Ruben Torri, maestro eterno
Con el maestro tuvimos una conexión impresionante desde el primer día. Me animo a decir que fui su último discípulo y por esas cosas de la vida, también terminé siendo su médico gerontólogo. Me cuentan sus hijos que en sus últimos días, entre los sueños hospitalarios me llamaba: "Petiso cazá la mandolina, Lucchettita andá al vestuario de Falucho". ...
















