Un cubo Rubik alquímico

10.07.2025

Cezary Novek


Considerado unánimemente como el libro de emblemas más bello y sugerente de todos los tiempos, Atalanta Fugiens es, además, el primer libro multimedia de la historia.

Atalanta Fugiens
Atalanta Fugiens

En la historia de la cultura humana se pueden rastrear combinaciones de texto e imagen ya en los primeros textos "iluminados" a mano por los monjes copistas medievales (y mucho antes si exploramos los antecedentes chinos). Hay también un curioso precedente pictórico en el tríptico El jardín de las delicias (1500-1505) de El Bosco: en el sector dedicado al Infierno, hay una partitura escrita sobre las nalgas de un hombre anónimo que yace bajo un laúd, junto a la zanfona. Se pueden encontrar en Youtube interpretaciones de la partitura ejecutadas con guitarra. Pero el libro multimedia entendido como un artefacto que involucra diferentes aspectos específicos —como la visión de contenido integrado, la experiencia sensorial, no linealidad y participación del lector, concepto de contenido aumentado— no apareció hasta fines del siglo XX con la aparición de los soportes digitales.

Hubo antecedentes y proyecciones previas durante el siglo XX —desde el Memex teorizado por Vannevar Bush en 1945, que anticipa el hipervínculo, pasando por el lanzamiento de las primeras Apple Macintosh en 1984, que permitía integrar audio y gráfica en interfaces integradas y la aparición del soporte en CD-ROM y la expansión de la World Wide Web como la conocemos hoy— que recién en los años 80 y 90 permitieron concretar esa idea del libro multimedia.

Pero casi cuatrocientos años antes, en 1617, el libro de emblemas alquímicos Atalanta Fugiens ya lo había concretado.

El título hace referencia al mito de Hipómenes (en otras versiones, Melanión). Atalanta fue consagrada a Artemisa a temprana edad y había jurado no casarse nunca y mantenerse virgen. Famosa por haber matado a flechazos a dos centauros que habían intentado violarla, un oráculo había predicho que el día que se casara sería convertida en un animal. Es por esto que anunció que sólo quien lograra vencerla en una carrera podría convertirse en su esposo. Y si perdía, ella se ocuparía de ejecutarlo. Cuenta el mito que Hipómenes (o Melanión) logró derrotarla arrojando tres manzanas robadas al jardín de las Hespérides, que Atalanta se agachaba a recoger debido a la fascinación mágica que le causaban. Tuvieron una vida feliz hasta que Cibeles los transformó en leones. Otras versiones afirman que fue Zeus.

En el Prefacio al lector, el autor afirma: "Esta misma virgen es puramente química; es el mercurio filosófico fijado y retenido en su huida por el azufre de oro. Si alguien sabe detenerlo, poseerá a la esposa que busca; si no, encontrará la pérdida de sus bienes y la muerte... Como todas estas cosas son en realidad alegóricas y emblemáticas, y de ningún modo históricas, he querido consagrar este tratado emblemático en conmemoración intelectual de esta heroína, dado que las manzanas arrojadas ante ella provenían de los jardines de Hesperia y habían sido entregadas a Hipómenes por Venus, diosa de la delicadeza"

El autor, Michael Maier (1568-1622) fue un médico y alquimista de la corte del emperador Rodolfo II de Praga, quien le concedió el título de Conde Palatino. Este monarca es muy recordado por haber sido un gran mecenas de magos y artistas de la época, como Giuseppe Arcimboldo o John Dee, entre otros. Entre 1611 y 1616 vivió en Inglaterra y fue parte de la corte de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra. En 1619 fue médico de Mauricio de Hesse-Kassel, El Iluminado. Falleció en 1622 con 54 años de una enfermedad crónica incierta, posible consecuencia de sus experimentos de juventud con mercurio y otras sustancias tóxicas. Estuvo vinculado al naciente movimiento rosacruz y fue un muy devoto luterano.

La Fuga de Atalanta —tal su traducción al español—fue ilustrada con cincuenta grabados al cobre por Matthäus Merian, el Viejo (1593-1650), artesano suizo alemán especializado en grabado al buril. El editor Johann Theodor de Bry (1561-1623), era hijo de flamencos y heredó de su padre la profesión de editor y grabador. Fue conocido por haber publicado una serie de trece volúmenes entre 1590 y 1634 titulada Grandes Viajes, en las que incluía detalladas ilustraciones que representaban todos los crímenes cometidos por los españoles contra los pueblos originarios de América durante la conquista.

Atalanta Fugiens tuvo tanto éxito que se reeditó al año siguiente (1618), incluyendo esta vez un retrato del autor. Cada estampa va acompañada de un texto latino en prosa, un verso epigramático en alemán y una partitura que representa una fuga musical a tres voces. Estas tres voces son Atalanta o la vox fugiens (Atalanta huyendo); Hippomenes o la voz sequens (Hipómenes siguiendo) y Pomum objectum o vox morans (la manzana demorando).

"Por eso es que, a fin de poseer de alguna manera con una sola ojeada y abarcar a la vez estos tres objetos de los sentidos más espirituales: la vista, el oído, y la inteligencia, y para hacer penetrar de una sola y misma vez en los sentidos lo que debe ser comprendido, es que aquí hemos unido la Óptica a la Música, y los sentidos a la inteligencia, es decir las cosas preciosas de ver y oír, con los emblemas químicos que son propios de esta ciencia", dice en otra parte del Prefacio.

Hay dos traducciones al español. La primera, de 1989, estuvo a cargo de la prestigiosa escritora de terror y ensayista española, Pilar Pedraza. La edición fue hecha por el historiador del arte Santiago Sebastián e incluía un estudio musical de José M.ª Sáenz de Almeida y prólogo de John Moffitt. La segunda traducción fue editada por el sello Atalanta en 2007 y traía un CD con un registro musical de las fugas a cargo del músico y erudito Joscelyn Godwin, quien además firma el prólogo. Al decir de Godwin "Este libro es portador del espíritu de su tiempo: lleva los vahos y los olores del laboratorio del alquimista, los ecos de los coros del Renacimiento, la absorta atención del grabador en su plancha de cobre. Es hermoso y extraño, y tiene que estar lleno de significado, habida cuenta del esfuerzo y el saber que en su elaboración se pusieron. Pero ¿Qué significado es ese? La pregunta resultaba ya engorrosa incluso para los contemporáneos de Maier, y cuatrocientos años de 'progreso' no han servido para acercarnos a una posible respuesta".

Hay un ensayo de Donna Bilak titulado Chasing Atalanta. Maier Stenography, and the secrets of nature, en el que se plantea la posibilidad de que Maier haya creado el libro para ocultar y revelar dos libros en uno, en donde un cuadrado mágico queda oculto a simple vista. Maier jugaría con la dualidad inherente a los emblemas para crear un libro que puede leerse como cincuenta emblemas secuenciales o reorganizarse como un cuadrado mágico. La lectura se convertiría, así, en un rompecabezas matemático y un ejercicio conceptual para nuevas combinaciones de emblemas químicos y aires musicales para explorar los secretos de la naturaleza. Desde esta perspectiva se plantea que la transición de la versión visible del libro a un acertijo oculto se basa en el siguiente juego: "Al perseguir a Atalanta, el lector se convierte en cazador y recolector de pistas que Maier ha dispersado entre los emblemas. Al clasificar y evaluar estas pistas, la interpretación y la contemplación se transforman en un juego interactivo basado en la transmutación del número de emblemas de cincuenta a cuarenta y nueve que ocurre al descubrir el cuadrado mágico." Ahondar en esta interesante hipótesis requeriría un artículo propio. Hay una página íntegramente dedicada a la obra de Maier, que aprovecha los actuales recursos digitales para recrear la experiencia multisensorial de Atalanta Fugiens y que también incluye numerosos ensayos dedicados a la tarea infinita de glosar y analizar desde diferentes perspectivas este cubo rubik alquímico.

Maier tenía una obsesión por investigar a fondo la verdadera naturaleza de las cosas. Llamaba a sus estampas "nuevos emblemas químicos sobre los secretos de la naturaleza". Aunque tal vez haya muerto sin saber la trascendencia que tendría su obra, creó en un solo objeto el libro multimedia, el hipertexto y un dispositivo complejo a través del cuál mirar el mundo. Pero sobre todo logró crear una obra de arte que cuatro siglos después sigue fascinando e intrigando por igual a académicos e investigadores, sin que se pueda desentrañar del todo su verdadero significado.




Cezary Novek

Profesor en Comunicación Social (UNC). Docente y periodista freelance. Coautor de El vaso ruso. Verdad, compromiso y batahola (2010) y Letra muerta. Una novela en la argentina postapocalíptica (2012). Autor de Ropa Sucia (2011), Los colores que no vemos (2015), La configuración del silencio (2018/2022), Alguien te busca (2021), El veneno siempre está al final (2021) y Esto no va a quedar así (2025). Colaboró con los diarios Marcha Noticias, Hoy Día Córdoba, La voz del Interior además de las revistas Deodoro, Matices, La Central, Lembra y Solo Tempestad. Participó en diversas antologías. Junto a Mateo Giménez lleva la columna de cine por IG El monstruo está vivo, en la que analizan películas clásicas y contemporáneas del género fantástico y de terror.


+ en esta sección


Dejá tu comentario