprender lo político en el arte: aquéllas que trabajan con la imagen y sobre la imagen para hacer que el pensamiento estético genere rupturas simbólicas de percepción y entendimiento. Estas rupturas sirven para cuestionar el régimen visual del capitalismo neoliberal, sometiendo a reflexión el ejercicio de la mirada para que sospeche de la transparencia comunicativa
Si hay un género de escritura que merece llamarse experimental, ése es el ensayo. Mientras el arte de narrar naufraga en la autoficción y el pensamiento en la divulgación, el ensayo se permite todas las libertades y las practica con un rigor único
Casi todo lo que se hace, se hace como pretexto para poder hacer otra cosa
Poner en evidencia en lugar de señalar
Solo nos va a interesar aquello que parece imposible
solo lo que no existe es lo que podemos imaginar
Antes que cualquier distinción entre una forma y un contenido, entre un significante y un significado, antes incluso que la partición entre enunciación y enunciado, está el Decir incalificable, la gloria de una «voz narrativa» que da a oír claramente, sin poder ser jamás oscurecida por la opacidad o el enigma o el horror terrible de lo que se comunica
La identidad como momificación
Apoyarse en el síntoma, creer en él, es querer "necesariamente" lo que somos por azar. El síntoma viene a agregarse al cuerpo que se presenta como inacabado, en un éxtasis que lo mantiene "abierto"
El problema no concierne entonces a la validez moral o política del mensaje transmitido por el dispositivo representativo. Concierne a ese dispositivo mismo. Su fisura deja aparecer que la eficacia del arte no consiste en transmitir mensajes, ofrecer modelos o contramodelos de comportamiento o enseñar a descifrar las representaciones. Consiste antes que nada en disposiciones de los cuerpos, en recortes de espacios y de tiempos singulares que definen maneras de estar juntos o separados, frente a o en medio de, adentro o afuera, próximos o distantes
El cuerpo -último bastión de la resistencia ante las políticas capitalistas
No es una muestra de arte, es un ensayo con referencias al arte
El arte como producción de sentido, no de expresión de sentido
Una cierta distancia, una cierta indiferencia amable a su consagración
No hay que desesperarse, esa es la clave
Las primeras y más férreas resistencias a la novedad en el campo del arte no provienen del público inexperto sino de los propios artistas
Creo que si ahora lo cuento y puede quien lee evocar esto, tal vez en algún momento les pase con otra cosa
El aula como espacio democrático, un laboratorio donde pensar
es obvio que el ejercicio pictórico no tiene por único objetivo mostrar y dar visibilidad. Puede resultar interesante comparar esto con la "teoría del iceberg" de la que hablaba Hemingway, según la cual un relato se compone por dos historias. Una es la que efectivamente se escribe. La otra se construye con lo no dicho, con el sobreentendido y la alusión
Pensé en la operación que ejerce la mirada sobre las cosas y cómo eso, la lectura, finalmente es la que puede acercarnos a lo que se va perdiendo bajo capas y capas de sentido
El fracaso es siempre un fracaso singular, único, inimitable. Nuestro.
Algunas de las fotos
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Aníbal Buede
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