Tata/El Sonido Final

Estos poemas integran una cosecha que mayormente vio la luz durante el verano 2023, en una casa de campo cercana a Malvinas Argentinas.
Su siembra se remonta a unos dos o tres años antes, cuando mi querido y admirado amigo Pablo Seguí, me recomendó volver a intentar con la poesía tras más de veinte años andando en la narrativa.
Atento a su consejo (y convencido de que la literatura consiste, ante todo, en la persecución de una forma), me puse, sin esperanza ni desesperación, a buscar un cauce.
Cuando por fin pude hallarlo, los versos brotaron como agua de manantial y no pararon de fluir.
La cosecha se distribuyó especialmente en dos series: una llamada "Tata", y la otra, "El Sonido Final".

Tata es… bueno, una expresión onomatopéyica, patriarcaloide, gauchesca, jirafalesca, sobre la que no creo necesario explayarme.

El Sonido Final, por su parte, es el nombre de la primera canción del Lado B del álbum (yeah, álbum) Diecisiete Segundos de The Cure. Así se llamó, además, el grupo de rock que conformé con amigos en mi adolescencia.

Dos títulos que quizás (ojalá) algún día lleguen a ser papel, o sea libro.

Algunos de sus poemas son estos que vengo a ofrecer, con gratitud y alegría, en este cálido espacio.

Adrián Savino

Poemas

rocco se va

abracé hace pocos días
a mi leal perro joven
tan cansao de peliar
había sido cachorro
en un barrio cordobés
y lo trajimos al campo
se tuvo que hacer de nuevo
entre esos cuscos ariscos
que no saben de caricias
olvidate que aprendió
se endureció en el camino
sin descuidar la ternura
pero envejeció de pronto
y ahora está de salida
se apaga su ojito bueno
y apenas si puedo darle
su cacho de voraz diario
antes de salir al ruedo
de mis guerras cotidianas

hermano perro, viviste
acá yo, flaco y sangrado
hice y no hice lo que pude
voy preparando la pala

another night in paradise

por la ventana del depto
de buchardo, en pueyrredón
entraba una brisa suave
traía desde alta córdoba
la melodía sencilla
repleta de evocaciones
del tecladito y su voz
clara, pausada, precisa
nos invadió una legión
de ángeles con jeans nevados
botas tejanas puntudas
chombas playboy de piqué
y pulóveres al hombro
daban vueltas por el aire
se creían que otra vez
estaban planchando en bogo's
a la hora de los lentos
en los ojos les brillaban
el ansia y la pena, pero
en cualquier momento entraba
sunday bloody sunday al palo:
insuficiente consuelo

el necio

se me ha quedado grabado
ese dibu en la memoria

pero busco y no consigo
ubicarlo en internet
trataba sobre un linyera
que, de un día para el otro
se volvía millonario
vivía en un gran castillo
con servidumbre y chofer
pero lo que a él le gustaba
era elegir un rincón
de sus inmensos jardines
para hacer un buen fueguito
y quedarse allí nomás
los sirvientes se acercaban
para atenderlo, y él nada
su elección era ser croto
morirse
como vivió


trankilo pá

ahora sí, viejo y glorioso
te llegás entre mis sueños
y nos vemos tan en paz
como casi nunca antes
me acuerdo bien de tus ojos
brillosos frente a la nena
del país de nomeacuerdo
quieren venir a decirme
que cometiste un error
pero nada, nada de eso
nada de aquello lo fue
te digo más, fue un acierto
pura intuición ciudadana
de la mano que venía
en un tiempo de pesuttis
de garcones y avestruces
esa que vos te mandaste
fue un yuyito, no fue nada…
pero se ve que no estamos
preparados todavía
(viejo y glorioso muchacho
de ♥ sin igual)
para homenajes desnudos
soñados
a escala humana


muppets

cuando fozzy estuvo listo
del bocho, se las tomó
lejos, creo que pal lao
de una chacra allá por toay
quise en vano comprenderlo
por décadas, hasta hoy
que lo estoy leyendo a kermit
piantadaso por las redes
desgañitando el hard blues
del mirenmé ches soy yooo!!
y se me ocurre que el oso
capaz se la vio venir
y optó por el mal menor:
darle su peluda espalda
al griterío playito
del balneario digital



el viaje de cocayo

una vez fui a carlos paz
y a la altura de la perla
nos paró la caminera
seguimos porque no estaba
tan chupao el conductor
pasamos por un teatro
salió raúl taibo, lo vimos
y se me apagó la tele
te juro
no sé más nada



Sobre el autor

Adrián Savino. Docente y escritor; padre de Laura, Santiago y Bruno. Publicó el libro de poemas "Canciones de sed" (Alción, 1999), la novela "Crónica de un rocho" (Alción, 2003), y las nouvelles "Soja en las banquinas" (Eduvim, 2012; traducida al italiano y reeditada en 2020) y "Viaje de Omar" (Nudista, 2016). Participó en las antologías de relatos "Carne" (La Creciente, 2006) y "10 Bajistas" (Eduvim, 2009), y en el libro "Diorama. Ensayos sobre cine cordobés contemporáneo" (Caballo Negro, 2013). Publicó relatos, crónicas y reseñas en medios gráficos y online.



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