Verito Moreira
Resignificar el espacio público
Jackie Bini
Unos jóvenes mateando y riendo, otros practicando con sus skates. Más allá, una pareja compartiendo sus primeras miradas y rubores. Niños jugando por doquier. Perritos habitantes de departamentos corriendo y embarrándose. Una lectora solitaria, un guitarrista sacando acordes en otro banco, un estudiante revisando apuntes, algunos jubilados haciendo caminata. La Plaza de la Intendencia es un enjambre bullicioso, una colección de rituales que la identifican. Pero, desde hace varios años, hay una imagen que se ha transformado en una marca del lugar. Decenas de personas bailando al ritmo de chacareras, zambas y escondidos. Los parlantes amplifican la voz que los guía con energía, precisión y amorosidad. Se trata de Verónica "Verito" Moreira. Y con ella vamos a dialogar, para conocer más a la creadora del proyecto Bailar La Plaza, experiencia que integra y transforma desde la danza.
¿Cómo llega la danza a tu vida? ¿Cuándo decidiste dedicarte a ella y cuál es tu formación?
La danza llega a mi vida desde muy chica. Mi hermano era maestro de danzas, así que yo admiraba profundamente lo que él hacía, y a los 5 años le dije a mis padres que yo quería empezar danza y así fue cómo comencé. Siempre estuve bailando desde los 6 años y a los 14 me recibí de maestra de danzas y a los 18 decidí venirme a Córdoba para seguir estudiando y formándome. Ahí empecé a estudiar danza contemporánea, danzas clásicas, danza jazz, danzas afro y luego comencé mi profesorado en la Universidad Provincial de Córdoba, en la Roberto Arlt. Y hasta el día de hoy sigo formándome también en otras disciplinas, como Gestión Cultural, que fue algo que comencé a realizar desde que llegué y también diplomatura en Políticas Públicas, Gerontología Comunitaria.
¿Qué camino hiciste antes del proyecto Bailar La Plaza?
Desde que estaba en la secundaria, hice bachillerato en animación comunitaria, fue algo que siempre me gustó, así que siempre hacía actividades de danza en merenderos y cuando vine a Córdoba empecé a hacer un formato de taller recreativo también para infancias, con cuentos propios y con distintas actividades que tenían que ver con esta mirada de integración y de encuentro. Y comencé a dar talleres para jóvenes y adultos en diversos formatos, en distintos lugares como centros de jubilados y centros culturales. Hasta que empecé con Bailar La Plaza.
¿Cuándo y por qué nace el taller? El nombre ya es toda una manifestación de principios: Bailar La Plaza, no "en la plaza"
En el año 2016 me presenté a un concurso que había de Argentina Baila, en la TV Pública, para llevar la idea de la danza como sanación, como encuentro, como integración, que es por ahí mi mirada. Y en el transcurso de mi estadía en Buenos Aires, quedé seleccionada. Me acuerdo que fui con un tema de Paola Bernal, María Sabina, un poco planteando esta idea, y cuando estaba allá un productor me dijo que lo que yo hacía era folklore espiritual, que era algo distinto. Entonces cuando volví del viaje dije 'quiero hacer un proyecto donde la cultura no tenga límites, donde el espacio de encuentro y la cultura sea vigente, que no haya nada que pueda aplacar eso'. Así que con el dinero que gané en Buenos Aires, en el canal, me compré un parlante chiquito y encontré una gorra en casa, y así fue como empecé Bailar La Plaza con dos personas. Así nace, desde ese lugar. Y el nombre fue porque justo cuando empecé el proyecto, a una periodista le encantó el taller y ahí ella me dijo 'es Bailar La Plaza'. Y yo dije sí, es Bailar La Plaza, sentí que ese era el nombre.
¿Cómo fueron los primeros tiempos?
En los primeros tiempos tuve una sensación maravillosa que me llevó a la magia de bailar en el pasto en la infancia, esa sensación de la magia de todo lo que ocurría alrededor, por eso fue que me impactó tanto. Por ejemplo, venían los niños, se cruzaban los perros, venía gente que se acercaba a ver, gente que estaba sorprendida, bueno, en ese momento no estaba de moda estar en el espacio público, entonces era algo que impactaba mucho alrededor y pasaban muchas cosas al mismo tiempo y eso fue lo que a mí realmente me encantó. Así que fui descubriendo y también fui habitándolo al espacio y entendiéndolo y ahí me di cuenta de cuán importante era estar ahí y también poder educar, es decir, tener presente la idea de integrar, de ser parte de toda la comunidad. Y fui entendiendo muchas cosas a medida que estaba ahí en el espacio, aprendiendo del espacio y sabiendo que también era un compromiso social y cada vez lo sentía más fuerte, al ver cómo llegaba la gente con su ánimo, generalmente muy vulnerable, muy triste y cómo a medida que los vínculos se fortalecían y las redes solidarias cada vez se ensamblaban más, empezaba a transformar todo en uno y en toda la comunidad. Cada vez eso fue más impactante y fue más para tener conciencia, entonces también empecé a escribir mucho sobre lo que iba pasando, sobre lo que iba sintiendo y compartiéndolo. Me di cuenta que también la palabra era algo muy importante, por eso empecé a utilizar el micrófono y cómo el uso de la palabra y el sentido del mensaje se iba expandiendo a las personas y cómo cada uno lo iba transmitiendo desde ese lugar.
¿Cuál es la dinámica: seleccionas temas o ritmos particulares para cada día? ¿Qué días y horarios son? ¿es a la gorra o con un abono? ¿hay participación de músicos en vivo también?
Es un taller que empieza con una ronda siempre, con acondicionamiento y después se va variando la dinámica, por ahí se baila en grupos, por ahí se baila de a dos, por ahí se crean cosas en grupos. Hay momentos en los que yo transmito la historia de la danza con la coreografía, y momentos donde hay creatividad grupal, que eso me gusta mucho que ocurra, poder crear también, y poder expresar momentos más libres. Bueno, el taller es a la gorra, siempre fue a la gorra, solamente se hace un bono contribución cuando hacemos los cumpleaños, porque tenemos un despliegue muy grande para poder llevar adelante el evento ya que se llega gente de todas las épocas. Los lunes hacemos taller de ritmos, donde hay una propuesta que se llama Trascender en ritmos, que son todos ritmos variados, puede salir cuarteto, cumbia, merengue, chachachá, jazz, todos distintos, y el trabajo tiene momentos libres y momentos coreográficos. Y después los jueves y los sábados, taller de folklore. Siempre con el formato de ir invitando a artistas independientes, que es algo que hago desde el 2016. Mi idea también fue que se pueda tomar conciencia del valor del arte independiente, y se pueda acompañar a los artistas. Bailar La Plaza es un público que, en general, cuando algún artista va a tocar a la gorra, después el grupo acompaña a ese artista. A muchos han acompañado en el proceso de recién empezar un proyecto hasta llegar a lugares más expansivos. Bailar la Plaza es un grupo que acompaña mucho a los artistas, que tiene esa idea y esa conciencia en general.
El proyecto se ha expandido a otras regiones. Contános sobre esto.
Sí, en el 2016 yo estuve en Plaza de la Intendencia, en el 2017 empecé a recorrer muchas plazas de Córdoba, de distintos lugares, y después también empecé a hacer viajes y a llevarlos, por ejemplo, a San Luis y otras provincias. En plena pandemia, yo me aseguré de hacer todo el protocolo, todas las coreografías las modifiqué para que termináramos lejos, con barbijo y todo, pero poder estar en el espacio, y eso despertó el interés de periodistas. Salimos en el diario, después en la televisión y, desde ahí en más, me empezó a escribir muchísima gente por Facebook, de distintas provincias, que me preguntaban si me podían llamar por teléfono y me hablaban y yo les explicaba cómo poder hacer un proyecto así en el espacio público. Qué tenían que tener en cuenta, en cuanto al protocolo, y entonces salió muchísima gente a los espacios públicos y así fue como se expandió más la idea por las redes también, ocurrió muchísimo eso.
Se ha creado como una comunidad de bailarines, ¿verdad? Es así que celebran Nochebuena juntos y otros eventos colectivos, más allá de la juntada a bailar.
Sí, se ha creado una gran comunidad en Bailar La Plaza, porque bueno, digamos que la gente en un espacio libre va y viene, pero algo muy hermoso que ocurre es que traen a amigos y esos amigos traen a otros amigos y le dicen a los parientes y de repente llega el pariente y capaz que la primera persona que llegó no pudo venir después en tres años, pero sí vino la mejor amiga y después la amiga de ella y es como que se hace una gran cadena. Y algo maravilloso que pasa con los grupos es que, por ejemplo, los del primer grupo del año 2016 todavía siguen en contacto todo el tiempo, se siguen acompañando en todos los momentos más importantes de la vida y hasta el día de hoy se juntan. Se juntan a festejar y a veces a ayudarse. Por ejemplo, a un compañero, nunca me voy a olvidar, se le prendió fuego la casa, entonces el grupo vino y me dijo, 'Verito, tenemos que hacer algo, ¿Qué podemos hacer?' Bueno, llevábamos una peña y ellos la resignificaron y me dijeron, 'bueno, le vamos a poner la Peña del fuego porque de todo esto negativo, algo positivo va a surgir y estamos todos unidos'. Y fue así que hicimos tres o cuatro peñas del fuego y se pudieron solventar los gastos para esa casa que se quemó. Ese es un ejemplo, pero de muchísimos que ocurren cotidianamente, está todo el grupo para ayudarse. Así como ese grupo, todos los del 2016 al 2024 tienen ese fortalecimiento grupal y esa forma de vínculo que están pendientes unos de otros y creo que eso es lo que hace que trascienda todo, ¿no? Y bueno, la Navidad la pasamos juntos desde el 2016. Yo me di cuenta de que la fecha de la fiesta ponía todo muy complejo emocionalmente, entonces dije ¿por qué no pasar la Navidad acá? ¿Por qué no podemos resignificar el espacio y pasar una Navidad distinta donde no haya discusiones, donde podamos hacer arte, donde podamos bailar, donde podamos resignificar tantas cosas que ocurren e integrar socialmente?. Así empezamos a pasar la Navidad, junto con toda la gente que por supuesto está en la calle o que viene a visitar a sus parientes que están en el hospital y sale a dar una vuelta en la plaza o que ha viajado y queda en la plaza durmiendo y otra que también decide 'no quiero vivir más discusiones en la mesa, no quiero pasarla mal, no quiero comer y que después me lleven a dormir a mi casa'. Generalmente las personas mayores pasan por esas situaciones, entonces deciden empezar a pasar la Navidad en la plaza. Y así que, bueno, estos ocho años lo pasamos en la plaza y es un momento maravilloso realmente.
Te han reconocido en varias oportunidades, con diferentes distinciones. ¿Cuáles son?
Sí, hemos tenido reconocimiento de Jóvenes Innovadores, que fue el primero en el año 2021, por ser una propuesta de innovación pública de la ciudad, y gracias a eso también pudimos hacer el documental de Bailar La Plaza. En el 2022 recibimos reconocimiento de la Legislatura de Córdoba y Beneplácito del Concejo Deliberante de la ciudad, también. Después en Córdoba GovTech fuimos seleccionados para hacer una formación para un nuevo proyecto de Arte, Tecnología y Cultura. Siempre hemos recibido también mucho reconocimiento de los medios, que nos hacen entrevistas, videos, y bueno, mucha gente que nos apoya de distintos lugares, así que eso nos ha impulsado muchísimo.
El documental es muy hermoso y revelador, donde se ve la esencia del proyecto. ¿Cuándo y cómo se realizó?
El documental se llama La danza de lo posible, lo realizamos en el año 2022 junto a Sonia Veragua, y plantea este nuevo paradigma de estar en el espacio público, y no solamente de la idea de voy a bailar solamente en la plaza, sino de tener una mirada educativa, una mirada que vaya generando este mensaje de integrarnos, de poder transformar, y de poder sobre todo generar estos vínculos que hacen que solidariamente trascienda todo, ¿no? Más que nada el documental trata sobre eso, y mi mirada de estar en el espacio público, de lo importante que es tener una mirada atenta, tener una escucha activa a todo lo que va sucediendo, y no solamente al paso de danza, sino todo lo que sucede alrededor. En las calles, con la gente de la calle, y todas las cosas que podamos transformar con este sentido de comunidad.
¿Qué proyectos hay para este 2025, en lo personal y colectivo?
Para este 2025, sí, hay muchos proyectos. Estoy escribiendo un libro de Bailar La Plaza, con un poco la mirada pedagógica, pero también con las historias y con todo lo que ha sucedido en estos años. Y también doy clases en diferentes espacios desde hace muchos años. Como, por ejemplo, en el Centro de Jubilados Abogados de Córdoba, y en Jubinar, que es el Centro de Ingenieros Jubilados de Córdoba. Estoy además en el Espacio Ilia. Estoy también en un proyecto que se llama Bienestar de la Universidad Provincial. Bueno, la idea es continuar eso, se van ensamblando sus proyectos y también esa gente va llegando al espacio público. Y vengo con un nuevo proyecto de Tecnología, Arte y Cultura, que es también de integración social, pero que además incluye lo tecnológico desde un nuevo sitio web. Así que eso es lo nuevo que se viene. Y siempre con la alegría de compartir la danza y de que se expandan estos espacios de integración social con un sentido comunitario en red.
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